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sábado, 18 de julio de 2009

ENTREVISTA A MARIANA CINCUNEGUI


El tiempo de la pausa justa

La autora del mítico "Piojos y piojitos", editó el cd "Alasmandalas". El concepto pasa por bajar un poco el ritmo.

Por: Vivian Urfeig

CANCIONES Y MANDALAS EL DISCO VIENE CON DIBUJOS REALIZADOS POR LOS CHICOS DE SU TALLER.

Bajar un cambio, crear un refugio, una ventana para experimentar la música desde el lugar del juego y el disfrute. Esta es la propuesta integral de Mariana Cincunegui, música y docente con larguísima experiencia en el universo infantil, que acaba de lanzar el disco Alasmandalas. Original por donde se lo mire, el trabajo cuenta con las voces de los chicos del taller experimental, y de artistas de la talla de Ernesto Jodos. Se trata de siete canciones deliciosas y un libro para pintar mandalas realizados por los alumnos.

Cuenta Cincunegui (el mítico Piojos y Piojitos, Los Pandiya) que el concepto de mandalas (palabra en sánscrito que significa "círculo"), surgió a partir de la maternidad. Mecer a su bebé "siempre igual, cantando en círculos..." La misma idea circular también apareció, en un momento, en el taller, cuando una nena le mostró un cuaderno con mandalas. Y empezó a probar su efecto tranquilizador en las clases.

"Los chicos venían muy pasados de rosca, sobrecargados de actividades -cuenta la artista-. No estaban en el estado ideal para hacer música. Entonces empezamos a pintar mandalas en clase, que les dio una fuerza muy poderosa. Pero sobre todo los relajó mucho, los ponía en pausa y los reconectaba con ellos mismos".

A partir de este "estado mántrico", Cincunegui consiguió melodías reconfortantes, con impronta de jazz como Canción Redonda (canción que circula por el corazón dibuja una rueda de amor...), o Rang De (alas mandalas a jugar, vueltas y vueltas sin parar). El disco también incluye versiones de Love, de John Lennon y Across the Universe, de Paul McCartney. "Cruzar fronteras, salir del español fue una apuesta que salió muy bien, porque de alguna manera nos permitió conocer otros idiomas y jugar con onomatopeyas", apunta Cincunegui.

El disco se grabó durante cuatro sesiones, donde alumnos y músicos ensayaron, pintaron y se escucharon. "Hubo más de 70 horas de canciones cantadas por los chicos. Todos grabaron todo, así se pudo abordar el clima de la música y se lograron piezas emocionantes", cuenta.

Cincunegui aprovechó las grabaciones para mostrarle a los alumnos que "un músico es un tipo que estudió, trabajó y probó mucho. No es un famoso, no es un resultado". Así, los chicos tomaron contacto con Ricardo Nolé, Juan Cruz Urquiza, Daniel Maza y Sergio Verdinelli. Y los músicos, "pudieron volver a su niño interior, jugar y tirarse a pintar".

Hace 22 años que Cincunegui da clases y nota que los chicos cada vez tienen menos espacios para practicar. "En otras épocas era muy común practicar un instrumento en casa, durante la semana. Ahora sólo tocan en la clase, porque no tienen tiempo", plantea la cantante, que viró del rock al jazz. "Estoy más grande, estoy sonando más sutil", sostiene.

De su criatura, el disco, dice que es "música que circula sobre un eje, palabra, ritmo, sonido hecho loop, mantra. Alasmandalas es, sobre todo, un juego, expresión hecha de música y dibujos, de muchos para muchos. Amor que se reparte y refugio ante tanto caos". Una propuesta con chicos, para grandes que también disfrutan sonidos que pintan y colores que cantan.

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