En tres días concentra lo mejor del rock anglosajón, con énfasis en los sonidos de última generación, aunque tiene reservado un lugar para los grupos clásicos.
Por: Alfredo Rosso
Kings of Leon haciendo "Molly's Chambers".
En 2009 las cabezas de cartelera fueron los Kings of Leon, grupo capital en el renacimiento del rock sureño estadounidense, The Killers -banda reconocida por su dramatismo escénico y su delicado acento melódico- y Blur, de regreso a las lides rockeras después de un hiato de una década. Pero esta edición de T In the Park tuvo también su caudal de sorpresas, comenzando por la reaparición de The Specials, que treinta años atrás encabezaran junto a Madness la explosión del movimiento ska inglés, primordial en la integración de la cultura británica y la de los inmigrantes jamaiquinos.
Fueron justo lo que necesitaba una tarde de sábado de inusual cielo azul escocés, y muy pronto el ritmo irresistible de clásicos como A Message to You, Rudy, Stereotypes y Ghost Town hizo bailar a fieles y neófitos. A esa altura, el escenario principal de T In the Park había albergado ya las impecables coreografías que rodearon el soul-funk de Lady Gaga, la curiosa impronta de crooner moderno de Paolo Nutini y el rock elegante de Franz Ferdinand.
Con todo, en los dos primeros días de festival el punch principal estuvo en el segundo escenario, el que patrocina la revista musical NME. Allí Nick Cave hizo de tripas corazón con el hecho de tener que tocar al mismo tiempo que los favoritos Kings of Leon y brindó un recital inolvidable. Por entrega, por nivel técnico, por dramatismo, Cave y sus Bad Seeds mostraron por qué son un referente insoslayable del rock de hoy, recorriendo piezas claves como The Mercy Seat, Tupelo, Dig Lazarus Dig y una descarnada versión de Stagger Lee, esa oda a un bandido impenitente, que es parte integral del folclore anglo sajón. El mismo escenario fue testigo del regreso eléctrico y contundente de Jane's Addiction que le puso una pizca extra de adrenalina y rabia rockera a un sábado que había quizás excedido un poco su dosis de "corrección política" pop.
El día final de T In the Park tuvo dos protagonistas hegemónicos: Lily Allen alegró los corazones con su pop feminista y desfachatado. Con un vestido de gasa negro cuasi transparente, que resaltaba su imagen de vamp teenager, la Allen concluyó un set dinámico y sin altibajos con ese himno a las chicas cuyos novios no las saben satisfacer: It's Not Fair, hit vertiginoso que corearon los diez mil espectadores ¡y no sólo las chicas...! La otra presencia excluyente del domingo fue Blur.
El grupo de Damon Albarn que supo pelearle a Oasis el cetro del brit pop hace una década, demostró en su regreso triunfal que ya no tiene que competir con nadie para ganarse un lugar en los corazones británicos. Apoyados por una sección de bronces y un coro femenino, Damon y los suyos volvieron con aplomo y con una madurez en la recapitulación de sus grandes temas (como Country House, Coffee And TV o Tender) que sólo da el paso del tiempo. Los despidió una merecida ovación de las treinta mil personas que rodeaban el main stage en ese momento. Entre uno y otro recital hubo lugar para un excelente show de los renovados Pet Shop Boys, con una colorida y sofisticada coreografía, y un cálido set de Regina Spektor que conquistó a los corazones escoceses con su registro cristalino y la natural identificación que provocan en la audiencia los vulnerables personajes de sus letras.
Siendo un festival que privilegia los nuevos valores, hay que ponerle mucha atención al grupo The Law, practicantes de un punk pop con hambre de gloria, y a Florence and the Machine, comandados por una cantante pelirroja con la soltura y el espíritu desafiante de la primer P. J. Harvey.
Bordeando la medianoche del domingo, se fue T In the Park 2009, con una espectacular salva de fuegos artificiales y con algunos fiesteros insaciables que desafiaban el vértigo de los juegos más extremos del parque de diversiones, quizás como una forma de conservar alta la adrenalina por otros medios, después de tanta y tan buena música como nos dejó el festival escocés.
Nick Cave & the Bad Seeds interpretando Deanna.
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