La música como camino existencial
Es uno de los compositores más prestigiosos de Sudamérica y está de gira por el país con un concierto de dúos entre guitarra y piano. Egberto Gismonti revela sus influencias, sus proyectos discográficos y elogia las figuras de Astor Piazzolla y Atahualpa Yupanqui.
Por: Pablo Comisso
- ¿Cómo se gestó su peculiar estilo en el que confluyen músicas eruditas con diferentes géneros del folclore brasileño?
- Los brasileños somos muy mixturados y yo, al tener una madre italiana y un padre libanés, tuve siempre una orientación muy contradictoria. Mi padre había venido del Líbano, de Beirut y su familia provenía de una aristocracia que tenía el piano tradicional como instrumento principal. A través de él, me vinculé a una música muy aristocrática, de una cultura muy europea, que llamamos en Brasil clásica o erudita. Por otro lado, mi madre –que vino de Catania con mi abuela– siempre decía: 'está muy bien el pianoforte, pero no puedo cantar, preciso la guitarra para la serenata'. Toda mi vida tuvo vertientes diferentes de la música popular de baile y de la música de concierto. Esto sucedía en Brasil que es un país donde la música popular y la música culta se mixturan. Nuestra música más culta es la de compositores como Carlos Gomes, Heitor Villa-Lobos o Claudio Santoro; son músicas de fundamento folclórico, todos conocen la melodía, la naturaleza de esa música.
- Después de más de cuatro décadas de carrera, en las que tocó con todo tipo de formaciones y compuso las músicas más disímiles, ¿qué lo estimula hoy?
- La mixtura de razas que existe en Brasil es un estímulo muy grande y Mario de Andrade, la figura central del modernismo brasileño, me sigue alentando. Me interesa sobremanera la cultura folclórica brasileña y lo que pretendí a través de mi música fue procurar una expresión próxima a la libertad del folclore de un país que tiene una mixtura muy intensa. Mario de Andrade marcó un antes y un después en Brasil. El se envolvió con todas las expresiones artísticas porque pretendía ser, y fue, el mejor representante del modernismo brasileño en todos los lenguajes artísticos. El movimiento tropicalista brasileño, creado por De Andrade en los años veinte, fue el fundamento del desenvolvimiento cultural, casi un principio folclórico de actitud existencial, un fundamento de vida. Los brasileños deberíamos descubrir el lado positivo de ser el resultado de muchas mixturas de razas, que fue lo que hizo el tropicalismo. Mario de Andrade no sólo influenció a las generaciones de su época sino que perdura de forma muy viva hasta hoy, influenciando a artistas en todas las áreas. Sirve de modelo a todos nosotros.
- Hace tres años contó que, continuando su inusual forma de manejarse que lo llevó a fundar el sello Carmo y editar el periódico Jornal Caipira junto con sus discos, soñaba con poder regalar su música.
- Estas actitudes poco comunes provocan reacciones muy complicadas y yo tengo contratos firmados con compañías internacionales, pero después de más de tres años viendo cómo se podía hacer, finalmente, hallé la formula. Se pensó que pondría los fonogramas a disposición en Internet pero no es eso, lo que estoy haciendo es producir discos con los sellos ECM y Carmo como socios. Tras evaluar varios formatos haré tres lanzamientos, cada uno con un disco doble, en mayo, julio y octubre y ahí podré, tras más de tres años de discusiones internacionales de derechos, regalar finalmente estos discos. El primero es una caja con dos discos: uno de orquestas de mujeres cubanas tocando una pieza para orquesta de cuerdas dividida en siete movimientos, que es un tributo a la mixtura brasileña y otro llamado Duetos de dúos de guitarra compuestos y arreglados por mí y por mi hijo, que es lo que voy a presentar en Argentina.
- Siempre planteó que a la cultura europea clásica, la conoce, la estudió, pero no le interesa, que lo que le importa es la cultura brasileña y sudamericana. ¿Qué otras músicas y culturas sudamericanas le interesan más allá de Brasil?
- Depende del período, recientemente conocí la música de Atahualpa Yupanqui y pude escucharlo hablando de su vida, sus criterios literarios y su concepción del mundo y estoy interesadísimo. Tengo contacto con el folclore argentino a través de amigos como Silvia Iriondo, Lito y Liliana Vitale, Verónica Condomí y Rodolfo Mederos. En noviembre fui a Argentina y conocí a muchos músicos, partituras y discos como la obra del gran compositor Alberto Ginastera, la importantísima colección de cd's y partituras "Guitarras del mundo", que es una especie de memoria de la guitarra argentina, y al cuarteto de saxofones Scaramouche. Eso me dio un panorama de la música latina que no tenía oportunidad de conocer. Cada vez tengo más interés y estoy estudiando mucha música argentina a través de partituras a las que accedí.
- En el disco "Danca das cabecas" tituló un tema "Tango "y en "Casa das andorinhas" hay otro llamado "Otro tango". ¿Cuál es su relación con este género musical?
- Es la misma relación que tengo con el fado portugués. No toco fado, pero el fado es un sentimiento que aprendemos a tener y a vibrar, el tango es un sentimiento que aprendemos a tener y a gozar. Cuando compongo una música llamada tango hago un homenaje al sentimiento del tango pero no tengo la pretensión de componer un tango. Conozco el sentimiento del tango que tiene cierta dramaticidad, que también forma parte de la cultura brasileña, por eso el homenaje.
- Hablando de música de Buenos Aires, es conocida su admiración por Astor Piazzolla.
- Piazzolla fue extraordinariamente importante no sólo para la música de Buenos Aires o de Argentina sino sobre todo para América del Sur. Tuve el inmenso placer de ser llamado por Fernando Solanas en los años noventa, cuando sufrió el atentado, para terminar la música del filme El Viaje que había comenzado a escribir Astor. Felizmente tuve la oportunidad de estar con él cuando ya estaba en el hospital. Siento una admiración y un respeto extraordinarios por Astor, es una de las personas a la que debemos reverenciar todos los días, como hacemos en Brasil con Tom Jobim, Baden Powell o Villa Lobos.
- Hace seis años tocó en el Teatro Colón ¿qué significó esa experiencia y cómo ve lo que sucede actualmente con el teatro?
- Después que toqué allí en un concierto que fue un momento sublime de conexión entre el público y la música, una reverencia a una música extrema, linda, maravillosa; me pasé meses intentando la autorización del teatro para hacer un cd y nunca fui autorizado ni me dieron una explicación razonable. Después supe por la propia Marta Argerich que le prohibieron entrar al Colón. Es difícil comprender que un teatro le cierre las puertas a una de las mejores representantes de su cultura como es ella. Si el Teatro Municipal de Río de Janeiro le cerrara la puerta a músicos representativos brasileños, los brasileños reaccionarían de manera muy violenta porque respetan mucho la cultura de su país. Estoy muy triste de saber que una maravilla de teatro como es el Colón esté cerrada, es impresionante. No entiendo no sólo al Teatro Colón sino a toda América del Sur que esté siempre dirigida con falta de sensibilidad cultural y artistica.
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