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sábado, 30 de mayo de 2009

FIDEL NADAL-BAHIANO_Somos músicos todo el año


"Somos músicos todo el año, no un verano"

Contemporáneos, fueron pioneros en los '80 en hacer reggae. Uno, Fidel Nadal, con la banda punk Todos Tus Muertos; el otro, Bahiano, con Los Pericos. Eran años en que se sabía muy poco del ritmo jamaiquino. Ahora que la escena de reggae criollo parece cada vez más sólida y masiva, se juntaron para analizar la actualidad musical. Y para recordar aquellos años locos.

Por: Gustavo Bove
Juntos son demasiado. Con una caligrafía certera, escribieron las bases que hoy sostiene a la liturgia del reggae argentino, una escena protagonizada por decenas de bandas cada vez más sólidas y masivas.

A uno se lo conoce popularmente como Bahiano (Fernando Javier Luis Hortal, delata su DNI), mientras que el otro se presenta en sociedad con su mote real: Fidel Nadal, omitiendo a Ernesto, el segundo nombre que su padre le colocó en honor al revolucionario Che.

Ni en el sueño más cannábico, Bob Marley habría imaginado que donde se termina el mapa le iban a florecer estos dos apóstoles de descendencia afro, fogoneados en los años '80. Fidel y Bahiano. En definitiva, ambos materializan el binomio perfecto para ensayar una explicación acerca de cuándo fueron los primeros chispazos del romance incondicional que unifica al reggae con el público criollo.

¿Fue Sumo la primera banda en demostrarles que se podía tocar reggae fuera de Jamaica o Inglaterra?

Fidel: Cuando Sumo tocó reggae, comenzó algo que sonaba un poquito mejor. Porque acá había mucho underground, se tocaba reggae, pero no se lo tenía muy bien.


Bahiano: Además, yo escuchaba a The Clash con el disco Sandinista!, que tenía mucho de reggae blanco. También, en esa época sonaba mucho The Police que era blanco, como el de UB40, que era un reggae de Birmingham, fino, elegante. Pero, cuando descubro Marley, el primer disco que me compro que fue Kaya, ahí me cambió toda la escena. Hoy en día, armás una banda de reggae y ya tenés íconos nacionales, latinos y de afuera. En ese momento, eras un autodidacta, porque tenías otra influencia que venía del punk, del rock o del pop... No había una matriz de lo que era el reggae argentino.


¿Y creen que ya existe esa matriz, ese sonido local?

Fidel: Sí, sobre todo en la cadencia, esa cosa melancólica, cercana a lo tanguero. La escena argentina está mejorando mucho y a pasos agigantados. Desde que nos pasábamos los casetes hasta hoy, ha avanzado muy rápido. Creo que ha ganado masividad, calidad, cantidad. Ha ganado por todos lados. Y no creo que sea el techo, aún tiene para más... El reggae llegó para quedarse acá, como un estilo fuerte y al lado de otros también fuertes como lo son la cumbia y el rock. Es algo ya grande, porque la gente lo hizo así.


Bahiano: Igual, es diferente a lo que pasa en otros lugares donde hay negros, con ideales, con bandera y cultura arraigada de siglos, la cual va mucho más allá de nuestros conocimientos. Coincido con Fidel de que acá hay muchas bandas de reggae que están creciendo, pero siento que tendría que haber un poco más de originalidad, sin desmerecer.

Hablan sin parar. Se ríen de sus ocurrencias. Despejan el humo con sentencias arteras. Rememoran los ochenta, cuando entraban a bares darks diciendo que eran hermanos. Comen pizza y fuman. Son Bahiano y Fidel. Uno muestra su pelada a la manera de quien presenta su registro de marcas. El otro esconde sus dreadlocks bajo un turbante, como si fuese miembro de la pandilla rastafari del filme Depredador 2. Se van por las ramas, pero el objetivo siempre es el mismo: el Reggae.


¿Cuál fue el punto de quiebre, donde notaron que el reggae ya no era la música de verano en Argentina?

Fidel: ¡Nosotros somos músicos todo el año! ¡No somos de verano nada más! Lo que pasa es que acá les encanta hacer de la música géneros y subgéneros, y subgéneros del subgénero. Además, les encanta tirar titulares tipo: El tema del verano, La banda del verano... Te suben, te bajan, te ponen, te sacan. Y después todos repiten lo que uno escribió. Porque ahora hay mucho de eso: nadie sabe nada, escriben tres cosas y repiten para zafar. En realidad, el primer quiebre fue cuando salió Bahiano con los Pericos, que en el primer show había 10 personas, en el segundó había 15 y al tercero 500... Lo que a una banda le lleva un año, a ellos les llevó tres shows. ¡Ese fue el primer sacudón! Y más en aquella época¿


Bahiano: Pero, al nivel de darnos cuenta de que iba a pasar algo definitivo con el reggae, fue nuestra visita a Jamaica. Me acuerdo de que estaban todos los medios alterados preguntando si era verdad que estábamos tocando en Jamaica. Preguntaban: "¿Qué están haciendo?", "¡No nos jodan! ¿Es verdad?" (risas) Ese titular de que habíamos tocado en el Festival Reggae Sunsplash, abrió la puerta no sólo en la Argentina sino en toda Latinoamérica, lo que es Caribe. Cuando nos fuimos, tenían una mirada de nosotros. Cuando volvimos, esa mirada cambió. Encima, cuando llegamos acá, explotó Big Yuyo que fue el disco más vendedor que habíamos hecho con 350.000 ejemplares...


Fidel: ¡Es mortal! ¡Le pusieron a un disco Big Yuyo! (carcajadas)


¿No sienten malestar cuando ciertas bandas de acá vinculan al reggae sólo con el sol, la playa y la marihuana, convirtiéndolo en una caricatura?

Fidel: Claro que sí. Lo que pasa es que esa es una mirada superficial, un poco escueta. Puede ser lo primero que salta a la vista. Pero si profundizas un poquito, vas a encontrar un montón de cosas más. Vos escuchas a Marley cantar Get up, stand up y tenés que saber que ahí hay un mensaje por los derechos humanos. Tiene letras de lucha, pero al lado está Is This Love. Sí, es verdad, hay gente que toma al reggae como algo banal pero, bueno, está en nuestras manos demostrarle que hay mucho más.

Bahiano y Jamaica
Jamaica tiene sus caminos: tiene religiosidad y el roots. Pero también tiene rap, el dancehall, el raggamuffin, el hip hop tipo gansta. Entonces, cuando vuelvo de Jamaica a mí me sale Párate y mira, que tenía una base bailable, que era lo que veía en la calle con los soundsystem, que se hacían en Kingston y a los que no podíamos entrar nosotros por ser blancos. Entonces, la gente de Steel Pulse, que estaba en el mismo hotel que nosotros, nos llevó. Y vi la verdadera Jamaica, la pesada. Me invitaron a conocer a la madre de Shabba Ranks, que era una vieja que estaba sentada con la gambas abiertas y tomando aguardiente (risas) Y después, nos llevaron al Trendstown, que es como la villa de acá. Recuerdo que cuando me subí al escenario del Sunsplash, lo primero que hice fue mirar para atrás y miré el sinfín que dice "Uniendo al mundo con esta música", y me dije: "¡Esta foto la vi en los libros y estoy acá!". Era el sueño del pibe.

Fidel y Jamaica
Cuando llegas a Jamaica, entendés realmente lo que es el reggae. El tema es que allá se respira reggae, pasan los autos con el reggae sonando, las radios lo tienen. Está por todos lados. El reggae es Made In Jamaica. Hay fiestas todas las noches. Es la cuna, es la fuente. Me acuerdo de que cuando llegué a Kingston me tomé un taxi y, cuando llegamos al hotel, miro que era uno bastante bien, medio careta, de turistas. Entonces, le digo al taxista: "¡Flaco, a mi llevame donde están los jamaiquinos! ¿Por qué me traes acá? ¿No me ves cómo estoy vestido?" (risas) Claro, yo venía con el gorro rasta, los dreadlocks... Ahí, el chabón me dice: "¡Ah! ¿querés ir donde están los negros?" Y salió arando con el taxi, hasta que me metió en un hotel que ni te cuento, ¡de terror! (risas) Allí, el pibe me dice: "¿Vos querías ver negros? ¿Estás seguro de que querés quedarte?" (risas)¿ Ahí, me di cuenta de que Jamaica no es fácil para nadie.

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