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sábado, 8 de agosto de 2009

JAIME ROSS: "Grabo lo que se me ocurre"


El nuevo disco de Jaime Roos repasa algunas de sus composiciones menos difundidas pero que, aun así, calaron hondo en la memoria de sus seguidores más devotos. Aqui el músico uruguayo dice que escribe sobre los grandes temas universales, aunque desde una óptica callejera.

Por: Nora Viater

“SIEMPRE FUI INDEPENDIENTE”, dice Roos. Y admite que si en alguno de sus discos aparece una canción de tono hermético, no se preocupa demasiado.

Son diecisiete canciones. Dieciséis, en realidad, si se cuenta "Una vez más" en dos versiones, una "radiable". Todas canciones "de álbum", elegidas para que juntas suenen como en un mano a mano entre Jaime Roos y el público. En el último disco del músico uruguayo, Hermano te estoy hablando, no hay grandes éxitos, pero sobre todo no hay hits. Son dieciséis canciones entrañables y densas a un mismo tiempo, casi podría decirse que de una época: la de los últimos 70 y los primeros 80. A ver: sin melancolías, estos temas evocan una forma de escuchar música: son temas de vinilo, de púa Shure sobre el disco. Las canciones, grabadas en parte en vivo y en parte en estudio con los músicos Hugo Fattoruso, Nicolás Ibarburu y Gustavo Montemurro, son de los discos Siempre son las cuatro (1982), La Margarita (1994) y Fuera de ambiente, (2006), entre otros.

-¿Qué pasa en relación al tiempo transcurrido y estas canciones? ¿Son las mismas, son otras?

-No creo que se hayan puesto rancias. La emoción es exactamente la misma; son canciones atemporales. A mucha gente le es imposible decir cuál se grabó primero porque apuntan hacia un mismo lugar, tienen un determinado estilo, y son de una misma familia. Entonces creo que, esencialmente desde mi tercer disco (Aquello) en adelante, las canciones, todas ellas, podrían haber sido escritas ayer. El primer álbum es directamente un examen de ingreso y el segundo es ya una consolidación de climas, pero sin llegar a la síntesis. En Aquello finalmente llegué a la síntesis de la canción popular que quería hacer y encontré mi estilo.

-Recién decía que era un show difícil y que ahora se está ablandando. ¿Por qué difícil?

-Porque son arreglos complejos que tienen que ser interpretados exclusivamente por cuatro músicos. Luego de un tiempo de tocar –esto pasa siempre– se ablanda. Y ahora estamos subiendo al escenario con cierta tranquilidad.

-El año pasado, para los primeros shows, dijo que éste era un concierto de "canciones escondidas". ¿Por qué?

-Bueno, ya no (se ríe). Este es un show de canciones de álbum. Son esos temas que son muy importantes en un disco pero que no son aptos para la radio. Al no difundirse masivamente, la gente no los conoce. Y no se vuelven hits... bueno, quizás nunca deberían volverse hits. Tengo muchos hits y no reniego de ellos; son canciones a las que quiero mucho, las quiero tanto como a las otras, pero no son más importantes que las otras. Para la gente a nivel masivo sí, pero no para mí. Por ejemplo, Siempre son las 4 es un álbum que tiene dos canciones muy importantes: Hermano, te estoy hablando y 15 Abriles"(Apareciste entre la gente/ los labios rojo sangre / te hacían juego con el vestido marfil). Sin embargo, el hit de ese disco fue Adiós, juventud, pero el álbum sin Hermano, te estoy hablando no tiene sentido. El público que escucha los álbumes completos repara en esas canciones, y toma algunas de ellas como favoritas.

-En los shows que hizo en La Trastienda parecía sonar "Para espantar el sueño", uno de los primeros discos que grabó y que se difundió en 1978...

-Ese es un álbum muy particular, bastante volador, y sofisticado; entonces no me sorprende en absoluto que este concierto, que tiene muchos temas con esas características, te haya hecho acordar a ese disco, que tiene un solo hit, Retirada. Es un disco difícil de escuchar, de climas.

-¿Cree que los años hicieron de estas canciones otras? ¿Por qué eligió temas como "Chacaloco", "Ella allá", "Hermano te estoy hablando"?

-No, no creo que los años hayan hecho de estos temas otros. Son los mismos de siempre. Lo que pasa es que, como me dijo Hugo Fattoruso, "están todas juntas". Varias de estas canciones estaban incluidas en álbumes con cierto repertorio y yo siempre fui muy independiente en el momento de grabar los discos. Todo lo que me preocupo por hacer espectáculos que le gusten a la gente cuando toco en vivo, porque me siento como el anfitrión de una fiesta que doy en mi casa, en los discos es lo opuesto: no me importa la opinión de la gente; el contacto es mano a mano, uno con uno, en la casa de cada uno, y grabo lo que se me ocurre. Y si hay una canción un poco sofisticada, un poco hermética, no me preocupa. Le pregunté a mucha gente cronológicamente, "¿qué canción salió antes?" Y no saben responder, porque parecen hechas de una sola tirada. Estas canciones marcan un aspecto mío, ciertas profundidades personales, no son las canciones escritas en tercera persona, como las murgas, en las que puedo reflexionar sobre la muerte, la soledad o el desengaño, pero de todas formas lo hago de una manera social, callejera, con la cámara puesta a quince metros de la escena, un momento en que la gente baila, insisto, más allá de la profundidad del tema. Estas canciones son más para mí. Traté de buscar aquellas que tuvieran un buen equilibrio entre la calidad musical y la calidad de las letras.

-¿Por qué ahora este show?

-Era algo pendiente hace más de diez años, muy lejano. Mis amigos me lo pedían, y los fanáticos de la vieja guardia también. No se daba, hasta que se dio. Porque a veces las cosas tienen un tiempo, y se dan porque sí sólo en determinado momento. Me preocupé especialmente porque se explicara el espectáculo que íbamos a hacer y el que avisa no es traidor. El show, y lo digo sin falsa modestia, ha tenido un éxito mucho mayor del que yo esperé. Yo me veía tocando esto en algún pub, para un público reducido, ese público histórico especializado, y para nadie más.

-¿Cree que para su público también era el momento?

-Por lo que estoy viendo, sí. El show, y te lo digo sin ninguna falsa modestia, ha tenido un éxito mucho mayor del que yo esperaba. Yo me veía tocando en algún pub, café concert, para un público reducido, precisamente ese público histórico especializado, y para nadie más. Y me llevé la enorme sorpresa con muchísima gente que no conocía las canciones pero igual quería escucharlas. Después, se interesó mucha gente joven, incluso. Terminamos haciendo cinco teatros Solís en Montevideo, en Córdoba fueron mil personas, en Santa Fe llenamos el teatro... Debo decirte que esto recién empieza. Porque el hecho de que la gente tenga el álbum, tenga la oportunidad de escuchar las canciones dos o tres veces, leer las letras, analizarlas, sentirlas, incorporarlas, hace que después tenga más ganas de ver los temas en vivo. Y es un hecho que cuando nosotros –y te incluyo y me incluyo– escuchamos dos o tres veces una canción, la disfrutamos mucho más al presenciarla en vivo. Porque ya hemos captado una serie de claves que de primera, no tenemos.

-¿Por qué incluyó canciones de "La Margarita"? ¿Y cómo funciona? Porque es una historia que empieza y termina.

-Nunca había tocado temas de La Margarita en vivo. Nunca. Es un estreno. Ahora, en el show, es como un capítulo aparte del resto de las canciones, precisamente porque tiene el mundo letrístico de Mauricio Rosencoff. A pesar de que las músicas son mías, los textos son de él, y le confieren otra dimensión.

-Fattoruso dijo que este show era un bálsamo. Algo que podría decirse de la versión que él hace de "Carta a poste restante".

-Sí, es un momento cristalino, purificante. Es una versión muy elevada. Se me pone la piel de gallina de pensar en el momento en que él canta esa canción. Y creo que fue un acierto, cuando armé el show, invitarlo a él a que interpretara una canción mía, pero que lo hiciera solo. Y es una versión magnífica.

-¿Por qué los eligió a ellos, a estos cuatro músicos?

Porque son los mejores. Y porque son mis amigos.

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