El lunes 9 sale su nuevo disco Se titula "Reality Killed the Video Star". No quiere hablar de regreso, y cuenta por qué dejó Los Angeles y retornó a Inglaterra.
Por: Gloria GuerreroSi alguna vez dijo, con énfasis, que iba a dejar de fumar, se ve que no. Durante la media hora.de videoconferencia internacional, sentado en su silloncito verde en Londres, Robbie prende un cigarrillo cada ocho minutos. Y usa fósforos de cajita. Peinado con un jopo tan puntudo que sería la envidia de Johnny Bravo, el hombre pone mala cara cuando se le menciona la palabra "regreso".
Es que después de Rudebox (2006) poco y nada se supo de él y, justo es decirlo, las críticas no fueron nada benevolentes con aquel trabajo, al cual se llegó a definir como "un cocoliche de electro y mal rap". Este lunes 9 de noviembre, tres años después, llega al mundo Reality Killed the Video Star (La realidad mató a la estrella del video), el nuevo álbum con el que el inglés pone toda la carne en la barbecue. "Estuve alejado un tiempo, sí... pero muchas personas esperan dos o tres años para editar un álbum, y nadie les dice que por eso han regresado...", se enchincha. "George Michael sacó un disco después de diez años y nadie le dijo: ¡Volviste...! Es simplemente un disco nuevo. ¡No es rendir un examen! Bueno, pero si vamos a usar la palabra regreso...", se va calmando, "esto sí es un regreso, de alguna manera. Básicamente, podríamos decir, es mi regreso a la música del rock y el pop".
Es sabido que, antes de un reportaje, algunos artistas dejan muy en claro qué cosas no se les puede preguntar (porque, si no, se levantan y se van). En la mayoría de los casos, se trata de "no contesto sobre mi novia, ni hablo de drogas, ni mucho menos de religión" o "no hablaré sobre las medias que aquella vez me robé en Carrefour"; en el caso de Williams, la consigna es: "Prohibidas las preguntas sobre OVNIs y fantasmas"(¡!). Es que Robbie ha dedicado los últimos años a la concienzuda búsqueda de cualquier encuentro cercano de cualquier tipo (parece que ya vio tres platos y encontró a un alien, ¡bien!) y, abandonando la ciudad de Los Angeles después de añares, decidió volver en febrero de este año a su Inglaterra natal para radicarse en el condado de Wiltshire: allí yacen los misteriosos restos neolíticos celtas de Stonehenge, "cuna de visitas del espacio exterior". Junto con su novia, Ayda Field, compró -por casi 10 millones de dólares- un antiguo palacete de del siglo XXVIII en el que, tal cual declaró a la prensa (pero ahora no se le puede preguntar), caminaba el fantasma de Catherine Parr, la última esposa de Enrique VIII.
¿Por qué, dirías vos, decidiste volver a Inglaterra y terminar tu disco allá?
Fue genial volver. En Los Angeles sentís que te faltan muchas cosas, porque es una ciudad de tránsito: la gente va y viene, nadie parece pertenecer a ese lugar, y todo eso genera un clima bastante irreal. Yo extrañaba a mis viejos amigos, extrañaba poder volver a escuchar el acento inglés. Quería recuperar mi alma. (Noticia de último momento: hace tres días, la californiana Ayda se plantó: no soporta más la campiña inglesa y quiere volver a los Estados Unidos. "O tu alma o yo." Se verá como sigue este capítulo inquietante.)
Lo de "Reality Killed the Video Star" parece un chiste sobre (o una respuesta a "Video Killed de Radio Star" (El video mató a la estrella de la radio), el célebre tema de los Buggles -que fue además el primer videoclip que se emitió por MTV (1981)-. Y uno de sus autores fue Trevor Horn, quien es precisamente tu productor en este disco...
Mirá, en principio yo había compuesto un tema para mi primera novia, con ese mismo título, en el que dos personas terminan yendo por caminos diferentes y deben separarse, y el estribillo decía: "La realidad mató a la estrella del video". Cuando me encontré con Trevor, mi idea era que el álbum se llamara Il protagonista, como un western spaghetti en el que no se sabía si yo era el bueno o el malo de la película, pero la gente igual me amaba... Se lo conté a mi manager, y me miró y me dijo: "Eso es presuntuoso". Sí, okay, cambié de opinión. Y la canción no volvió a mi mente... pero sí su título. Se lo llevé a Trevor, y le gustó. Y quedó.
En estos tiempos, el productor de un disco significa, cualquiera lo sabe, casi todo. Trevor Horn, conviene no olvidarlo aquí, trabajó con Tina Turner, Paul McCartney, Pet Shop Boys, Yes, Art of Noise, Simple Minds, entre otros pesos pesados de las grandes ligas.
¿Cómo llegaste a este gran productor, a quien tantas veces llamaste "genio"?
Trevor es un artista; la palabra genio no suele pronunciarse fácilmente, en especial en mi caso, pero por cierto es un genio. La primera vez que nos vimos me preguntó: "¿Cuándo te gustaría empezar?". Le dije: "Este viernes". "¡No, ¿en serio?!" Y se rió: "¡Pensé que me ibas a decir que en tres meses...!" Eso le cayó bien. Y a mí no me gustan los estudios de grabación, pero el suyo es muy hogareño: pasás más tiempo ahí que en tu casa, ¿entendés?, y él es como... Emmh... Trevor es como un Google Search, básicamente. Le podés preguntar mil cosas y siempre te da la respuesta. Es en parte artista y en parte terapeuta; es un amigo. Lo busqué porque hace discos asombrosos, es un hombre que sabe cómo conseguir el sonido perfecto.
En "Bodies" decís: "Quiero la perfección..." ¿Llegaste?
(Se ríe) Creo que todos quieren eso. Fijate que los norteamericanos no están nada conformes con su país, pero por otra parte los ves cada día queriendo ser más y más jóvenes... y la vida moderna nos obliga a atarnos un poco a eso, ¿no? Lo leés en los diarios y en las revistas: te dicen cómo te deberías sentir y cómo te deberías ver a vos mismo, y la gente hasta llega a creer que puede mejorar su interior mejorando su exterior. Yo, por ahora, lo que quise hacer es un álbum de pop perfecto. Y creo que sí, que conseguí esa perfección.
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