Bob Margolin El prestigioso ex guitarrista de Muddy Waters viene con la Chicago All Stars Band. Habla de lo que transmite el blues y evoca a su viejo maestro. Actúa esta noche.
Por: Sergio L. Cirigliano
Clarín conversó con su guitarrista y mentor Margolin, ganador en tres oportunidades del Premio Blues Music Awards.
Fuiste guitarrista de su banda entre los '70 y los '80. ¿Cómo eran las giras con Muddy Waters?
Las giras con Muddy eran potentes. El llevaba el blues en el alma, y no importaba el cansancio que podías arrastrar de horas y horas de viaje: tenías que subir a tocar, y arriba del escenario se pasaba todo, era la fuerza de su espíritu lo que te hacía sentir bien.
Muchos le adjudican la paternidad del llamado Chicago blues...
El fue el gran padre de la música moderna. Por algo lo apodaban "El Jefe de Chicago". Y por ese motivo grandes leyendas, como Willie Dixon, tocaron con él.
El blues posee varios estilos y uno es de Chicago. ¿Cómo definirías el Chicago blues?
El Chicago blues es un estilo que marcó, y mucho, a los músicos de rock, pero el blues como género, sea de Chicago o del Mississippi, es por sobre todo la gran madre de todas las músicas que surgieron en los Estados Unidos, desde el jazz hasta el rock and roll, pasando por el gospel. Muddy Waters fue un claro ejemplo. Era un tipo de un espíritu inmenso y eso es lo que desnudaba en escena. Y no otra cosa es el blues: desnudar tu espíritu y tocar. El blues le habla al corazón, al alma y al cuerpo y cualquiera lo puede sentir. Me encanta cómo el blues acerca a todo tipo de personas diferentes, para ser disfrutado y para ser tocado.
Bob Margolin define el costado más visceral del género, pero conviene aclarar que es un guitarrista altamente técnico, que no olvida que el corazón debe latir fuerte a la hora de tocar.
El blues es melancolía, el tango otro tanto, y es inevitable sacar este tema en una calurosa tarde en un bar de Buenos Aires.
¿Creés que el blues es triste? O, mejor, ¿todos los blues son tristes? ¿Creés que el tango es triste?
El blues es la música de los esclavos y tiene algo de lamento. Esto no excluye el humor o el sarcasmo, o eventualmente una ocasional alegría, pero hay una base de tristeza. Tal vez toda música verdadera contiene un fondo de tristeza. No puedo dar opiniones demasiado fundadas sobre el tango, a pesar de que me fascina, pero creo que lo mismo pasa con la música de Buenos Aires. «
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