Buika La mallorquí editó un oblicuo y soberbio homenaje a Chavela Vargas, con el piano de Chucho Valdés.
Por: Mariano del Mazo"Se me hizo fácil", de Buika y Chucho Valdés, en homenaje a Chavela Vargas.
Sea como fuere, es un disco extraordinario. Con un Chucho Valdés cada vez más volcado al concepto canción (como lo prueba el muy buen disco que el pianista acaba de editar junto a Pablo Milanés), Buika confirma sus intenciones: la cantante ha exhibido en su corta pero significativa trayectoria la decisión artística de alejarse del flamenco para incursionar en distintos universos. A diferencia de otros artistas (de Ketama a Niña Pastori), en ese tránsito no se ha dejado pasteurizar. Simplemente es, escribe Pedro Almodóvar en el CD, "una cantante larga, como dicen los flamencos. Le caben muchos estilos". Buika conserva todo el dolor del mundo en su voz entonada, quebradiza: por más "larga" que sea, por más expansiva que se muestre, su ADN es flamenco.
El disco tiene pasajes memorables: dos clásicos "argentinos" del repertorio de Chavela (Canción de las simples cosas de Isella y Tejada Gómez, Somos de Mario Clavell) y el soberbio Luz de luna de Alvaro Carrillo. Después de Buika, Mi niña Lola y Niña de fuego, la mallorquí se proyecta cada vez más como una voz internacional. Javier Limón la ha pulido como quien se prepara para exhibir su mejor diamante. Cara femenina de El Cigala, a Buika le sobra paño y resto.«
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