La lección de Sacks
Por Jordi Ballo (LV)
"Tony Cicoria tenía cuarenta y dos años, hacía deporte y era fuerte." Así empieza Musicofilia,con un lenguaje preciso que se acerca muchísimo a las formas expresivas de los guiones para el cine. Sólo con este detalle ya podríamos entender por qué la obra de Oliver Sacks se ha adaptado tan bien a la literatura dramática, sea al cine (Despertares, A primera vista),al teatro (L'homme qui...con Peter Brook) o a la ópera, con Michael Nyman musicando también esta última obra. Sacks convierte el comportamiento humano en algo visible, un detalle que las artes del drama siempre agradecen. Y donde no llega la razón científica, procura dejar abierta la puerta del misterio.
Pero además la obra de Sacks siempre tiene en cuenta el humor del público, su curiosidad por conocer las alteridades del lenguaje. Peter Brook lo entendió perfectamente en L'homme qui...,donde se adaptaba el relato El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Vi esta obra teatral en París, en Les Bouffes du Nord, con un público silencioso, impresionado por la descripción de las disfunciones cerebrales que provocaban jocosas perversiones del lenguaje. Pese al silencio, las situaciones eran cómicas. Pero el público sólo se liberó cuando Brook, con un artilugio genial, nos hizo comprender que otros públicos anteriores se habían reído sin problema ante lo mismo. Y con esta risa liberadora comprendí la lección de Sacks: no olvidar la ingenuidad cuando se viaja a la zona oscura del comportamiento humano.
Dicha u horror
A.L.
Para este profesor de Psiquiatría en la Universidad de Columbia lo más cerca que ha estado de comunicarse con Dios ha sido escuchando una sonata de Bosch, pero encuentra en la burbuja sonora que crea enchufarse un iPod un riesgo potencial de accidentes gravísimos. Esta dualidad de la música, a la vez proveedora de momentos sublimes y resultados trágicos, atraviesa Musicofilia.Al comparar el cerebro con una "orquesta con un número inabarcable de instrumentos", Sacks ve en la música un terreno abonado para hablar de desórdenes neurológicos, tras los que hay pacientes atrapados en realidades sensoriales paralelas del todo marcianas e inconcebibles para alguien sano. Por un lado, se nos muestra la música como pesadilla, ya sea fuente de alucinaciones auditivas, de una obsesiva reiteración de notas, de ataques inesperados, generadora de imágenes horrendas o, en su reverso, la completa inmunidad para descifrarla sensitivamente. Por otro lado, su capacidad sanadora o terapéutica, ya sea accionando los recuerdos, resucitando la capacidad motriz o rehabilitando la comunicación afectiva, una bendición para los aquejados de parkinson, síndrome de Tourette o encefalitis, al tiempo que una forma de estimulación atlética prodigiosa. Y luego están las curiosidades, como que el Che Guevara era incapaz de seguir ningún ritmo o que Freud no obtenía ningún placer del virtuosismo de Orfeo.
Sacks Básico
Londres, 1933. Neurólogo
Sacks es el célebre neurólogo que logró "despertar" a pacientes dormidos durante décadas (inspiración del filme "Despertares"). Ha trabajado con –y escrito sobre– las más variadas enfermedades mentales. Dicha u horror
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