Blues Explosion duerme la siesta
Mientras que antes rockeaba como un Mick Jagger con exceso de testosterona, en Heavy Trash –su actual proyecto– se peina el jopo y le saca lustre al rockabilly.
Por Roque Casciero
La única vez que Jon Spencer pisó Buenos Aires, casi demuele el escenario de Cemento. Al frente de Blues Explosion, el trío que completan (¿o completaban?) Russell Simins y Judah Bauer, el ex Pussy Galore hizo un set con poquísimas pausas y muchísima adrenalina: el entonces barbado Spencer terminó arrodillado y moviéndose como si estuvieran sometiéndolo a un electroshock, mientras hacía un demencial solo de theremin. Sin embargo, a poco de volver a la Argentina con Heavy Trash, su nueva banda, el cantante y guitarrista confiesa que no recuerda esa performance vista por pocos. “Lo único que me acuerdo de Buenos Aires es que era una ciudad hermosa y que conocimos alguna gente muy copada”, concede con diplomacia a través del teléfono. El presente musical de Spencer es bien distinto del que tenía en tiempos de su primera visita: mientras que con aquella banda rockeaba como un Mick Jagger con exceso de testosterona y fiereza punk, en Heavy Trash se peina el jopo y le saca lustre al rockabilly junto al guitarrista Matt Verta-Ray. “Esta es una banda mucho más tradicional que Blues Explosion. Una de las diferencias principales es la colaboración con Matt: escribir las canciones con él como socio musical hace que la vertiente compositiva sea distinta, lo mismo que los discos y los conciertos. De todos modos, sigo siendo quien soy, con las mismas creencias y con el mismo corazón, así que hay cosas que no han cambiado”, explica.
–¿En Heavy Trash encontraste algo que Blues Explosion no podía darte?
–Blues Explosion hace una música muy intensa y también muy agresiva; con Heavy Trash hay lugar para una mayor variedad de emociones. Esto dicho desde el punto de vista de alguien que escribe y canta las canciones. De algún modo, Heavy Trash es más amable, tiene más espacio para diferentes clases de expresiones.
–En las entrevistas parecés bastante cómodo con que se use el término rockabilly para definir a Heavy Trash, aunque en el pasado te resististe a los rótulos, especialmente al de “blues”. Incluso, en la canción Talk about the Blues explicabas que no tocabas ése género sino rock and roll.
–Sí, pero tenés que entender que en Estados Unidos la palabra “blues” tiene mucha carga encima: no sólo es cuestión de sonido, también de raza. Es muy pesado. Y además de eso, lo que mayoría de la gente define como blues no es lo que yo creo que es blues. No tengo problemas con la palabra rockabilly, pero en el mismo sentido que JSBX no era una banda de blues, Heavy Trash tampoco es exactamente una banda de rockabilly. Incorporamos otros elementos estilísticos, diferentes géneros, no somos puristas totales con la clase de rockabilly que tocamos. Uso mucho el término rockabilly porque me encanta el género, pero puedo entender que a alguna gente le suene confuso.
–A esta altura no debería sonar confuso: nunca fuiste un purista.
–Para nada. Lo que sí trato es de mantenerme puro con lo que dicta mi corazón y de perseguir aquello que hay en mi cabeza. Por eso mezclo montones de influencias. Ojo, no es tan extraño, Elvis Presley tampoco era un purista y mirá lo que produjo.
–¿Cuándo empezaste a interesarte en el rockabilly?
–Es probable que haya sido a fines de los ‘80 o quizás un poco antes. Siempre fui fan de bandas como Gun Club y The Cramps, que tenían esa influencia, pero fue mucho más tarde que empecé a escuchar el rockabilly genuino. Había una banda de Columbus, Ohio, llamada Gibson Brothers, de la que era muy amigo, y aprendí mucho sobre el blues, el rockabilly y el country a través de los dos líderes de la banda. Es como con todas las clases de música: tenés un amigo que escucha algo y te dice que tenés que escuchar tal cosa, este disco. Eso es lo que sucedía antes de que existiera Internet, al menos (se ríe). Y todo llevaba varios años: creo que tuve mis primeros discos a los 17. Crecí en una ciudad muy pequeña, entonces conocer sobre música popular, especialmente punk o new wave, era muy difícil en ese momento. Pero siempre había un amigo que tenía un hermano mayor en la universidad en una ciudad grande o algo así. Se diseminaba lentamente, pero así fue como escuché sobre The Cramps o Gun Club, muy de a poco. Una vez que empecé a salir de gira con Pussy Galore, mi primera banda, y a conocer a gente de otros grupos, en las charlas siempre aparecían nombres de artistas que me recomendaban. En mi caso, lo primero que escuché era el garage punk de los ‘60 y de ahí llegué a los Rolling Stones o a los artistas del sello Chess, Muddy Waters y demás. Con eso me metí en el blues y cada vez me metí más profundamente con artistas poco conocidos de blues y de rockabilly.
–¿Te acordás de cómo conociste a Matt?
–No... Lo conozco desde hace mucho, muchos años antes de que tocáramos juntos en Heavy Trash. Ambos llegamos a Nueva York casi al mismo tiempo y anduvimos por la escena neoyorquina, así que nos cruzamos montones de veces y tenemos muchos amigos en común.
–Heavy Trash empezó como un proyecto paralelo.
–Sí, era un proyecto de estudio: en el momento que salió el primer disco (Heavy Trash, 2005), nunca habíamos tocado en vivo como Heavy Trash. El tiempo entre los dos discos fue de crecimiento, hicimos montones de conciertos en Estados Unidos y Europa. Siempre tocábamos con músicos diferentes, teníamos una formación para cada gira. Eso es muy excitante y liberador, una verdadera aventura para Matt y para mí, porque podemos llamar a varios amigos y tocar con ellos. En mi caso, poder hacer tantos conciertos con Heavy Trash me permitió entender lo que estaba haciendo como cantante de esta banda y qué clase de canciones iban a andar bien. Por eso en el segundo disco (Going Way out with Heavy Trash, 2007) ya teníamos más claro todo. Y ahora estamos grabando el tercero, queremos editarlo este año.
–¿O sea que cuando se juntaron no tenían bien decidido qué querían hacer?
–Bueno, la idea era juntarnos a pasar el tiempo y a tocar rockabilly. Nos conocíamos lo suficientemente bien el uno al otro como para saber que en el amor por esa música teníamos una conexión muy fuerte. Y después todo se puso más serio.
–El año pasado hiciste una gira con Blues Explosion, pero no graban desde 2004. ¿Volverán a trabajar juntos?
–Quizás. Hicimos esa gira a fines de agosto y desde entonces no nos juntamos. Hay una posibilidad de que volvamos a salir de gira y a grabar. A veces nos ofrecen tocar... Por otra parte, estoy trabajando para reeditar todo nuestro catálogo, ya que hay discos que están descatalogados. Eso quizá provoque que hagamos algunos shows.
–Pero, ¿Blues Explosion todavía existe como banda?
–Supongo que sí, pero es una banda que está durmiéndose una siesta (risas). En realidad, cuando empezamos Heavy Trash con Matt, quería tocar rockabilly lo más puramente posible en lugar de hacerlo en una ruidosa banda punk, y también cantar en un estilo rockabilly. Obviamente, hubo otras razones para que paráramos, no siempre es fácil ser parte de una banda y con Blues Explosion estuvimos juntos durante mucho tiempo... A veces realmente se hace necesario dormirse una siesta.
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