Bob Dylan revolucionó más de una vez el folk, el rock, el country y el gospel. Pero cualquier fan que afirme no haberse sorprendido cuando Dylan editó un álbum de canciones de Navidad tradicionales les está tomando el pelo. Christmas in the Heart es otro movimiento sorpresivo de un artista famoso por sus sorpresas. Sin embargo, cuando uno escucha las lecturas directas y obviamente sinceras que hace de “O Come All Ye Faithful”, “Little Town Of Bethlehem”, y “The First Noel”, todo suena en perfecta armonía con el resto de la obra de Dylan. Desde sus comienzos, éste es un artista que nos hizo mirar lo familiar con ojos y oídos nuevos. Mientras algunos críticos se enredan en nudos tratando de analizar sus motivos, a menudo ha resultado que Bob Dylan quiere decir exactamente lo que dice. Con la participación de miembros de la banda con la que está en permanente gira y junto a David Hidalgo de Los Lobos y el veterano de Chess Records Phil Upchurch, Christmas in the Heart es una celebración de la familia, la comunidad, la fe y la memoria compartida. Y una celebración más que apropiada: Bob Dylan ha donado todas las ganancias del disco, a perpetuidad, a diferentes organizaciones a lo ancho del mundo que se dedican a ayudar a los hambrientos y a los sin techo. Nos sentamos a charlar en el Waterfront Plaza Hotel de Oakland un día lluvioso y ventoso de octubre. ¿Grabar un disco de Navidad es algo que tuviste en mente durante mucho tiempo? –Sí, se me cruzó varias veces por la cabeza. La idea me la acercó Walter Yetnikoff cuando era presidente de Columbia Records. ¿Te lo tomaste en serio? –Sí, claro. Pero no sucedió. ¿Por qué? –No fue muy específico. Además, había siempre un montón de discos saliendo esa época del año y no veía cómo el mío podía marcar una diferencia. ¿Cómo era Navidad en tu pueblo cuando eras chico? –Bueno, mucha nieve, mucho jingle bells, trineos en las calles, las campanas de la ciudad repiqueteando, pesebres. Ese tipo de cosas. Tu familia era judía. ¿Te sentías afuera de la excitación navideña? –No, para nada. ¿Pasaste alguna Navidad en el extranjero, donde te llamara la atención cómo la celebraban? –Una vez la pasé en México y ahí hacen muchas dramatizaciones de José y María buscando un lugar donde quedarse. ¿Cómo te gusta pasar la semana entre Navidad y Año Nuevo? –Haciendo nada... a lo mejor reflejándome en las cosas. ¿Por qué creés que la Navidad tiene mejores canciones que otras fechas? –No sé. Es una buena pregunta. Quizá porque es mundial y todos se pueden relacionar con ella a su manera. En general, cuando los artistas contemporáneos graban discos de Navidad, le buscan un ángulo novedoso. John Fahey hizo variaciones instrumentales de folk, Billy Idol hizo un disco de Navidad rockero, Phil Spector alzó su Pared de Sonido alrededor del arbolito... Vos lo grabaste del modo más convencional, haciendo canciones clásicas de Navidad con arreglos tradiciones. Cuando entraste en el estudio, ¿sabías que lo ibas a querer grabar así? –Sí, claro: no había otro modo de grabarlas. Estas canciones son parte de mi vida, como lo son las canciones folk. A las dos hay que grabarlas como son. Cuando tu voz suena contra el fondo suave de los coros y los arreglos tradicionales, da una mezcla nueva. Cuando cantás en “I’ll be home for Christmas” suena como si estuvieras cantando en la cárcel y la canción fuera esa llamada telefónica que te permitieron. ¿Alguna vez abordaste una canción como un actor? –No más de lo que lo haría Nat King Cole. Las canciones no necesitan mucha actuación. Actúan por sí mismas. ¿Buscás diferentes emociones en diferentes tomas? –No realmente. Las emociones son más o menos las mismas en cualquiera de las tomas. Pueden diferir las inflexiones si cambiamos la nota, y eso puede afectar la resonancia emocional. Cuando escucho tu versión de “Hark! The Herald Angels Sing”, pienso en un tipo solo afuera de la iglesia, mirando por la ventana al resto de la congregación y deseando estar ahí. ¿Te sorprendió alguna de las canciones cuando las escuchaste ya grabadas? –No: son canciones que ya podés oír en tu mente antes de empezar a grabar. ¿Alguna que te gustara pero no creías poder hacer? –No, había algunas que no quería hacer, pero no alguna que creyera no poder hacer. La idea era grabar las más conocidas. “Christmas Blues” es una vieja canción de Dean Martin. ¿Qué te atrajo de ella? –Es una canción hermosa. Stan Lynch me contó una vez que él y vos se escaparon de un ensayo con los Heartbreakers para ir a ver a Dean, Sinatra y Sammy Davis. ¿Qué te gustaba de ellos? –No sé, quizá la camaradería. Pero por otro lado no estaba muy metido en esa escena: dejaba a mucha gente afuera. “Must Be Santa” es una polka para saltar. Nunca la había escuchado, ¿de dónde la sacaste? –La primera vez fue hace años, en unos discos para cantar encima que se llamaban Sing Along with Mitch. Pero esta versión salió de una banda llamada Brave Combo. Alguien nos mandó el disco de ellos a nuestro programa de radio. Son una banda regional de Texas que toma canciones conocidas y cambia el modo en que pensabas sobre ellas. Deberías escuchar su versión de “Hey, Jude”. El modo en que hacés “Winter Wonderland” me recuerda a Gene Autry y Roy Rodgers, los cowboys cantantes en las películas viejas. Incluso en películas de John Wayne, donde siempre había una escena en el fuerte con una banda de irlandeses tocando, o los hijos de los pioneros cantando. ¿Tenías un cowboy cantante favorito cuando eras chico? –Sí, Tex Ritter. ¿Y qué hay de Gene y Roy? –Sí, estaban bien, pero Tex Ritter era mi favorito: era mucho más heavy, había más gravedad en él. ¿Escuchaste Christmas on Death Row, el disco navideño de rap? –No, me parece que no. ¿Escuchás rap? –No escucho estaciones de radio que pasen rap, no pongo canciones de rap en la rockola, y no voy a conciertos de rap. Así que no creo escuchar demasiado rap. ¿Y qué pensás de esa música? –Amo la rima por el placer de la rima. Creo que es una forma de arte increíble. Hay algo solitario en el modo en que cantás “Silver Bells”. Eras joven cuando te mudaste de Minnesota a Nueva York. ¿Extrañaste tu hogar durante aquellas navidades? –No, porque no pensaba en eso demasiado. No me cargué con mi pasado cuando me mudé a Nueva York. Nada de lo que dejaba atrás tenía un papel que cumplir en el lugar al que me dirigía. Oírte cantar “Adeste Fideles” me recuerda a cuando yo era monaguillo en la Misa de Gallo. Los curas debían guiar el canto, y no importaba si eran cantantes o no. ¿Habías cantado en otro idioma antes? –Canté en francés, italiano y español. A lo largo de los años. Columbia me ha pedido que grabe en esos idiomas, y lo hice un par de veces. Ninguna de esas canciones se editó, sin embargo. Es difícil decidir si cantar una traducción de una de mis canciones o una canción original en uno de esos idiomas –a lo que me inclino más–. Siempre quise hacer algunas de las canciones de Edith Piaf. ¿”La vie en rose”? –Sí, ésa y otra como “Sous le ciel de Paris”, “Pour moi toute seule”, y una o dos más. ¿Qué te lo impidió? –Puedo oirme en mi cabeza haciéndolas, pero necesitaría arreglos hechos por escrito para sacarla adelante, y no estoy seguro de quién podría escribirlos. “Christmas Island” es una canción rara: Santa va navegando con los regalos en una canoa... ¿De dónde salió eso? ¿Dónde queda la Isla Navidad? –No sé, nunca estuve ahí. No tengo idea de dónde salió esa canción, quién la escribió o si existe un lugar así. ¿Alguna vez te sentaste a escribir una canción de Navidad? –No, nunca. Tenés nietos. ¿Qué pensás que pensarán de este disco? –No sé qué piensan mis nietos de ninguno de mis discos. Ni siquiera sé si los escucharon. Quizá los que ya son más grandes... Sos mucho más leal a estas melodías de lo que sos a las melodías que vos mismo escribiste. ¿Creés que no se las puede manosear mucho? –Si querés llegar al corazón de ellas, no. La interpretación de “O’Little Town of Bethlehem” es heroica. Es casi desafiante el modo en que cantás “Las esperanzas y los miedos de todos estos años se encuentran en Ti esta noche”. La cantás como si fueras un verdadero creyente. –Bueno, soy un verdadero creyente. Más de uno pensará que un disco de Navidad de Bob Dylan es irónico. ¿Por qué ahora? –Bueno, me pareció el momento correcto. De hecho, no creo que hubiera tenido la suficiente experiencia antes. Algunos críticos no parecen entender por qué hiciste el disco. La agencia de noticias Bloomberg dijo: “Algunas canciones suenan irónicas. ¿Realmente nos desea una Feliz Navidad?”. –No hay nada irónico. Ese tipo de críticos están mirando adentro desde el lado de afuera. No tienen una comprensión de mí y de mi trabajo al nivel del estómago, de lo que puedo y no puedo hacer. Todavía a esta altura no saben qué soy. Derek Barker, del diario inglés The Independent, comparó este disco con el shock de cuando te volviste eléctrico. Tantos artistas sacaron un disco de Navidad, ¿por qué es un shock que lo hagas vos? –Deberías preguntarles a los shockeados. The Chicago Tribune sintió que el disco necesitaba más irreverencia. ¿No se pierden algo pensando así? –Claro que sí. Y ésa es, además, una afirmación irresponsable. ¿No hay suficiente irreverencia en el mundo? ¿Quién necesita más? Las ganancias de este disco van a pagar cenas navideñas para gente con problemas económicos o financieros. Me hace acordar a la canción de Woody Guthrie, “Pretty Boy Floyd”: “Acá hay una cena de Navidad para las familias necesitadas”. –Exacto: “Pretty Boy alzó el grillete y el policía alzó su arma”. ¿Por qué elegiste Fedding America, Crisis UK y el World Food Programme para que recibieran las ganancias? –Porque hacen llegar la comida directamente a la gente. Sin organizaciones militares, burocracias o gobiernos como intermediarios. Para terminar, ¿tenés un disco de Navidad favorito? –Tal vez el de los Hermanos Louvin. Me gustan todos los discos religiosos sobre la Navidad. Incluso los que están en latín. Son las canciones que canté cuando era chico. Muchos prefieren los discos seculares. –La religión no es para todo el mundo. [Photo] ¿Y cuál es el mejor regalo que te hicieron? –A ver... sí, un trineo.