“Nunca perdimos contacto, somos hermanos”
El retorno del cuarteto será uno de los muchos puntos emotivos de la noche de las Bandas Eternas. El guitarrista desliza algún dato sobre los planes 2010, analiza pasado y presente y no deja de recordar el modo en que las discográficas se aprovecharon de la banda.
Por Alvaro Ithurbide
La cavernosa voz de Edelmiro Molinari retumba en el teléfono como si estuviera amplificada. Esa voz grave, que parece abrazar los sonidos, parece alejarse de cualquier atisbo de ansiedad desmedido que le produciría, a cualquier terrestre, la proximidad del show que Luis Alberto Spinetta dará hoy en el estadio de Vélez Sarsfield para festejar sus 40 años en la música, y que lo reunirá en un escenario con sus compañeros de Invisible, Pescado Rabioso, Spinetta Jade, los Socios del Desierto y, claro, Almendra. Pero Molinari no es de este mundo. O, al menos, no de Buenos Aires. Radicado en San Luis, el legendario guitarrista parece haber absorbido la tranquilidad puntana, en donde pasa sus días, hasta que empieza a hablar. Y es fácil imaginar la sonrisa y los ojos brillosos, impacientes por reencontrarse con sus compañeros de ruta en el escenario.
–¿Cómo se gestó este show?
–Bandas Eternas es una idea de Luis Alberto, que quiere festejar en vida su trayectoria como músico... y me parece alucinante que lo haga porque es uno de los más grandes autores y compositores que tenemos en nuestro país. ¿Cómo no íbamos a estar presentes en el festejo de uno de nosotros? Realmente es muy linda la ocasión, muy hermoso escuchar la trayectoria de Luis: ser partícipe de todo esto es simplemente un momento de alegría y festejo.
–¿Hacía mucho que no hablaba con Spinetta?
–Nosotros nunca perdimos contacto. Nosotros somos hermanos, no de sangre, sino de espíritu. Con Spinetta somos amigos desde los 14 o 15 años. Todos nosotros, Luis Alberto, Emilio Del Guercio, Rodolfo García y yo.
–¿Siente al show como un reencuentro de Almendra o como un recital de Spinetta con invitados?
–No, no. Almendra se aleja de todo ese tipo de conceptos. En realidad nosotros tenemos un proyecto para tocar el año que viene y tiene que ver con la humanidad y con el mundo. Este show es una cosa que se le ocurrió a Luis y ya le digo, somos hermanos, por lo tanto no puedo faltar.
–Entonces, ¿el año que viene va a haber un reencuentro más formal de Almendra?
–Sí, pero yo no lo llamo reencuentro de nada. Si yo me tengo que remontar 40 años atrás, cuando la gente decía que nos habíamos separado, tengo que contestar lo mismo que contestábamos en ese momento: nunca nos separamos. Nos multiplicamos. Almendra fue un cuadro que pintamos entre cuatro personas que comparten una obra de arte con mucho amor. Y a partir de eso, cada uno de nosotros siguió con distintas experiencias, por eso nos multiplicamos: de Almendra nació Aquelarre, conjunto que hicieron Rodolfo y Emilio, con Héctor Starc y Hugo González Neira. Y nació Color Humano, el grupo en el que yo tocaba con Rinaldo Raffaneli, David Lebon y después, cuando se fue, con Oscar Moro. Pero Almendra nunca se separó.
–Volvieron a tocar juntos en los ensayos. ¿Cómo se encontraron?
–Seguimos afinados. Y es muy lindo poder compartirlo porque cuando uno llega afinado, en la misma frecuencia, con personas que conocés desde que tenés 14 o 15 años, y pasan 40, te encontrás con que siempre estamos y estuvimos en la misma cosa. Es por eso que el proyecto que tenemos para el año que viene es tan hermoso.
–Con respecto a Color Humano, alguna vez Rinaldo Raffaneli dijo que era una banda que hacía una música muy avanzada para la época.
–Yo no sé. A mí no me gusta tratar de definir con una palabra algo que es muy difícil de definir. Me halaga esa opinión de Rino, pero no sé realmente... (piensa). Otro amigo, un músico argentino muy conocido, me dijo que Color Humano fue el primer grupo de música alternativa, pero otra vez, no sé. Las cosas le pegan a la gente de manera diferente. No hace mucho, Roger Waters pidió unos discos del país, para ver cómo había empezado la cosa. Y escribió algo muy lindo sobre Color Humano, y particularmente sobre “Cosas Rústicas”, en la que decía que le recordaba al Pink Floyd anterior a Dark side of the moon. Es como decía antes, las cosas le pegan a la gente de manera diferente, pero lo más lindo es que creo que todo esto se sostuvo por la ingenuidad y la belleza que tiene el amor.
–Usted vivió 25 años en Estados Unidos. ¿Por qué se fue? ¿Qué cosas aprendió?
–¡Pero si le cuento eso va a tener como para escribir dos Biblias! (Risas.) Yo me fui a tocar básicamente con negros. Con músicos de color, afronorteamericanos. Porque todo el rock y toda la música tal cual la escuchamos hoy en día viene por la presencia de los negros africanos en Norteamérica. Si eso no hubiera pasado, la música actual sería muy distinta. Entonces me fui para eso, para buscar las bases. La experiencia fue tremenda, hermosa. Es algo que me marca y me seguirá marcando por el resto de mi vida.
–¿Cómo encontró el rock actual? ¿Hay alguna banda que le llame la atención?
–Hay muchas cosas hermosas, pero me parece que aquí, en términos generales, hubo mucha tecnificación, digitecnología (risas). Creo que se encriptó un poco la canción, que siempre es, fue y seguirá siendo la esencia de nuestra música. Una hermosa canción. Hoy en día encontrás tipos que tocan los instrumentos maravillosamente, porque cuentan con una tecnología muy superior a la que había 40 años atrás, pero se diluyó un poco ese concepto de las canciones, de los temas que realmente emocionan. Aquellos temas en los que, de repente, sale un solo de guitarra que te parte como si te hicieras un harakiri, pero todo dentro del concepto de una hermosa canción. Eso creo que es producto del mtvismo (más risas), que quiere interpretar la música a través de imágenes, que es muy difícil porque solamente una verdadera obra de arte lo puede hacer.
–Bueno, en los ’70 los videos eran imágenes de shows a los que se les agregaba la música...
–A eso me refería. Una cosa es filmar un show y otra cosa es hacer un video de una canción.
–Una diferencia con respecto a los ’70 es que antes estaba lleno de los denominados “héroes de la guitarra” y ahora no tanto.
–Pero no fue así. No era que éramos héroes de la guitarra o algo. Estábamos todos tocando dentro de un contexto musical que era el adecuado. Nadie intentaba ser ningún héroe ni astro de la guitarra, simplemente lo que uno quería era tocar y tocar bien. Ahora, como dije, hoy hay tipos que tocan la guitarra bárbaro, pero no tienen el contexto adecuado como para expresar esa habilidad, entonces se vuelve todo medio frío.
–¿Por qué sacó tan pocos álbumes solistas? Se siente más a gusto dentro de la estructura de una banda, con un nombre que represente el conjunto?
–A mí no me interesa figurar como solista. Cuando yo hice Color Humano fue porque ése es un nombre que me sirve a mí para transmitir todas mis experiencias con distintos músicos a través del tiempo, y no importa cuál sea el formato, sino que simplemente ésa es la música del Color Humano. Yo siempre consideré que la música es algo que uno tiende a compartir. Por eso me encantó el nombre Color Humano, y todavía lo sigo usando. También aparezco como Edelmiro Trío en el último disco que grabé, Expreso de Agua Santa, y eso, sin quererlo, es básicamente Color Humano. Es un nombre atemporal. De hecho tengo programado un Color Humano próximo para el año que viene, con una cantidad de material impresionante, que será, creo, una sorpresa agradable para todos.
–Expreso de Agua Santa, editado en 2006, salió de forma independiente...
–El emprendimiento de Agua Santa es absolutamente independiente porque es época de cambiar, de que haya cambios. Las discográficas no andan, nunca anduvieron. Todas las empresas siempre nos robaron descaradamente y, por supuesto, cuando nos roban, por tantos, tantos años, lanzar el disco de forma independiente es como decir bueno, basta. Nosotros con Almendra es probable que hayamos vendido dos o tres millones de discos a través de todo este tiempo; ahora, ¿alguien vio que en algún momento nos llamaran y nos dieran un premio? No. ¿Y sabe por qué no? Porque si nos dan un premio reconocen que vendimos, y lo que nos pagaron es una miseria (risas), entonces ahí queda.
–Imposible no sentirse estafado.
–Bueno, pero todo esto lo contrarresta el amor de la gente, volviendo la música atemporal, porque ha transcurrido mucho tiempo y todavía sigue siendo vigente. Y eso es algo que ninguna compañía comercial va a poder borrar. En todo caso, se van a tener que hacer cargo en algún momento.
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