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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Omara Portuondo: Cubanísima



Omara Portuondo. La cantante habla de su nuevo disco y de su vida en La Habana

Por: Federico Monjeau

Omara Portuondo conversa por teléfono desde un hotel de Madrid. No se encuentra de gira promocionando su flamante disco Gracias; ha viajado especialmente a la capital española para ponerle voz a un personaje de una nueva película de Disney (un personaje que, lógicamente, canta en español).
El disco Gracias, cuyo nombre proviene de una canción que Jorge Drexler escribió especialmente para el disco y canta a dúo con Portuondo, recorre una amplia cronología de composiciones e incluye una valiosa lista de colaboradores. Además de Drexler, Chico Buarque (en O que será, con las dos voces grabadas a distancia), Pablo Milanés y Richard Bona. Se oye también la última grabación del mítico contrabajista cubano Cachaíto López, fallecido poco después de ese trabajo.
"Este disco conmemora 60 años de carrera -dice Portuondo-, por lo tanto pensé en poner algunas cosas que siempre he tenido en mi repertorio y que tal vez no se me conocían fuera de Cuba. Drume negrito es una canción que viene de los años 30, que yo cantaba con mi padre, luego con mi hijo y después con mi nieta. Mientras que la canción que hacemos con Pablo Milanés, Amame como soy, es una que yo cantaba con el cuarteto las D'Aida. Eran los años 50".
Drume negrito y Adiós felicidad, la segunda pieza del álbum, evocan de inmediato a Bola de Nieve. ¿Cuál es su recuerdo de él?

Como todos sabemos, Bola era un intérprete excelente y tenía una manera muy especial de trabajar. Tuve la posibilidad de compartir escenarios con él y con otras grandes figuras como Benny Moré y Rita Montaner. Pero Bola fue quien más me ayudó a orientarme en mi carrera solista, a fines de los 50. Simplemente, me dijo que estaba muy bien lo que yo hacía y que podía seguir adelante.
¿Cuánto cambió la vida suya y de su generación el disco y la película de Buena Vista Social Club?
Sin duda cambió mucho, pero no en sentido artístico. Eso que está en el disco lo veníamos haciendo desde mucho antes. Incluso solíamos viajar a Europa, con música campesina y también con campesinos. Gustaba muchísimo, pero no había discos ni nada de eso. Un buen día, de manera accidental se dió la posibilidad de grabar ese disco con Compay, Ibrahim y otros, que fue el Buena Vista Social Club. Si mal no recuerdo, la idea del nombre fue de Rubén González, que era además un gran pianista clásico. La música cubana tiene una gran vertiente clásica. Piense nomás en Lecuona ...

¿Cómo es su vida en Cuba?
Vivo en la Habana, frente al Malecón, en un piso 12. El otro día se rompió el ascensor y estuve esperando tres días hasta que lo arreglaran. Trabajo mucho. Cuando no estoy cantando con mi grupo, estoy en algún festival de jazz con Chucho Valdés. Si no actúo, me gusta quedarme en casa.

¿Vive sola?
Sí. Lo puedo invitar a visitarme, pero no para que se quede. Si no hay más remedio porque se volvió a romper el ascensor, lo dejo que duerma en el living. Lo paso muy bien sola. Después de las ocho de la noche me gusta ver en la televisión un programa de música campesina que pasan desde hace 40 años. Me gustan los conciertos, pero no las fiestas. El trabajo es mi fiesta. Y cuando tengo un poco más de tiempo libre me voy a nadar a Baradero.

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