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jueves, 25 de junio de 2009

MURIO EMILIO DE LA PEÑA

Músico exquisito, fue rescatado por Gustavo Santaolalla para "Café de los Maestros". Tenía 79 años.

Adiós a un maestro del piano

TARDE CASI TODA SU VIDA TUVO QUE TRABAJAR CON EL TORNO. SE PUDO DEDICAR AL TANGO YA DE GRANDE. LLEGO A GRABAR CUATRO DISCOS.

El discurso es la melodía. La armonía es nada más que para formar el clima. Este es un concepto que voy a volcar en un tratado audiovisual de armonía y composición que estoy por hacer, después de grabar un tema que ya tengo compuesto. Yo pensaba escribir un tratado, pero el apoyo audiovisual es interesante. Tengo que tenerlo todo bien planeado porque mi intención no es enseñar nada. Mi intención es que no seamos tan ignorantes. Eso ya es bastante."

Un par de meses atrás, detrás de las partituras apiladas sobre el piano, el rostro de Emilio De la Peña se iluminaba al describir su proyecto didáctico. "El que sabe se apura para enseñar", decía, sin elevar su perfil, aunque Gustavo Santaolalla ya lo había sumado a su Café de los Maestros.

Pero un paro cardíaco le consumió el tiempo de golpe, anteayer, cuando en el Hospital Sirio Libanés intentaba reponerse de un infarto que había sufrido el jueves pasado.

Porteño hasta la médula, el tango le llegó después de Schubert, Bach y Chopin. "Chopin las hizo todas. La de Bach, la de Beethoven, la de Mozart, y las de los que vinieron después".

Y también el propio De la Peña le llegó al tango con varios años encima. "Cuando era joven, pensaba que hasta los 40 me iba a romper el lomo laburando en el torno, y que desde entonces me iba a dedicar a la música", contaba, pero admitía haber pronosticado mal: "Llegué a los 66 y aún no me podía dedicar del todo".

Sin embargo, el tiempo le resultó suficiente para grabar cuatro discos, con temas como La vieja ausencia,Demos vuelta la historia y Avión de papel, entre otros, cultivar un estilo, y cosechar reconocimientos. Institucionales, como su reciente distinción como Personalidad Destacada porteña, y de pares como Lito Vitale, quien reivindica "su técnica particular y buen gusto". Un estilo, según Vitale, muy Bill Evans", a quién De la Peña reconocía como uno de sus modelos, cuando definía su manera de tocar: "Es que poner una nota larga es más difícil que tocar una escala a toda velocidad, porque hay que ponerle expresión. Y eso es lo que aprendí de los grandes".

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