El cantante comienza una gira por la Argentina. Entrevistado en su casa en Madrid, habló de su salud, de su relación con la muerte y criticó a Serrat. En exclusiva, una canción inédita dedicada a Sandro.
Por: Mariano del Mazo
Siete kilómetros al sudoeste de Madrid hay un country llamado Montepríncipe. En una de sus casas -pequeñas mansiones de lujo variado, más o menos vulgares, más o menos distinguidas- una mujer muy rubia se pasea por el jardín. Está rodeada de perros, tiene una rama seca que maneja alternativamente como bastón o espada para mostrar tipos de floraciones y brotes. "Tengo manos verdes", dice Renata, arrastrando las erres como una francesa o como Cortázar. Efectivamente, Renata es belga y hace 45 años que está al lado de Alberto Cortez. Cuesta separarlos. Parecería que están siempre juntos y completan las frases inconclusas de uno o del otro como los sobrinos del Pato Donald. "Estamos muy enamorados. Los 45 años de casados los vamos a festejar en Oviedo, en un hotel cinco estrellas. No queremos flores, ni regalos. sí plata para contratar a un autobús que lleve y traiga a nuestro amigos y para pagar a un cuarteto que haga Mozart en vivo".Ahí está Cortez, con su mujer y dos perros que malcría como hijos: Lubas y Clotildis. La casa explota en libros y en objetos y, en la planta alta, destaca una sala musical con piano de cola, escritorio y lo que el cantante define como "el rincón de las vanidades": premios Grammy, dibujos y cientos de fotos (muchos con Olmedo, en aquellas históricas sobremesas de Fechoría). Renata sirve café y galletitas.
Suspendiste tus anteriores conciertos... ¿cómo estás de salud?
Bien. Perfecto. Desde aquella operación en el 96 que casi me lleva al otro lado, lo único que lamento es la pérdida de sensibilidad de mi mano izquierda. Puedo agarrar una taza, pero no puedo tocar la guitarra. Esa me da bronca. Pero estoy más vivo que nunca.
¿Cambio tu óptica de la vida después de tu operación de carótida?
No. Si bien estuve en terapia intensiva, sigo pensando casi todo igual que antes. Valoré mucho la preocupación de mis seres queridos: Renata, mi madre, mi hermano. Yo no me daba cuenta de nada: estaba dopado. Al poco tiempo mi madre y mi hermano murieron. Otro motivo de dolor. No me queda familia en Rancul.
¿Por qué da la sensación de que nos sos demasiado valorado artísticamente?
No sé. Creo que soy valorado. Es cierto que en España me pusieron el cartelito de "carroza". Carroza se llama aquí a los viejos. Y bueno, yo sigo cantando por todos lados. En España, en México -donde me adoran-, en la Argentina... Tal vez Sabina y Serrat zafan, pero a Aute por ejemplo le pasa lo mismo. "Aute es carroza", dicen.
A propósito de Serrat y Sabina... ¿por qué nunca integraste ningún grupo, no compartiste más cosas con gente que son de tu generación?
No soy grupero. Hay gente, además, que se ha movido de determinada manera por razones ideológicas que yo no comparto.
¿Por ejemplo?
Hay un grupo de cantautores que en el ambiente los llamamos los VIP. Son Serrat, Víctor Manuel. Ana Belén y dos o tres más. Caen bien parados con cualquier gobierno. Por otra parte, todo ellos tienen voz chiquita, no son estrictamente cantantes. Yo sí lo soy... ¿Quién va a querer cantar conmigo? Y debo decir además que fui un pionero en muchas cosas. Musicalicé poetas españoles antes que Serrat.
El contenido es resentido pero el tono no. Cortez habla con naturalidad de cada uno de los temas que propone. Es amable y para la sesión de fotos por los alrededores del Palacio de Oriente da muestras de erudición. "Soy apasionado de la historia española", dice. Cuenta que una de las rutinas es cantar, a pedido, Cuando un amigo se va en velorios y entierros. "Si la persona es afín y puedo, la canto. Loyola de Palacios, una diputada muy querida por Renata y por mí, del Partido Popular, estaba internada en un clínica, muy mal. Fuimos a visitarla, y de pronto se sacó el respirador artificial y me pidió que cantara Cuando un amigo se va en su funeral. Se me cayeron las medias... Así lo hice: la ceremonia fue en la Catedral de Madrid... Una emoción inolvidable."
En el Rincón de las vanidades muestra y regala su flamante biografía, un libro grueso escrito por Laura Etcheverry ("estuvo cuatro años persiguiéndome a sol y sombra") y habla de Sandro: "El me grabó uno de mis primeras canciones, Un cigarrillo, la lluvia y tú, que escribí a los 12 años. Ojalá que consiga esos órganos... los transplantes están dando unos resultados extraordinarios... Fijate Raphael, que le trasplantaron un hígado y hasta pudo recuperar la garganta. Volviendo a Sandro... creo de todos modos que él es inmortal. Es tanta la trascendencia de sus canciones y tan grande el amor de la gente".
¿Y qué pasa con vos?
Siento orgullo de haber participado de la vida de la gente. A lo mejor mis canciones me sobreviven. Hay unos versos de Manuel Machado que dicen: Hasta que el pueblo las canta, las coplas coplas no son / y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor. No sé, trato de no pensar mucho en estas cosas porque me vuelvo loco. Me parece que cuando me muera me van a comer los gusanos. En lo único que creo es en la evolución de las especies.
¿Te gustaría morir en un escenario?
No. No me gustaría morir.
Frente al televisor clavado en el TV5 francés, Renata aprueba.
0 comentarios:
Publicar un comentario