Deke Dickerson es en la actualidad uno de los artistas más reputados y respetados en la escena rockabilly internacional, aunque la valía de este diestro guitarrista norteamericano haya rebasado los límites del círculo 50s y su propuesta musical sea admirada desde muchos otros ámbitos, especialmente por su aportación al garage y frat-rock al mando de los añorados Untamed Youth, la banda que le dio a conocer a finales de los 80 y primeros 90.
Su simpatía y afabilidad han sido también determinantes para que, al menos en España, sea un intérprete cuyas frecuentes visitas – prácticamente toca en nuestro país todos los años, desde principios de milenio – sean siempre bien recibidas por la afición local.
Derek Dickerson nació en Columbia, Missouri – estado del medio oeste geográficamente, culturalmente sureño - en 1968. Siendo un crío ya empezó a interesarse por la música, gorroneándoles discos a sus primos, que tuvieron el acierto de prestarle plásticos de Johnny Cash, Bill Haley, etc. Rápidamente se convirtió en un coleccionista obsesivo alcanzando una discoteca a día de hoy, impresionante (según él mismo, hablamos de 50000 Lps, 8000 singles, etc). En el colegio ya era el friki oficial que pasaba olímpicamente de todo lo que estaba de moda y escuchaba “antiguayas”.
A los 13 años, hecho un fan empedernido de Chuck Berry, empezó a practicar con la guitarra. Por aquel entonces, en la biblioteca local, había tomado prestados algunos discos de Eddie Cochran y Gene Vincent y estaba obsesionado con el rockabilly. Deke tenía su propio programa de radio en una emisora local y editó varios números de su fanzine Show-me Blowout. Además, en 1982, tuvo lugar el bombazo a nivel nacional de Stray Cats con la publicación de “Built for Speed” en los USA, tras haber arrasado Europa.
Esto determinó que en 1984, Deke formase los horribles (según sus propias declaraciones) The Rockin’ Tailfins. En esa época, por el desinterés generalizado, resultaba difícil crear una banda de rockabilly en una ciudad pequeña. Deke y su batería estaban muy metidos en el rollo fifties, no así los bajistas, que se sucedían continuamente. Al no lograr dar con los músicos correctos para este género, finalmente se hartó de la situación y un par de años más tarde, dirigiendo su interés principalmente hacia el surf y el R&R norteamericano de los primeros 60, creó la que sería su banda más famosa, The Untamed Youth. Acompañado de Steve Mace (a quien prácticamente enseñó a tocar el bajo) e inicialmente (ya que luego serían reemplazados por una retahíla de distintos músicos) Doug Walker al órgano y Joel Trueblood a la batería, Untamed Youth, (con un Deke ingenuamente empecinado en convertirse en una estrella del rock y no formar parte de una banda del montón), a los pocos meses de comenzar su particular andadura musical, consiguieron organizar varios bolos en Nueva York. Afortunadamente, Bill Miller, de Norton records (Zantees, A-Bones) asistió a alguno de ellos y resultó lo suficientemente impresionado como para proponerles grabar un disco. Por lo visto, se montaban unos buenos cirios en aquellos conciertos, combinando las imparables ganas de comerse el mundo de unos jovencísimos UY con un público predispuesto a pasárselo en grande, además de los terroríficos shows en su ciudad de origen, Columbia, donde salían a escena acompañados de jovencitas bailarinas procedentes de la escuela artística local de modelos (¡!). Aquello iba de frat/garage/surf, de reyes de secano como The Trashmen o The Astronauts, cerveza (referencia permanente en su repertorio) y diversión.
En 1987 se registraron las primeras maquetas y Norton les organizó una inicial gira por la costa este. Ese mismo verano Doug abandonaba el grupo y era suplido por Chris Fletcher. Los años siguientes, entre 1988 y 1990, los pasaron de gira, con múltiples cambios en la formación, a excepción claro está de Dickerson y Mace. Atravesaron el país (antes de que lo hicieran Mummies o Swingin’ Neckbreakers) en una funeraria – no es la que aparece en la portada de su primer elepé, ésa ni siquiera arrancaba- por la que pagaron doce dólares y con la cual recorrieron casi 30000 km. Eso es sacarle rendimiento a un coche, sí señor.
Se publicaron tres álbumes, resumidos en la indispensable antología en formato CD titulada “Untamed Melodies”.
En el 90, estos dos compinches se quedaron sin batería y ante la terrible visión de verse obligados a proseguir sus estudios post-instituto, se liaron la manta a la cabeza y se afincaron en la soleada California, manteniendo viva la banda hasta 1993 con nuevos músicos, aunque realmente nunca llegarían a ser como antes, incapaces de encontrar gente adecuada. Lamentablemente, se disolvieron poco antes del boom de la música surf provocado por la banda sonora de Pulp Fiction. Steve Mace decidió regresar a Missouri y un par de años más tarde, en 1995, el sello Estrus (dirigido por el Sr. Crider, de The Mono Men) publicó el directo “Live in Las Vegas” y Deke y Mace optaron por rejuntarse de nuevo, lo cual siguieron haciendo de forma puntual, varias veces al año, durante bastante tiempo. Dichas reuniones se saldaron, no obstante, con la publicación de dos álbumes de estudio más: “Planet Mace”, también publicado en Estrus y a mi modesto entender, el mejor (o casi) de todos sus long-plays (Ese “Whitle Bait” a lo Trashmen vale su peso en oro, vaya que sí) y “Youth Runs Wild!”, de 1998, algo más moliente pero provisto de momentos disfrutables como la garagera “They Can’t Call It Beer” o la conocida “Dance Sammy Dance” (que Deke interpreta en la actualidad en la mayor parte de sus actuaciones).
En tierras californianas, Deke trabó amistad y consiguió contactos con reputados músicos de la zona, de ahí el nacimiento de su nueva banda : The Dave & Deke Combo, con el cantante Dave Stuckey. El proyecto, de 1991 a 1996, deparó dos afamados álbumes de rockabilly clasicote.
No fue hasta 1998 cuando salió a la luz el primer disco de Deke verdaderamente en solitario. En compañía de The Eccofonics publicó “Number One Hit Record” (sentido del humor no le falta, desde luego), excelente compendio de rockabilly, country, (western) swing y demás géneros de raíces norteamericanas.
En la misma línea, dos años después apareció su trabajo “More million Sellers” y en el año 2000 “Rythm, Rhyme & Truth”, con una versión de “Beat Out My Love” sencillamente sensacional.
Sus frecuentes y celebradas visitas a España propiciaron la edición en 2003, desde la discográfica madrileña R&R Inc. de “Mr. Entertainment”, un apetitoso CD de rarezas, temas en vivo, singles, etc que, a pesar de algunos rellenos, presenta un nivel alto, en ocasiones memorable (“One Way Ticket” en directo, por ejemplo o el instro “Switchblade Stomp”, cuyo título es casi tan bueno como su música).
Su álbum “In 3 dimensions”, siguiente en la lista, resume – el disco en sí está concebido dividiéndolo en tres parcelas - perfectamente el contenido de sus discos: una vertiente rockabilly, otra más bien hillbilly-country y un a tercera simplemente rocanrolera.
En 2005, ya en su propio sello discográfico Major Label (sigue dando muestras de su humor), Dickerson publicó “The Melody”, un disco, como su título da a entender, pretendidamente melodioso, con la idea de juntar un puñado de canciones cuyo nexo en común sea una melodía que se pueda tararear, silbar o canturrear en la ducha.
En mi modesta opinión, nos encontramos ante el mejor álbum de Deke Dickerson hasta la fecha. Toca todos los palos y los toca todos bien. Lo que quieras: pop grandioso a dos voces con una instrumentación sencilla (“Right or Wrong” o una impecable versión del “Tell Me How” de Mr. Buddy Holly), rockabilly (“Looks Like I´m In Trouble Again”, “Broken Herat”), country (“Never Cared For You” de Willie Nelson, preciosa historia y melodía la de “Good-Time Gal”), plagios/homenajes a Chuck Berry (“Lookin´ For Money”), etc.
En la actualidad, Deke también ejerce de guitarrista (o bajista) con los alocados The Sprague Brothers cuando su (escasísimo) tiempo libre se lo permite, además de proyectos de investigación arqueológica rocanrolera (recordemos su pasado fanzinero, cuando era un chavalete) para algunas discográficas, el festival Geek Guitar y mil asuntos más (a lo que hay que añadir 250 conciertos anuales de promedio). Su última edición hasta la fecha es un mini CD (“Deke Down Under”) que rescata material en vivo registrado tras una gira por Australia. Esperemos que en breve nos brinde una nueva visita y podamos disfrutar otra vez de su inmenso talento y su simpatía.
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