La banda marplatense entró al trailer del genial músico, en Gijón, en 2005.
Cuando arrancamos, en Mar del Plata, en el garage en el que ensayábamos, tocábamos frente a una gran pared, en la que teníamos pegados a nuestros próceres. Ahí estaban los Beatles, los Beach Boys, Gene Vincent, Eddie Cochran, Jerry Lee Lewis y Little Richard." Mario Barassi, guitarrista de los Super Ratones recuerda las imágenes de más de 20 años atrás y lamenta no tener fotos del lugar. "Jamás se nos hubiera ocurrido pensar que eso que estábamos haciendo iba a convertirse en algo importante", dice.
Para compensar, la memoria se hace fuerte y ayuda a reconstruir la escena. "Al principio, tocábamos sentados. Le pedíamos a Person que apagara el sonido de la batería con sábanas y cantábamos a capella, porque no teníamos micrófono. Recién después de un tiempo de tocar juntos pudimos comprar algunos, y empezamos a ensayar parados", cuenta el guitarrista.
Pasó el tiempo, y a fuerza de rock playero, algo de rockabilly y coros a la Brian Wilson, el grupo empezó a salir de la cueva cada vez más. Y a llamar la atención. "Cuando surgimos, a mediados de los '80, era muy raro ver que unos pendejos hicieran música en esa onda, que escucharan ese estilo de música", dice Barassi. Lo cierto es que rodaron bastante antes de grabar su primer disco, en 1990.
Pero, enseguida, algunos posters empezaron a salirse de la pared. "Cuando Jerry Lee Lewis vino a la Argentina, a comienzos de los '90, fue la primera vez que nos cruzamos con la versión en carne y hueso de uno de ellos. Ese encuentro nos valió su recomendación para que fuéramos a grabar a los estudios Sun, en Memphis. Allá fuimos a grabar nuestro tercer disco, con DJ Fontana, el baterista que acompañó a Presley durante 15 años como invitado, y con excursión a Graceland incluida, por supuesto. Esa fue la vez que más cerca estuvimos de Elvis", resume el marplatense.
Afirmados en un sonido cada vez más propio, lo que siguió, en la vida de los Super Ratones fue componer, grabar y tocar. Y, de paso, abrir una puerta a Europa, para girar, una vez al año.
"En esa rutina anual, en 2005 nos tocó ir a tocar al Crossroads Festival en Gijón, orientado más que nada al rockabilly, y con una lista de artistas que incluía a Los Lobos, a Lee Rocker, de los Stray Cats, además de bandas como The Presidents of the USA y la John Spencer Blues Explotion, entre otras. Un line up impresionante", sintetiza Barassi.
"Lo más loco -sigue- era que todos compartíamos una especie de campamento de casitas rodantes, con un cartelito escrito con un fibrón en cada puerta: al lado del nuestro, Los lobos. Un poco más allá, The Presidents of USA. Y enseguida, casi sin que lo pudiéramos creer, el de Little Richard. Ahí, a unos pasos del nuestro."
Obsesivo de su imagen, con casi 75 años, el hombre que grabó versiones inmortales de Tutti Frutti, Long Tall Sally y Good Golly, Miss Molly no salía de su trailer para evitar que le sacaran fotos. "Pero lo que más llamaba la atención -señala Barassi- era que, en lugar de guardaespaldas, su puerta la custodiaban ministros de Dios, que repartían Biblias".
Aún así, los marplatenses decidieron intentarlo. "Le expliqué a uno de estos tipos, que medían como tres metros, quiénes éramos, y el honor que nos haría Richard si nos permitía saludarlo. El tipo me escuchó, y después de regalarme una Biblia, se fue, para regresar después de un rato, a decirnos que Richard también quería conocernos".
El guitarrista lo cuenta como si hubiera sucedido hace un par de días. "Para nosotros, entrar ahí y verlo sentado en ese living rodante fue impresionante. Le contamos que él era una de las personas por la que estábamos haciendo música, y que compartir el escenario con él nos parecía increíble. Entonces, contra todo lo pensado, nos pidió sacarse una foto con nosotros, así que buscamos una cámara en nuestro trailer y sacamos sólo una. Y como broche de oro nos dijo algo que para nosotros fue inolvidable. 'Ustedes tienen el mismo entusiasmo que tenían los Beatles, cuando me vinieron a ver en el '62', nos dijo, y después siguió con una anécdota de Keith Richards, antes de la despedida".
"A esa altura, estábamos hechos. Habíamos logrado conocer a uno de los tipos que más nos impulsaron a agarrar una guitarra, uno de los posters que nos vieron nacer como banda", dice Barassi. El mismo que, por si no hubiera sido suficiente, un rato más tarde, desde el escenario, les mandó un saludo a sus "amigos argentinos". "Algo que -confiesa el marplatense- no se nos había ocurrido ni en los sueños."«
Los Super Ratones regresaron de su gira europea, que incluyó España y Alemania, donde presentaron su CD "Super Ratones", con Ken Stringfellow, Juanchi Baleirón y Sarcófago.
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