La banda británica que lidera Dave Gahan llega, intacta, a Buenos Aires
Por Verónica Pagés
FORT LAUDERDALE (FLORIDA).? Nada de lo que sucede sobre el escenario hace pensar que a ese hombre que baila, salta y se contorsiona febrilmente lo han operado hace poco más de cuatro meses de un tumor maligno en la vejiga. Efectivamente el poder de seducción de Dave Gahan está intacto. Y con él, el poderoso arsenal que Depeche Mode pone en juego en cada show de la gira mundial ?que traerá a la banda el 17 de octubre a Buenos Aires, en el marco del Personal Fest- en la que presentan su último disco, Sounds of the Universe . Gira que comenzó en forma un poco más que accidentada: no sólo a días de comenzar surgió lo de la enfermedad del Gahan -que obligó a suspender once conciertos y a reprogramar otros-, sino que más tarde el mismo Gahan se esguinzó una rodilla y tuvo problemas con sus cuerdas vocales; a eso hubo que sumarle que casi al mismo tiempo que el cantante entraba a quirófano, moría en Gran Bretaña el padre de Andy Fletcher, tecladista del grupo.
Así las cosas, nada hacía suponer durante esos primeros días de mayo que pocos meses después Fletcher llegaría a afirmar que están haciendo "los mejores conciertos" de su carrera. Fletcher habló desde su casa de Londres en un recreo que se tomó el trío electrónico -que completa el excéntrico genio de Martin Gore- luego del concierto que brindaron en Fort Lauderdale los primeros días de este mes, show al que este diario asistió invitado por la productora Time for Fun. "Más que unas vacaciones, éste es un período de recuperación", se sincera Fletcher. Es que una vez que se reanudó la gira no han tenido demasiado tiempo de descanso y estos hombres, que hace casi treinta años mantienen intacto prestigio y jerarquía, están grandes. Aunque no se nota. Ni un poco.
Golpe certero
El impacto de lo que sucedió en el concierto que hicieron en el Bank Atlantic Center (el estadio de jockey sobre hielo de los Panthers) se sintió en el cuerpo. Eso que durante dos horas bajó a la platea e hizo que los casi 25 mil espectadores olvidara sus asientos no era sólo música, era un golpe certero al corazón. Impacto que por momentos volvía inquietos los pies, ponía todos los sentidos en guardia y al borde del suicidio más de una lágrima. El punto más alto en ese sentido fue con "I feel you" de Songs of Faith and Devotion (1993) -quizás el más rockero del show- en el que la batería parecía estar conectada a la cabeza de cada espectador. La potencia aceleraba el corazón y no se podía hacer otra cosa que gritar. Gahan sonreía con una felicidad feroz. A él también le estaba por explotar el pecho.
"Elegir los temas del show es muy difícil, tenemos una gran lista de hits pero también hay un disco para presentar. De hecho cuando empezamos el tour en Israel teníamos en el set más canciones nuevas, pero nos dimos cuenta que la gente quería algo más de las viejas. Nunca llegamos a un punto en que los tres pensamos que está perfecto porque cada uno tiene sus favoritas. Por eso nos gusta cambiar esa lista, de hecho tenemos preparada una serie de sorpresas para Buenos Aires", cuenta Fletcher, quien estuvo un par de veces en la ciudad en su rol de DJ. Justo él no fue de la partida en el show que dio Depeche en Velez en abril de 1994: "No estuve en ese segmento del tour porque estaba enfermo; fue el tiempo más loco en la historia de la banda y no fue, en verdad, un gran momento. Eramos un poco salvajes, estábamos de fiesta la mayor parte del tiempo".
Ahora -también según las palabras de Fletcher- están más viejos, más sabios, más profesionales. Y eso se ve en un show prolijo, visualmente diseñado hasta la obsesión por Anton Corbijn, en el que Gahan, Gore y Fletcher aparecen en carne y hueso y reproducidos e intervenidos -en vivo- en una megapantalla precedida por la enorme bola que bien puede ser ese mundo/ universo al que ellos le pusieron sonidos y Corbijn furibundos rojos, azules y amarillos.
Del disco nuevo sólo avanzan con "In Chains", "Wrong", "Hole to Feed", "Little Soul" y "Miles Away/ The Truth Is", que ya con cinco meses en la calle no se puede decir que sean temas difíciles, a los que cueste entrar. La voz sombría de Gahan es la de siempre y como dice Fletcher "las canciones de Martin [Gore] son las canciones de Martin". Aunque "Hole..." y "Miles away..." son de Gahan. Es que desde que el cantante tiene en paralelo una carrera solista le dan más permisos: "Creo que ese nuevo rol le ha hecho muy bien a Depeche", suma Fletcher, que en el escenario disfruta su estricto tercer lugar -él dice ser "el hombre del fondo"- sin ningún problema de ego o cartel.
El show es una celebración en la que Depeche alterna climas con la misma facilidad con que Gore cambia sus coloridas guitarras. La euforia atraviesa "Walking in my Shoes", "It´s No Good" o "Question of Time" para llegar a la tristeza infinita de "Precious". Altos y bajos, claros y oscuros; una fiesta rota por la melancolía en donde no existen los medios tonos, en la que todos disfrutan, los fanáticos que crecieron con ellos, los recién llegados y, sobre todo, ellos tres. "La verdad no sé cuál es la fórmula que nos trajo hasta acá, debe haber muchas razones: hacer muy buenas canciones, trabajar con buenas personas, tener fans leales. Nunca lo hicimos planeando que íbamos a estar juntos tantos años, nunca pensamos que Depeche iba a volver a la Argentina 15 años después, simplemente sucedió", dice Fletcher a modo de bienvenida.
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