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sábado, 19 de septiembre de 2009

El viejo Bob de viaje por el Sur



Together through life, el nuevo disco de Bob Dylan, discurre entre los campos de batalla del amor y se inscribe en la tradición del folk .




Por: Sergio Marchi

"El futuro es una cosa del pa­sado", afirmó Bob Dylan hace algunos años en una de esas frases maravillosamente ambiguas, que le son tan propias y que han ayudado a alimentar el misterio que siempre precede sus pasos. Esa sentencia parece tener cada vez más sentido, sobre todo con las nuevas canciones que con­forman su flamante disco núme­ro 46, Together through life . Un disco que encuentra fácilmente su lugar orbitando en las proximi­dades de la trilogía que iniciara en 1997, con el magistral Time out of mind, y que se continuó con Love and theft en 2001 y Modern times en 2006. Podría decirse que el primero de ellos, producido por Daniel Lanois, le proveyó a Dylan de un molde sonoro moderno y futurista que dotaba a las cancio­nes de profundidad y misterio. A partir de ahí, el propio Dylan –ba­jo el seudónimo de Jack Frost– se encargó de producir el resto de sus álbumes, siempre respetando la plantilla de Lanois, adoptándola como una estructura clásica. Y el nivel artístico, que en la trayectoria de Dylan acostumbró a ser erráti­co, jamás decayó desde entonces. Primera buena noticia: Together through life prolonga esa buena salud artística.

El álbum encuentra su punto de partida en "Life is hard", con­movedora canción de amor que compusiera a pedido del director Oliver Dahan para su próximo fil­me ( My own love song ), una road movie que se desplaza desde Kan­sas City hasta Nueva Orleans. Lo único que Dahan le comunicó a Dylan era que necesitaba una bala­da para que el protagonista cantase al final de la película. Bob viajó al Sur y paseó por distintos lugares; uno de los puntos que tocó fue la ciudad de Tupeló, donde naciera uno de sus ídolos: Elvis Presley. "Sentí los fantasmas de la batalla que Sherman libró contra Forrest (Batalla de Tupeló, 1864, histórico episodio de la guerra civil ameri­cana). Hay algo espeluznante en el pueblo, como una tristeza que per­siste. Elvis también debe haberla sentido", contó Dylan en una en­trevista en su site de Internet.

"Life is hard" no solo abrió las compuertas creativas de Bob sino que también le dio un Norte... que resultó ser el Sur, cuya atmósfera gobierna todo Together through life , a través de letras evocativas de antiguas leyendas, y también gra­cias al acordeón de David Hidalgo, del grupo Los Lobos, presente en casi todas las canciones, al igual que Mike Campbell, el guitarrista de Tom Petty, que también toca mandolina. La frontera de Esta­dos Unidos con México, y el Sur en general, sirve como magnífico escenario para las diez canciones nuevas que Dylan compuso junto a Robert Hunter, legendario letris­ta de Grateful Dead, cosa que sus fans tomaron como una afrenta, a la que Bob le restó importancia.

Aunque Dylan hizo público su apoyo a Barack Obama tras ha­ber leído su libro Dreams of my father , no aparece en Together through life ninguna alusión po­lítica a los nuevos aires, salvo en "It's all good", una canción en estilo Zydeco (¡toda una novedad para Dylan!) que destila una bue­na ironía sobre estos "tiempos modernos": "Las mujeres dejan a sus maridos./Los grandes polí­ticos cuentan mentiras/pero todo es para bien./Ladrillo a ladrillo te demuelen./Una taza de agua es suficiente para ahogarte./Deberías saber que si pudieran lo harían/ lo que te mande para abajo./Pero todo es para bien". Pese a estos versos, Together through time es un disco de tono romántico, para bien o para mal; en "Beyond here lies nothing", Bob se acaramela reconociendo que "mientras estés conmigo, el mundo es mi trono", al tiempo que en "My wife's ho­metown" asegura que "ella puede hacer que las cosas estén mal o que estén aún peor/tiene pociones más potentes que una maldición gitana./El infierno es el pueblo na­tal de mi esposa".

El disco discurre entre fantas­mas de viejos campos de batalla en el Sur y reflexiones sobre el amor perdido, encontrado o padecido. "Vengo de la tradición del folk", confesó Dylan, y eso es algo que se nota en el último tramo de su carrera. Lejos de los tiempos en que cada uno de sus movimientos parecía inaugurar "un período", Dylan hoy se asume como un clásico que no pretende inventar nada, porque con las viejas herra­mientas le alcanza para crear un mundo nuevo cada vez que se lo propone

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