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domingo, 27 de septiembre de 2009

Murió la pianista Alicia de Larrocha





Fue una de las grandes intérpretes del siglo XX

BARCELONA (DPA).- Alicia de Larrocha, la pianista española más importante del siglo XX, murió -a los 86 años- en Barcelona, su ciudad natal, a causa de dolencias cardíacas y pulmonares.

Alicia de Larrocha fue una niña prodigio, que a los cinco años ofreció su primer recital y a los doce fue solista con orquesta, e inició en 1947 una carrera brillante. Acaso la magia de su arte esté centrada en sus manos, pequeñas, pero tan flexibles, que le permitían abarcar sin mácula las páginas más endemoniadas escritas para piano. Cuando actuó por primera vez en el Colón, en 1961, había recibido hacía pocos días el codiciado galardón Medalla Paderewski. Memorable fue aquel recital con obras de Scarlatti, Beethoven, Chopin que incluyó un ramillete brillante de Albeniz, así como la presentación junto con la Filarmónica de Buenos Aires en la que interpretó el Concierto Nº 2, de Rachmaninov. De Larrocha recibió de inmediato el calor del público que la ubicó en el sitial de los grandes de España, junto con los nombres ilustres de Casals, Zabaleta, Segovia y Victoria de los Angeles, entre otros, mérito ratificado en varias visitas posteriores con eclécticos programas que se caracterizaron por miradas interpretativas de indudable originalidad.

De Larrocha fue la única concertista española incluida en las memorables grabaciones con recopilaciones de los 74 mejores pianistas del siglo XX promovidas por diversas compañías discográficas. Cuando en cierta ocasión se le consultó sobre el orgullo que seguramente sentía, dijo de un modo muy espontáneo: "¡Qué va, Jusú!, ¡qué horror...! ¡Si hay pianistas mujeres fenomenales...!" y su gesto -imposible de olvidar- estuvo acompañado de una mirada pícara y encendida. Un recuerdo acaso inadvertido por quienes tanto la admiraban se refiere a su rechazo a las adulaciones, a las reuniones sociales en su honor que le provocaban una actitud de silencio y de quietud. Otro recuerdo imborrable es su opinión sobre la condición acústica del Colón: "¿Qué es esto? ¡Un milagro!... Si escucho como mis trinos más pianos llegan al paraíso...".


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