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domingo, 15 de febrero de 2009

51a edición de los Grammy


51a edición de los Grammy
La industria coronó a los británicos
Robert Plant se llevó cinco premios; Coldplay, con su disco Viva la vida, fue el otro gran ganador de la noche

Martes 10 de febrero de 2009
La industria coronó a los británicos
Arrasaron: la leyenda del rock Robert Plant, junto con su compañera Alison Krauss Foto:
Transformado en elegante rockero, Robert Plant se dio el gusto de subir varias veces al podio, anteanoche, para recibir un Grammy tras otro (cinco en total), y dejó en el camino a bandas como Radiohead, Coldplay o el rapero del momento, Lil´ Wayne. Fue otro voto de confianza de la industria para un artista de catálogo como Plant, que con un disco novedoso junto con Alison Krauss generó ese crossover ideal para el gusto del público melómano, el único que sigue comprando discos. Con su última producción, Viva la vida, Coldplay también fue los grandes ganadores del Grammy al cosechar tres de los premios más importantes: canción del año, mejor interpretación de un grupo de pop y mejor álbum de rock. "Gracias, y perdón por reciclar tan descaradamente los trajes del álbum de Sergeant Pepper´s", dijo el baterista del grupo, Will Champion, mientras el ex Beatle Paul McCartney los miraba impasivo desde la platea, en una noche dominada por las distinciones a los músicos británicos. En la misma jornada, el rap mostró a sus pesos pesados y las dos caras de la moneda. Por un lado, el joven Lil´ Wayne se llevó tres estatuillas a su casa: mejor canción de rap, mejor interpretación solista de rap y mejor interpretación de un dúo o grupo de rap. Por el otro, los cantantes Chris Brown y Rihanna fueron los grandes ausentes de la fiesta y no por motivos artísticos: Brown tuvo que comparecer en una comisaría de Los Angeles por una denuncia por golpear a una mujer -que los rumores identificaban como la propia Rihanna, su pareja- y fue dejado en libertad tras pagar una fianza de 50.000 dólares. Salvo esa noticia de último momento, que obligó a los organizadores a improvisar un musical con Justin Timberlake, Al Green y Boyz II Men, la ceremonia en el Staples Center de Los Angeles, transmitida por Sony, no tuvo grandes sobresaltos. Con puntualidad inglesa, Bono apareció en escena cantando -sobre una tarima y con una gran pantalla multicolor de fondo- el nuevo corte de U2 "Get on Your Boots". Después, una Whitney Houston recuperada de las drogas hacía su aparición como primera anfitriona de la 51a. edición de los Grammy frente a una platea devota que la aplaudía de pie. Los golpes de efecto nostálgicos, mechados con nuevas caras de la industria como Adele (mejor artista nuevo), se repetirían a lo largo de la ceremonia y tendrían su broche de oro con la aparición en vivo de Smokey Robinson con un homenaje a Motown y de Neil Diamond cantando "Sweet Caroline". Los musicales se transformaron en el mayor atractivo, a la espera de los premios más importantes: Coldplay se cruzó con el rapero Jay-Z en la original introducción de "Viva la vida"; Stevie Wonder le puso swing a su encuentro con los Jonas Brothers, y M.I.A, con fecha de parto para ese mismo día, cantó su hit "Papers Planes", junto con Jay-Z, Kanye West, T.I. y Lil´ Wayne.

Los problemas de audio fueron constantes, pero eso no opacó dos grandes momentos: cuando Paul Mc Cartney tocó el bajo y recordó a los Beatles en "I Saw Her Standing There", con Dave Grohl en batería; y cuando Radiohead interpretó una vibrante versión de "15 Step", de In R ainbows, con el que se llevaron dos Grammy. Fuera de la televisación, Juanes se consagró como el mejor artista latino y Stevie Wonder terminó la ceremonia cantando solo con su pianito mientras pasaban los comerciales por la pantalla. Una muestra de que el segundo de publicidad, en televisión, vale más que la música.

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