- “La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas, haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia. A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y salimos al sol. ¿Sabés qué? Valió la pena. Si estás cansada, que tu partida sea en paz. Sabremos entender.” Mercedes.
- “Querida Negra: Mi madre te trajo a casa cuando yo tenía unos 14, 15 años (tengo 53). Tu voz sonaba por la casa desde Mujeres argentinas. Desde ese momento te quise y sigo queriéndote... Amo tu voz tan clara, inconfundible. Un día te vi en la entrega de diplomas de mi hija sorda. Los chicos habían aprendido a cantar ‘Dale alegría a mi corazón’ y lo cantaste con ellos. Y allí mi hija (hoy de 24 años) te quiso y te sigue queriendo. ¡Qué maravilla, Negra! Tu voz fue pasando, acariciándonos de generación en generación, y lo seguirá haciendo.” Patricia.
- “Aquellas canciones que entonaste en mi Ecuador, me han hecho recapacitar y cambiar mi forma de pensar. Has dado tanto por la vida que ahora la vida misma te debe tanto. Estamos contigo siempre, así estemos lejos, eres la estrella que brilla en la penumbra de la noche. Has ayudado a un grande de Ecuador, Oswaldo Gauayasamín, ahora sé que él te está eternamente agradecido, desde donde se encuentre. Mil gracias por tu música y tus valores, eres un icono argentino para mí.” Angelo Puente.
- “Nunca te encontrará la muerte ‘vacía y triste’, porque fuiste y serás voz de libertad, fortaleza y conciencia de ciudadana del mundo. Gracias por tu canto, gracias por ser siempre tú misma, gracias porque en honor a tu forma de ser, mi hija se llama orgullosamente Libertad.” Laura May.
- “Tus canciones me han acompañado en la adolescencia, en las canciones de los sueños de mis hijos. A mis hijos cuando andan ahora lejos de nuestra tierra melancólicos, y a mi corazón cada vez que necesito un barrilete. Desde España, en la que suenas en mis discos para que todo el mundo que no te conoce escuche la voz más emblemática de América latina, vamo’ arriba.” María.
- “Desde que era muy pequeña recuerdo a mi padre tomar mate acompañado por las canciones de la Negra. El hacía suyas esas canciones y siempre me repetía: ‘Escuchá lo que dice la Negra, y aprendé’. Así aprendí yo también a hacerla parte mía. Si algo me reconforta, es el pensar que ahora puede que sea mi viejo quien la disfrute, en donde quieran que estén.” Rita.
- “Adiós, Mercedes. Espero que estés tomando un café con Gardel.” Orquídea.
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