Con la improvisación como hilo conductor, el virtuoso guitarrista inició una serie de conciertos en los que, en tres noches por semana, visitará el tango, el folclore y los ritmos latinos en clave jazzera.. "No toco de todo. Si uno no siente un género no puede tocarlo".
“Me estoy dando unos gustos”, es lo primero que dice Luis Salinas sobre sus nuevos pasos. Y lo repite varias veces, para que no queden dudas. El eximio guitarrista inició anoche una serie de shows en el Torquato Tasso que se prolongará todo el mes y que muestra su versatilidad: los jueves, una serie de improvisaciones con base tanguera; los viernes, lo mismo pero con sedimento folclórico. Y los sábados, de vuelta al latin jazz, y al eclecticismo de los boleros, la salsa, el candombe.
“Yo siempre cada cosa que abordé la hice con amor y al sentir lo que tenía que hacer en ese momento. No toco de todo. Yo entro a los géneros porque necesito tocarlos. No para demostrar. Y el público y artistas que admiro mucho han comprendido eso”, explicó Salinas en diálogo con Clarín.com. En esta serie de recitales, además de su compadre Javier Lozano en el piano, y una banda “de amigos”, Salinas se acompañó de tangueros de renombre. Ayer, el bandoneonista Julio Pane y el guitarrista Hugo Rivas (“dos músicos maravillosos”). En los próximos jueves, nada menos que con Leopoldo Federico.
- El hilo conductor de las tres noches es la improvisación…
- A mí siempre me gustó el concepto del jazz de frasear la melodía. Darle movimiento, no tocarla todos los días igual e improvisar sobre los temas. Uno de mis ídolos máximos es Hugo Díaz. Si vos escuchás distintas versiones, el tipo hace la melodía diferente. Son las mismas notas, pero las frasea diferente. Tipos como Dino Saluzzi, como Rubén (Juárez), ni que hablar como Oscar Alemán…eso es donde yo me siento más cómodo, donde me siento más yo.
Con un disco a la vuelta de la esquina, en el que retomará la senda jazzera, los recitales marcan en Salinas una continuidad con sus discos “Música argentina” y el monumental quíntuple “Clásicos de la música argentina y algo más”, donde mostró composiciones propias y revisitó el cancionero tanguero y folclórico nacional. Pero también el final de una etapa. “Esos discos me pudieron dar un poco más de aire para poder hacer lo que sentía, porque cuando empecé con eso la gente me tenía mucho con el latin jazz. Cuando entendieron que yo había empezado tocando música argentina, me permitió después hacer un homenaje a los compositores y a los lugares a los que fui, y lo hice con mucho amor y mucho respeto. Me pude dar esos gustos”, sostuvo el guitarrista.
- Hay una idea instalada de que Salinas dejó el jazz y se acercó al folclore y al tango, pero en realidad sería una vuelta a los orígenes…
- Exacto, pero eso siempre está en mi manera de improvisar. Cuando yo estoy tocando jazz o latin jazz siempre hay una cita al tango o al folclore. No me doy cuenta pero me sale. Va conmigo y eso me hace en algún lugar diferente a un jazzero de EE.UU.
- ¿Y por qué cree que ocurre?
- Eso está adentro de uno. Yo nunca toqué especulando con nada. Cuando mejor toco es cuando no pienso. Cuando pienso se nota lo que no sé (risas). Como soy un músico intuitivo, cuando fluye es cuando mejor toco. Y ahí sale la historia de uno, cuando está improvisando y está totalmente expuesto.
- Entonces estos recitales son una suerte de “hasta luego” al folclore y al tango…
- Así es, muy bien. ¡Lo decís como me gustaría decirlo a mí! Es así de simple. No me gusta la especulación y mucho menos en la música. Siempre he hecho lo que yo sentía. El público puede que no entienda de armonía, de melodía o de ritmo, pero sabe cuándo un artista es sincero o no. Podés oir algún comentario del tipo “Yo no entiendo lo que toca Paco de Lucía, pero me gusta”. Y es tan verdad…Admiro y respeto a todo músico que haga lo que sienta
- ¿El tecnicismo no está completo o no sirve si no hay sentimiento atrás?
- Tiene que estar siempre al servicio de lo que sentís. Es como cuando uno usa la cabeza para hacer lo que siente y pone lo que siente como cosa primaria. Gracias a dios tengo amistades y respeto de gente de diferentes ondas. Entendieron que yo siempre cada cosa que abordé la hice con amor y al sentir lo que tenía que hacer en ese momento. No toco de todo. Soy amigo de Tomatito y de Raimundo (Amador) pero nunca me pondría a tocar una bulería porque después de escucharlos a ellos…O por ejemplo un carnavalito…Me merece tanto respeto que si uno no lo siente no puede tocarlo. Decir “Como tengo condiciones hago cualquier cosa”, eso sí está cerca de la falta de respeto.
- ¿Cuánto influyen los estados de ánimo?
- Cuando armo los shows les digo a los muchachos: “Miren que si me pasa algo cambiamos, eh…”. Ningún músico del mundo te puede decir “Mañana a las 11 voy a estar inspirado”. Por eso los más grandes músicos que conocí son gente muy humilde. Pueden manejar la técnica, pero hay una cosa superior. No podés tener la soberbia de decir “Hoy compuse ‘Adiós Nonino’, mañana voy a componer otra igual”. Son cosas que pasan. Es muy importante la actitud y vivir ese momento como único y dar todo lo que uno tiene para decir. Y eso no se sabe hasta el momento en que estás tocando.
0 comentarios:
Publicar un comentario