La sombra de Imelda Marcos
El ex Talking Heads y el amo de las pistas se unieron para un curioso proyecto: un “musical de discoteca” basado en la vida de quien en los ’70 u ’80 supo ser pseudo emperatriz de Filipinas y a la vez habitué de las discotecas neoyorquinas.
Por Eduardo Fabregat
¿Un “ciclo de canciones” sobre Imelda Marcos, pseudo emperatriz de Filipinas entre 1965 y 1986? ¿Una suerte de musical austero para montar en discotecas? ¿Un paquete de canciones cantadas por un sindicato de gargantas privilegiadas, en cuyas letras van cayendo frases célebres de Imelda y su esposo, el no menos célebre Ferdinando Marcos? No extraña que detrás de semejante proyecto esté un amante del riesgo artístico como David Byrne. Pero hay aún otro detalle que agrega impacto: para la ocasión, el escocés unió esfuerzos con Norman Cook, más conocido como Fatboy Slim, astro de las pistas que completa Here Lies Love, el doble CD que acaba de aparecer en la Argentina. Un álbum que ciertamente se podría haber estrellado en el ridículo, y sin embargo funciona.
Para ello, a este disco hay que concederle algo de tiempo y atención. Como dice el guitarrista y cantante en el librillo, el proyecto nació a contramano de la tendencia global del single, eso que llama sin vueltas “la muerte del álbum”. Byrne arrancó interesándose en un reportaje de Ryszard Kapuscinski sobre los asistentes reales del emperador Haile Selassie, y terminó fascinado por la figura de Imelda, dueña de un poder absoluto en Filipinas y a la vez habitué de las discotecas neoyorquinas de los ’70 y ’80. “¿Qué es lo que mueve a una persona poderosa, qué la hace vibrar?”, se preguntó el músico. Su investigación, el intercambio con Fatboy Slim, le fue dando forma a una serie de canciones que abreva en aquellas músicas de los ’70 –sin llegar al revival disco, que hubiera sido insoportable– y en las que personajes como los Marcos y sobre todo Estrella Cumpas, amiga de la infancia de Imelda, luego caída en desgracia, van dando cuenta del ascenso y decadencia del matrimonio, tanto en su historia de amor como en el escenario político.
Para darles voz a los sentimientos de cada personaje (“No hay aquí canciones que hagan un relato, pero cada una se relaciona con la anterior y la siguiente”, dice DB), el dúo apeló a gente que sabe lo que hace, como Tori Amos (“You’ll Be Taken Care of”), una casi irreconocible Cyndi Lauper (“Eleven Days”, que refiere al tiempo que tardó Ferdinand en llevar a Miss Filipinas al altar), Florence Welch (“Here Lies Love”, la frase que Imelda pide que pongan en su lápida), Natalie Merchant (“Order 1081”, el inicio de la eternización de Marcos en el poder) y Kate Pierson (“The Whole Man”, sobre el brote místico-amoroso de Imelda), entre otras. El mismo Byrne asume la voz en el marchoso “American Troglodyte”, con la banda venezolana Los Amigos Invisibles, y en “Seven Years” (junto a Shara Worden, una oscura canción que habla del asesinato de Ninoy Aquino, principio del fin de la dictadura marquista). Y, claro, aporta su banda de apoyo habitual (Mauro Refosco, Paul Frazier y Graham Hawthorne), que se relaciona naturalmente con las programaciones y secuencias de Fatboy, su inconfundible marca rítmica.
Para cuando Lauper y Amos cierran la faena con “Why Don’t You Love Me?” queda claro que la idea del musical de discoteca dedicado a Imelda & Estrella, tan delirante en apariencia, con más de una ficha para el fiasco, resulta otra apuesta coronada por el ex Talking Heads. Es lo que suele suceder con los que prefieren apostar a los bichos raros, y tienen con qué respaldarlo.
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