Durante los ’90, este quinteto californiano pasó de grabar en las condiciones que pudiera a trabajar con el productor de Radiohead y Beck, siempre desde el indie. Sacaron el compilado Quarantine the Past y vienen en octubre.
Por Roque Casciero
Scott Kannberg se levantaba temprano desde hace varios días. Muy temprano: la mañana del primer show que hizo Pavement en suelo estadounidense en diez años estaba arriba desde las 5 am, en su habitación de hotel de Los Angeles. Es que el quinteto recién había vuelto de Japón y Oceanía, donde concretó sobre los escenarios su regreso, y entonces el guitarrista y ocasional cantante –que firmaba S piral Stairs, allá lejos y hace tiempo– todavía andaba con los horarios cambiados. Eso sí, lo que no se le borró pese al jet lag fue la sonrisa, ésa que le volvió apenas la banda decidió que era un buen momento para emprender el operativo retorno.
¿Una banda más que se reúne? Hmmmm... Pavement nunca fue “una banda más”. Entre 1989 y 1999, este quinteto de Stockton, California, pasó de grabar en las condiciones que pudiera –de allí su vínculo con la estética lo-fi–- a trabajar junto al productor de Radiohead y Beck, siempre desde una trinchera indie, la del notable sello Matador. Canciones como Cut your Hair o Trigger Cut se convirtieron en himnos college en aquellos años en los que el rock “alternativo” salió de la oscuridad, Nevermind mediante. Un status similar mantienen todavía los dos primeros álbumes, Slanted and Enchanted y Crooked Rain, Crooked Rain. Y todo andaba bien –siempre que pudieran evitar ensayar– hasta la última gira, en la que ya estaba claro que el cantante y guitarrista Stephen Malkmus pensaba en un futuro sin la banda. Al líder del quinteto lo vimos luego en Buenos Aires, primero con sus Jicks y luego sólo con su eléctrica, pero siempre fue un sucedáneo de lo que de verdad queríamos ver: a Pavement, claro.
“Vamos a tratar de llevarles a la verdadera banda, no la mierda falsa”, se ríe ahora Kannberg a través del teléfono. “Queremos ir en octubre o noviembre, que es cuando vamos a terminar las fechas que ya tenemos programadas.” El humor –retorcido, eso sí– siempre ha sido central en Pavement. De allí que su biografía oficial sea una mentira descarada pero hilarante, por ejemplo, o que en la formación inicial estuviera Gary Young, un hippón borracho mayor que el resto de los músicos, que se dedicaba a hacer bardo durante los conciertos. También es una buena muestra que, en pleno “revival” de la banda, hayan decidido titular Quarantine the Past al disco compilatorio que acaba de aparecer en todo el mundo (acá lo editó Ultrapop). “No se trata de frenar al pasado sino de ponerlo en cuarentena, meterlo en un lugar”, explica el guitarrista. “De eso se trata: esas canciones son de un momento en particular, que es el pasado. Creo que muchas de ellas han aprobado el examen del tiempo, pero como con cualquier disco, son instantáneas de lo que estaba haciendo la banda.”
–El hecho de que en el compilado hay un solo tema de Terror Twilight, su último disco, ¿habla de que les trae malos recuerdos de la grabación?
–No, para nada. De hecho, estamos tocando dos temas de ese disco. Simplemente sucede que cuando empezamos a ensayar nos costaba sacar las canciones porque nadie se las acordaba (risas). Así que empezamos con las más fáciles, que eran los hits, pero ahora ya estamos mejor y estamos tratando de meter más de las otras. Para cuando lleguemos a América del Sur seguramente ya tendremos muchas entre las cuales elegir. De todos modos, estamos haciendo cuarenta canciones, si tuviéramos que agregar más de cada disco sería una locura.
–Por lo general, cuando se reúne una banda hay especulaciones acerca de si será lo mismo o si arruinará la mística de los viejos tiempos. ¿Les preocupaba eso?
–En realidad, nadie pensó acerca de eso hasta que nos juntamos para empezar los ensayos. Pasaron diez años sin que tocáramos juntos, pero igual publicamos unas reediciones ampliadas con las que estuve involucrado, más que nada para que siguiera habiendo material de Pavement disponible. Como me ocupé de los negocios, para mí la banda estuvo ahí siempre. Obviamente, durante los últimos diez años nos hicimos más grandes de lo que éramos en el pasado: ahora hacemos shows para más público, hay mucha ansiedad por vernos y muy buena onda de los fans. Creo que la gente quiere revisitar... Hay muchos que no nos vieron en el pasado y están entusiasmados, igual que nosotros.
–¿Cómo fue el proceso de reunión de Pavement? ¿Quién llamó a quién?
–Fue bastante simple: era algo que hablábamos a medias con nuestro agente durante los últimos dos años, porque recibía propuestas todo el tiempo y le preguntaban cuándo volvíamos. El nos pasó el mensaje y coincidió con que era un momento en el que todos teníamos tiempo para hacerlo. Yo había terminado mi disco solista, por ejemplo, mientras que en los años anteriores no había tenido mucho tiempo disponible, así que es el año perfecto. Pero, bueno, básicamente, hubo un llamado telefónico entre Stephen y yo, nos pusimos de acuerdo en que íbamos a hacerlo, que íbamos a ver cómo funcionaba. Empezamos pensando en unos pocos shows y la gente enloqueció, así que decidimos agregar más y más: lo convertimos en un año importante.
–¿Siguieron en contacto durante todo este tiempo? Porque la separación dio la impresión de que sus relaciones personales no estaban nada bien.
–Eso no es necesariamente así. De cualquier forma, todos estábamos viviendo en ciudades diferentes... Simplemente nos fuimos cada uno por su lado. Yo estaba trabajando en un disco solista, Steve también, y medio que no nos ocupamos de Pavement. La última gira no fue la experiencia más positiva para ninguno de nosotros, pero pienso que también fue sólo una reacción. Pavement nos resultó fantástico durante diez años e incluso en esa última gira lo pasamos bien, pero fue la primera vez en la que no estuvo tan bueno. De eso se trató, no era que ya no hablábamos entre nosotros.
–En tu MySpace dijiste que el primer ensayo para la gira era la primera vez que estaban juntos en un mismo espacio. ¿Cómo te sentiste?
–Fue bastante loco porque parecía que nada había cambiado en diez años. Todos se veían iguales, hacíamos los mismos chistes... Fue un poco raro. Al principio estaba un poco decepcionado porque pensaba que sería un poco más fácil y que todos iban a estar un poco más entusiasmados, pero supongo que todos estábamos muy nerviosos. Nos llevó un par de días... Ensayamos durante dos semanas, durante tres o cuatro horas por día, que es lo máximo que ensayamos en nuestra vida como Pavement (risas). Es verdad, nunca fuimos de ensayar demasiado... Pero cuando llegamos nuestro primer show en Nueva Zelanda ya estábamos más relajados y todo nos fue muy bien. La respuesta del público nos movilizó mucho: todos enloquecieron, fue fantástico.
–¿Estabas nervioso antes de salir a tocar?
–Muy nervioso: no pude dormir la noche anterior. Pero una vez que subimos al escenario y empezamos a tocar, todo eso desapareció. Estuvimos todo el show sonriendo.
–¿Ya les preguntaron cuánto importa el dinero para el regreso?
–Por supuesto, alguna gente lo ve de ese modo, pero realmente no es lo importante de la reunión. Creo que todos quisimos hacerlo porque estamos en buena forma y es el momento correcto para hacerlo; quizá dentro de cinco años el asunto del dinero sí se hubiera metido en el medio.
–Haberte encargado de las reediciones de los discos, ¿te motivó para reunir a Pavement?
–En lo personal, siempre quise que Pavement se reuniera. No sé si todavía nos quedaba nueva música por hacer, pero siento que hace diez años dejamos las cosas sin terminar. Y como mucha gente nos descubrió durante este tiempo, éste es un buen modo de sentirnos reivindicados por todo lo que hicimos. Creo que va a hacer que la gente vuelva a escuchar nuestra música.
–Si habían dejado las cosas sin terminar, ¿esta gira es el punto final o imaginás un futuro para Pavement?
–Ahora mismo no estamos listos para hacer música nueva, pero eso no significa que no vayamos a estarlo en el futuro. Hacer esta gira es un modo de juntarnos y estamos pasándola bárbaro... Hay canciones que escribo que siento que suenan a Pavement y estoy seguro de que Stephen siente algo parecido, así que quizá... No sé, siempre quise que Pavement fuera una banda que durara en el tiempo. Nunca pensé en que la música fuera mi vida y mi carrera, pero en este punto me doy cuenta de que lo es. Y sería piola poder seguir sacando discos porque, a esta altura, ¡es lo único que sé hacer
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