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viernes, 19 de noviembre de 2010

EL RELOJ: EL PRIMER GRUPO "HARD" DE LA ARGENTINA.






EL RELOJ
El rock and roll de la primera hora









Guillermo Boerr
30-05-2003

Son la banda en actividad más antigua del rock argentino. Formados en 1971, hoy presentan un nuevo disco en el Ateneo. Aquí, su historia.

El Reloj fue la primera banda heavy argentina". Ricardo Iorio, tipo heavy si los hay, es casi con seguridad quien más veces ha repetido esta frase. La expresión, si bien a priori parece innegable, es al menos discutible: en 1971, año en que el tecladista Luis Valenti, el baterista Juan Espósito, el bajista Eduardo Frezza y los guitarristas Willy Gardi y Osvaldo Zabala bautizaron a la agrupación debido a lo ajustado de su sonido, "heavy metal" era el rótulo que solía utilizar el crítico de rock Lester Bangs (quien,a su vez, la tomó de William Burroughs) para referirse a bandas como MC5. "Es decir, que éramos una banda heavy desde antes de que existiera el heavy", reflexiona Espósito.

Con su sonido emparentado con Deep Purple, El Reloj destacaba de la media de los grupos locales de entonces. "Era la época de Vivencia, de Invisible, y nosotros queríamos tocar lo más rápido, fuerte y distorsionado posible. Fuimos la primera banda que usó doble bombo. Para la época, era brutal", recuerda el baterista.

Pasaron dos años hasta que grabaron su primer simple (El mandato) y dos más en llegar al disco debut homónimo. "Es que llenábamos teatros sin material editado y sin publicidad, simplemente por el boca en boca. Eso hizo que las compañías se interesaran en nosotros". La tapa del primer LP fue votada en su tiempo como la peor del país en las encuestas especializadas. "La idea original era poner los famosos relojes derretidos de Dalí, pero no llegábamos a tiempo con el papeleo para la autorización de uso de la imagen. Así que, de la noche a la mañana, teníamos que tener una tapa, y me puse a dibujar. Mi diseño iba a ocupar casi toda la portada, sobre un fondo dorado, pero, finalmente, la compañía lo puso chiquitito en una esquina, con unas letras horribles", recuerda entre carcajadas.

El segundo disco (El Reloj II, 1976) fue notablemente influenciado por los aires sinfónicos de la época, y los llevó al pico de su popularidad. Reflejo de esto fueron los dos Luna Park llenos y las maratónicas giras por el interior. "El error fue no saber parar a tiempo: laburábamos demasiado, y eso hizo que la relación se desgastara". En 1978 se produjo la diáspora: Espósito se convirtió en baterista de Pappo, Gardi se dedicó a su proyecto individual y los demás trabajaban como sesionistas. Luego de dos intentos en 1983 y 1989 de reflotar el nombre con diferentes formaciones (que pasaron desapercibidos), se reagruparon en 1994. Producto de esta reunión fue el disco Santos y verdugos.

Sin embargo, la tragedia signó a la banda cuando, a fines de ese año, Willy Gardi perdió la vida en un accidente automovilístico. Recordando el momento, Espósito asegura que "decidimos seguir porque creo que eso es lo que Willy hubiera querido". En el '98, el baterista, Valenti y Zabala se unieron al bajista Rodolfo Riedel y al cantante Jorge Martínez, con quienes editaron Hombre de hoy. Tras incluir al cantante Gustavo Cipriano, Mercado de almas fue el próximo escalón, compuesto en el álgido fin de 2001. Según Riedel, entre cacerolazos, renuncias presidenciales y bronca popular, "las letras, que originalmente eran más metafísicas, giraron 180 grados. El resultado es un disco mucho más visceral. Y, por primera vez, El Reloj grabó un cover: Hombres de hierro, de Gieco. Pese a tener casi treinta años, es tristemente actual". A modo de homenaje, le dedicaron El elegido a Claudio Marciello, ex miembro de El Reloj actualmente en Almafuerte. "Creemos que es un guitarrista extraordinario. No porque sea el mejor o el más rápido, sino por lo que realmente significa la palabra: es un violero que sale de lo común".

Espósito cree que "estamos en uno de los mejores momentos de la banda, y eso nos motivó a grabar en vivo (ver La guía de fin de semana). La idea es repasar toda la historia de El Reloj: va a haber temas de toda nuestra discografía". Riedel está casi desbordado por el entusiasmo: "Otro detalle es que vamos a meter al público en una cápsula del tiempo: encontré dos latas Súper 8 con imágenes de los comienzos de la banda, y las vamos a proyectar para ambientar los temas de la primera época. Para el material más nuevo hicimos algunos videos especiales. También va a tocar el Tanito Marciello y otros invitados sorpresa. De hecho, muchos van a ser sorpresa hasta para nosotros"(risas).

Fuente: Clarin


UN GRUPO DE LEYENDA: "EL RELOJ"

Por Dark Acid






Para un servidor, el mejor grupo de Hard Progresivo de los 70s de toda Sudamérica. Y con diferencia. Nunca hubo, en la década de los setenta, en todo el continente sudamericano, un grupo con una música y una cantidad de músicos en sus filas de la talla de “El Reloj”. Pocos guitarras tenían la clase y la técnica, aún hoy día, de Fernando Willy Gardi, nunca hubo un grupo con una base rítmica tan demoledoramente buena como la formada por el bajista, y también cantante, Eduardo Freza y por el batería Juan Esposito. Las partes de bajo son realmente increíbles, aún en la actualidad, y la demoledoramente técnica forma en que Juan Esposito tocaba la batería la han podido igualar muy pocos. Sumemos a ellos un teclista de la categoría musical de Luis Valenti y a todo el conjunto le añadamos unos temas increíblemente buenos y tremendamente complejos, que no aburren pese a su complejidad, y que emocionan muchas veces, y unas letras maduras y creativas y sólo puede surgir un nombre de toda esa calidad; “El Reloj”. Una banda que, cuando se menciona "todo el mundo parece conocerla", pero de la que nadie habla ni parece haberla escuchado nunca sin no se menciona. Una lastima.

El Reloj” nació en Argentina a principios de los años 70. La banda le debe su curioso nombre a uno de los amigos músicos del grupo quién, tras oírles tocar de forma inspirada en uno de sus ensayos, comentó asombrado: “¡Increible, ustedes suenan con la precisión de un jodido reloj!”. A la banda le llamó la atención aquel comentario y ese fue el nombre que adoptaron a partir de entonces. “La precisión de un reloj”, ciertamente quienes pudieron ver las actuaciones en vivo de "El Reloj" destacan esa cualidad como la principal característica del sonido de la banda, su increíble calidad técnica.

Los comienzos del grupo fueron muy duros y se reducen básicamente a muchos ensayos y a un afán desmedido por tocar ante el público. En aquellos días los miembros de la banda trataban de escuchar de todo; Jimi Hendrix, Beatles, Rolling Stones. Eran tan fanáticos de la música que a veces hacían varias horas de viaje tan solo para ir a escuchar algún disco. Con la música de Hendrix, Genesis, E.L&P, Yes, Queen, Deep Purple o Led Zeppelín se les fue abriendo la cabeza hacia nuevas formas de composición y sonidos.

En esta primera etapa toda la temática, composición y arreglos del grupo corrían a cargo, casi por completo, de Fernando “Willy” Gardi , del genial guitarra solista y líder del grupo, y, en menor medida, del bajista y cantante Eduardo Frezza. Los otros dos miembros de la banda, pese a ser fenomenales músicos, no componían. La música de El Reloj tenía un fuerte componente melódico y de poderosos riffs y desarrollos complejos. Sin embargo, les interesaba evolucionar constantemente y mejorar hasta el punto de que algunos de sus miembros pasaron de aventajados autodidactas a estudiar música muy en serio y eso queda más que patente en la calidad instrumental de sus discos. Ante todo, su idea principal siempre fue preservar la esencia de cada miembro del grupo y la identidad de la banda por encima de todo, y en sus dos discos, con la formación original, lo consiguieron a la perfección. En esta primera etapa de su carrera encontraron las mismas dificultades que tenían las demás bandas “underground” de entonces para grabar su material y hacerlo llegar a los productores.

Hoy en día es relativamente fácil grabar una demo, pero en aquella época la tecnología no estaba al alcance de todos. Por tanto, cada miembro de la banda puso algo de dinero y alquilaron el cine Montreal, de Lomas del Mirador, con el firme propósito de darse a conocer a un público más amplio y presentarse formalmente “en sociedad”. Por lo general, la banda permitía que muchos de sus amigos asistieran a sus ensayos, por tanto, la noticia de su primer concierto corrió de boca en boca como la pólvora, de tal manera que la noche de la actuación reunieron a unas 1.200 personas en el cine y se quedaron más de 300 fuera del local. Después del éxito de este su primer gran concierto se empezó a correr la voz de que había una banda en el Oeste del país que, sin disco editado y sin promoción alguna, llenaba teatros y sus actuaciones eran de las más potentes que nunca se hubieses visto. La fama de que era una banda asombrosamente buena corrió como la pólvora por todo el país. Poco después, en 1973, animados por la ferviente respuesta del público, organizaron un concierto especial con el fin de invitar a conocidos productores, representantes y músicos de la época.

El concierto se llevó a cabo en una mansión del campo, en San Justo, en una casa enorme con un aljibe en el medio y habitaciones en la parte alta de tal forma que parecía una especie de teatro. El Reloj sonó tan bien y tan potente esa noche, y sorprendió tanto a los asistentes, que enseguida empezaron a lloverles propuestas para grabar un disco, lo que condujo a su primer contrato discográfico con el famoso sello RCA, cuyos representantes fueron los que ofrecieron la oferta más generosa.

Sin embargo, una de las principales preocupaciones de la banda ante el reto de su primer trabajo discográfico era la de poder plasmar, en el ámbito de un estudio de grabación, la increíble energía y el clima irrepetible que El Reloj lograba en vivo. El estudio de la RCA era excelente, allí habían grabado orquestas de 80 y hasta 100 músicos, sin embargo, tal y como la banda presentía, en un principio costó lograr la química adecuada con los técnicos de grabación. Era una época en que a los rockeros se les veía con cierta desconfianza y sus pelos largos no ayudaban demasiado. Además, el estudio funcionaba como una fábrica; empezaban a trabajar con un técnico por la mañana y a las dos de la tarde, en plena grabación, se iba y venía otro, invariablemente. Con lo cual era como empezar de cero nuevamente.




















Ante la imposibilidad de alterar esta férrea forma de trabajo, la banda colaboró con la compañía y puso la mejor voluntad y nunca se guardaron sus propias opiniones. Sabían muy bien cómo querían sonar. Aunque no reflejaba realmente el tremendo poder y el sonido que la banda tenía en vivo, el primer single de El Reloj, que incluía los temas “El Mandato” en su cara A y “Vuelve el día a reinar” en su cara B, se editó en 1973 y llegó a vender 30.000 copias en su época e hizo que la compañía empezara a respetarles y a tener mejor predisposición hacia ellos. Y ayudó aún más las ventas del segundo single, editado en 1974, que incluía “Alguien más en quién confiar” en su cara A y el tremendo y ya mítico “Blues del atardecer” en su cara B. Estos dos singles presentaban un sonido realmente heavy similar al de bandas como Deep Purple o Black Sabbath pero con desarrollos complejos propios del Rock Progresivo.




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El segundo single produjo un gran impacto gracias al éxito de una de las mejores canciones que la banda grabara nunca, “El Blues del atardecer”, tema este que se convirtió en fijo en sus actuaciones en vivo y en himno de la banda y era coreado por el público en todas sus actuaciones. Si el primer single había vendido 30.000 ejemplares este segundo le superó por más del doble, ¡ vendió 80.000 ejemplares !. La compañía estaba realmente satisfecha con ellos y así se hizo más fácil pensar en un LP a corto plazo. Seis meses después, en Mayo de 1975, El Reloj entraba en los estudios de la RCA nuevamente para grabar su primer larga duración. En este trabajo la banda decidió volver a grabar los dos temas de su segundo single, pero esta vez con nuevos arreglos. El motivo para aquella decisión no fue por falta de material, ya que su máximo compositor, Fernando “Willy” Gardi, no paraba de crear temas en todo momento, sino porque habían pasado casi un año entre la grabación de su segundo single y la del LP y la banda estimaba que su sonido había evolucionado mucho en ese tiempo. Por tanto, decidieron grabar los excelentes temas de su segundo single de nuevo pero con el actual sonido del grupo y con una producción en la que ellos si tuvieron la última palabra y con la que estaban conformes al 100%.

En la grabación de “El Reloj” la banda quiso disfrutar del hecho de estar en un estudio de grabación de nuevo y esta vez teniendo el control de su trabajo. El disco se grabó casi todo en vivo y se agregaron muy pocas cosas después. Pese a la gran calidad de los estudios de la RCA los miembros de la banda se encontraron con algunos problemas que intentaron solventar de la mejor forma posible. Por ejemplo, como contaban con pocos canales, si querían agregar más cosas tenían que “reproducir”, copiando a otra máquina grabadora, lo cual agregaba diversas impurezas. Y al grabar más cosas en un mismo canal, no podían subir un instrumento sin alterar el sonido del otro. Por otra parte, al grabar los cinco miembros a un tiempo, si alguien se equivocaba tenían que empezar todos juntos otra vez. Llegaron a hacer hasta 20 tomas completas de una misma canción en un día. Terminaron agotados, pero contentos. Se divirtieron mucho en las sesiones de grabación y llegaron a experimentar muchas cosas, como los efectos de sonido en la tétrica introducción “Obertura”, con esas guitarras hacia atrás, el sonido psicodélico de burbujitas en un baso de agua o el de las cuerdas del piano percutidas de forma tenebrosa.

Sin embargo, grabar el álbum en aquellas condiciones no fue fácil, y el resultado final no fue el que la banda deseaba, pero por fin tenían un testimonio importante que les ayudó a crecer como grupo y a adquirir experiencia. Y que decir de la labor de los miembros de "El Reloj" en este LP. El trabajo de guitarra de Fernando "Willy" Gardi , ayudado por Osvaldo Zabala, es de otro mundo, al igual que la base rítmica de Eduardo Freza y Juan Esposito. Un bajista excepcional, asombroso, y un batería con una energía y una técnica descomunal. Y las partes de teclado de Luis Valenti no le van a la zaga.

Un grupo espectacular como espectacular es su música, una música que necesita de volver a ella una y mil veces para poder atrapar toda su magia y complejidad. Un dato peculiar para la historia, la curiosa ilustración de cubierta fue obra del batería del grupo, Juan Esposito, el cual tuvo que idearla y dibujarla en una sola noche y en un par de horas de trabajo, ya que le estaban esperando los de la discográfica la mañana siguiente para concluir lo que sería el arte de la portada para el disco. Originalmente, la banda quería reproducir un cuadro de Salvador Dalí, el de los relojes blandos, pero les pedían una fortuna por los derechos. Entonces la única opción fue pensar algo en un tiempo récord o dejar que la compañía discográfica se encargara de la cubierta a su antojo y sin la supervisión de grupo con el más que probable peligro de que hicieran cualquier cosa que no agradara a la banda. La idea del carruaje que se eleva por los aires portando el féretro se le ocurrió a Juan Esposito pensando en la letra del excelente tema “El viajo Serafín” , uno de los momentos más altos y emocionantes del álbum sin duda alguna.

























La banda no quedó del todo conforme con el resultado final por las prisas pero al menos era algo suyo y captaba la idea que la banda quería expresar. La imagen del carruaje elevándose por los aires sigue pareciéndonos, aún hoy en día, y pese a su simpleza, extrañamente original y ensoñadora, muy en consonancia con la atmósfera que envolvía a la música y a los conciertos de El Reloj en aquellos años. Tema este que siempre preocupó mucho a la banda. El aspecto visual siempre estuvo muy presente en los conciertos del grupo, en aquella época tenían una pantalla en el escenario y usaban proyecciones que respondían a los diferentes climas de los temas. Las hacían ellos mismos, con la ayuda de un fotógrafo profesional amigo del grupo. Ese aspecto visual unido a la imponente puesta en escena y sonido del grupo pronto causó sensación entre los aficionados al Rock de todo el país. Después del álbum de debut la popularidad de El Reloj se disparó. Tenían tanto trabajo que usaban doble juego de equipos: mientras actuaban en un local, sus técnicos montaban el equipo de sonido y las luces en otro escenario donde tocarían más tarde esa misma noche.

El Reloj” había tocado el cielo en su país y nadie podía igualar su poder en escena. Pero, lamentablemente, como suele ser la tónica habitual en la historia del rock, las presiones del éxito también fueron alimentando las tensiones internas dentro del grupo, lo cual explica la corta vida que tuvo esa primera parte de su carrera, donde apenas llegaron a grabar otro single y un segundo álbum antes de separarse. En el año 1978, saturados por el arduo trabajo el grupo decide separarse para continuar con proyectos individuales. Pero, por todo lo que representa, por la calidad inmensa de El Reloj como grupo, su primer álbum es un auténtico hito inolvidable dentro de la historia del rock Argentino y Sudamericano. Tras su primer trabajo de 1975, para el año siguiente lanzaron un nuevo single de adelanto a su L.P. que incluía los temas “El hombre y el perro” y “Camino al estucofen”.

Meses después se editaría su nuevo trabajo titulado esta vez “Cronología II”, que continuaba con la increíble calidad técnica y musical de su antecesor pero, esta vez, haciendo un guiño al Rock sinfónico (en boga en ese momento) aunque sin olvidar sus temas potentes y repletos de cambios de tiempo y estructuras complejas. Para este disco incorpora al grupo el excelente guitarrista Carlos Mira, un sobresaliente guitarra acústico y un músico con una gran formación clásica que ayudó a que los complejos temas compuestos por Fernando "Willy" Gardi, repletos de múltiples partes de guitarra, sonaran tan bien en estudio como en directo.

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El momento de mayor popularidad se registró en los dos shows que la banda dio en el estadio “Luna Park” y las posteriores exitosas y extensas giras por el interior del país. “El Reloj” había tocado el cielo en su país y nadie podía igualar su poder en escena. Pero, lamentablemente, como suele ser la tónica habitual en la historia del rock, en el año 1978, saturados por el arduo trabajo el grupo decide separarse para continuar con proyectos individuales. En 1983 Fernando "Willy" Gardi decidió reflotar El Reloj y editar un nuevo trabajo, "La esencia es la misma" , aunque con una nueva formación: Petty Guelache (voz), Daniel Telis (guitarra), Cristian Hubert (teclados), Daniel Carli (bajo) y Norberto Di Bella (batería). El nuevo Reloj pasó desapercibido pese a la calidad del LP. En 1989 reintentaron reflotar, de nuevo, la banda, esta vez con Valenti, Espósito, Alberto Ceriotti (bajo), Gustavo Mirande (voz) y Claudio Marciello (guitarra), pero pese a varias presentaciones en discotecas como "Halley", no lograron mayor trascendencia, por lo que se disolvieron definitivamente. Fernando "Willy" Gardi murió en un accidente automivilístico, en 1995, luego de la edición del LP "Santos y verdugos". Valenti, Espósito y Zabala se unieron a Rodolfo Riedel (bajo) y Jorge Martínez (voz) para editar un nuevo disco en 1998: "Hombre de hoy".

En junio del 2002 ingresaron nuevamente en estudios para registrar un nuevo trabajo discográfico: "Mercado de almas", que incluye nueve temas propios y una versión de "Hombres de Hierro", de León Gieco, elegido por la actualidad de su letra, pese a tener casi treinta años. Como una declaración de principios, la banda define el nuevo disco: "Intenta una crónica desesperada de éste tiempo, en que los hombres venden su dignidad, desde el gobernante hasta el ciudadano. El mundo como un torrente en donde todos los seres humanos son arrastrados a ahogarse en aguas contaminadas por el fraude y el terror". Pero, por todo lo que representa, por la calidad inmensa de El Reloj como grupo, su primer álbun es un auténtico hito inolvidable dentro de la historia del rock Argentino y Sudamericano. Una verdadera joya del Rock de la que fue, según cientos de aficionados, y a los que me sumo, la mejor banda de Rock Progresivo en la historia de Argentina. Y yo añadiría que, probablemente, en aquellos años, una de la mejores de toda Sudamérica y ¿del mundo ? ¿Porqué no ?. Lástima que unos músicos con el talento de El Reloj no hubieran podido contar con los medios técnicos adecuados a su increíble capacidad musical para plasmar su música como ellos deseaban, y tampoco, como tantos otros grupos, del tiempo necesario para que nos hubiesen legado más trabajos musicales. En esos años eran muchos los grupos cuya vida musical era cercenada antes de tiempo por la falta del elusivo éxito que no respeta ni géneros musicales, calidad musical, capacidad de trabajo, ilusiones o anhelos, pero muchos menos fueron los que tras obtenerlo, ese mismo y elusivo éxito fue el responsable del golpe de gracia que les avocó a su final. Ese fue el caso del El Reloj.



2 comentarios:

Unknown dijo...

El Reloj esta en estos momento grabando dos nuevos temas en La Caldera. La banda tiene mas energía que nunca... El Motor Juan "Locomotora" Esposito imparable
El Reloj 2012

Unknown dijo...

Ahhh que bueno !!!!!!!!!!!