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jueves, 14 de abril de 2011

THE BOYS, UNA BANDA BRITANICA ALEJADA DEL CLICHE





El punk no es cosa seria







Por Luis Paz

Hablar cinco idiomas, haber sido parte de la comisión directiva de un club de fútbol y participado de la película Avatar son hechos curriculares que, en lo grueso, difícilmente sean homologables a los de un músico punk. En este caso, la excepción tiene nombre y apellido: Duncan Reid, bajista del grupo punk británico The Boys, que volvió a tocar tres décadas y media después de la aparición del lecho seminal del punk y se presentará mañana en The Roxy Live (Niceto Vega 5542, a las 21). “Antes del punk, la música era terrible”, abre la puerta para volver a revisar ciertos aspectos de ese movimiento, pero desde una mirada bastante menos orgánica tanto sobre el punk como música, como estética y como expresión obrero-estudiantil.

En principio, se podría abstraer a The Boys de la multiforme masa de bandas británicas de punk del ’76-’77 por su sentido del humor y por su base de influencias. “En aquellos primeros años, por alguna razón, casi seguro relacionada con el contexto político del Reino Unido, las bandas británicas no se permitían tener sentido del humor, algo que sí era fácil ver en la movida de Nueva York, sobre todo en bandas como Los Ramones. Había que ser serios como los Clash o cínicos como The Jam, pero no estaba bien visto que fueras gracioso. Creo que ésa fue una actitud punk que hubo en The Boys: estar al margen incluso de la escena punk de nuestro país”, explica. Y en realidad, The Boys fue una banda algo satelital a la movida: sus reminiscencias a Los Beatles y Rolling Stones no congeniaban demasiado con las de otros grupos cercanos, que en todo caso podían mirar a The Who. “Pero, a la vez, fuimos una banda bastante central, porque muchas de ellas, como The Damned, Generation X o los Sex Pistols, grabaron sus demos en el estudio hogareño que tenía (el vocalista del grupo) Matt Dangerfield.”

Que su único disco publicado en Argentina, el compilado Satisfacción garantizada, lleve su título en español no es mera coincidencia con esa lógica perdida de pasar al castellano los nombres de las obras (basta con recordar la desastrosa conversión de Please Please Me, de Los Beatles, al Por favor, yo con que lo publicó Odeón Pop), sino una búsqueda particular de conexión y comprensión: “Hablo español porque tocamos mucho en España, mi segunda lengua es francesa y me manejo con el alemán y el portugués. Me sería muy frustrante no poder comunicarme con los jóvenes cuando vamos a tocar a un lugar”. La instrucción de Reid es, también, universitaria: “Fui un día a la universidad cuando tenía 17, para ver cómo era. Nos llevó un profesor de mi escuela. No me gustó y decidí dedicarme a la música, lo que a mis padres no les gustó. Justo apareció el punk, me conmovió y me dio buenos proyectos para pasar mi juventud, pero cuando se acabó me anoté en Ingeniería”, recuerda de una decisión final que lo terminó acercando al grupo técnico de trabajo de Avatar, otro de sus curiosos logros. “Ah, en el medio también manejé un club de fútbol de ascenso acá en Inglaterra.”

Más allá de las conquistas con The Boys (cuatro discos, entre ellos uno navideño; giras constantes por Japón y Escandinavia; un comic en su honor, grabaciones con Mick Jagger y Keith Richards), Reid parece ser una fuente de anécdotas inagotable: hasta trabajó en obras de Andrew Lloyd Webber. “Fue un momento interesante, viajé por todo el mundo siendo parte de la banda de sus musicales. ¿Sabe qué? Ahora me doy cuenta de que siempre hice cosas que estuvieran relacionadas con mis pasiones: la música, la ingeniería y el fútbol. Apuesto a que tiene poco que ver con la lógica del maldito que todos pensamos que tendría un músico punk, ¿no es cierto?”.

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