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sábado, 19 de marzo de 2011

MUSE: “A veces tenés que vender tu alma”




Chris Wolstenholme dice que Muse empezó a sonar en la radio cuando su música se hacía cada vez más compleja. “No podríamos adaptarnos jamás a ser una banda pop para poder sonar en la radio”, asegura este mentor del rock progresivo y visceral.







Por Daniel Jimenez

Hay muchas cucardas que uno puede ostentar en el universo del rock. Pero una sola es la más disputada: el escenario. Ese rasgo que le otorga al artista la credibilidad suficiente para demoler cualquier duda o prejuicio que uno encuentre en el estudio. Allí, bajo los reflectores, en caliente y sin red, reina Muse. Un trío –hoy cuarteto– proveniente de Devon, Inglaterra, que fomentó la cultura del bajo perfil desde su nacimiento en 1992 y que se presentará por segunda vez en Buenos Aires junto a U2 en el Estadio Unico de La Plata los días 30 de marzo y 2 y 3 de abril, luego de su demoledor debut nacional en julio de 2008 con dos funciones (la segunda se agregó por la demanda de entradas). Una verdadera noticia, teniendo en cuenta que hasta ese momento habían editado un solo disco en la Argentina, Black Holes and Revelations, y que sus canciones no sonaban en la radio.

Mezcla de rock progresivo y visceral, Muse representa mejor que nadie dos máximas del rock inglés potenciadas en la tortuosa lírica de su cantante y guitarrista Matthew Bellamy: épica y drama. Marcas que atraviesan de manera transversal sus cinco discos (sin contar el fundamental en vivo H.A.A.R.P.) y que en algún momento les jugó en contra; las compañías discográficas británicas se rehusaban a editar su material por considerar su sonido una copia de Radiohead. Y mientras los sellos discutían qué hacer con ellos, vino la poderosa A&R y los fichó desde Estados Unidos a través de Maverick Records. “En estas cuestiones de compañías, contratos y derechos creo que, por ejemplo, ahora vendimos el alma al aparecer en la banda sonora de cada película en la saga de Crepúsculo”, asegura con firmeza del otro lado de la línea el bajista Chris Wolstenholme. “No estoy seguro sobre si es un hecho agradable el hacer las cosas así, pero hay momentos en que es necesario llevar tu música a diferentes espacios”, explica. Pero, al mismo tiempo, reconoce que la saga inspirada en los libros de Stephenie Meyer logró que la música de Muse pudiera ingresar en los Estados Unidos. “Es muy difícil tener éxito en Norteamérica para las bandas inglesas, porque allá no existe algo así como la Radio 1 de la BBC”, se queja. “Nada es nacional, así que tenemos que aprovechar todas las oportunidades que tenemos y, a veces, tenés que vender tu alma.”

Miembro fundador junto a Bellamy y el baterista Dominic Howard, Wolstenholme se siente feliz porque hace pocas horas el trío se alzó con un Grammy a “Mejor álbum” por Resistance, su último trabajo de 2009. Y la alegría no solamente viene de la mano de un reconocimiento. En la misma categoría estaban Jeff Beck, Pearl Jam, Tom Petty & The Heartbreakers y Neil Young. Artistas que Chris señala como influencias y respeta por su trayectoria y honestidad artística. “Fue una inmensa sorpresa para nosotros; no tanto por el merecimiento propio sino también por la dimensión de los demás músicos que estaban nominados con Muse. “Ves los nombres y... te cuesta creer que estemos considerados a la altura de semejantes artistas. Pero siempre trabajamos mucho por la banda y las canciones, y no viene mal una caricia cada tanto.”

De tono apacible y hablar pausado, el bajista dice sentirse excitado por su retorno a la Argentina. Aunque, sabe, esta vez el desafío es grande. “Admiramos desde siempre a U2 y para nosotros es un placer poder acompañarlos a Buenos Aires y volver a tocar allí. Los dos shows que dimos en el teatro nos sirvieron para que podamos mostrar a la banda en vivo, que es donde somos fuertes, y para presentar un disco específico. Ahora, con nuevo material, esperemos reforzar ese vínculo y que se sigan sorprendiendo.”

–Fueron elegidos “mejor banda en vivo” de Inglaterra en más de una ocasión y en el escenario son simbólicamente tres músicos que suenan como una orquesta. ¿Cuál es el secreto?

–Bueno, es verdad, ahora solemos ser cuatro personas tocando en vivo, pero eso no cambia mucho el formato. Creo que el secreto pasa por la simplicidad. Mientras más simple seas, más margen tenés para tocar porque no hay otras urgencias que cubrir. Y además podés sonar muy fuerte, como lo hicieron otros tríos como Rush, The Police o Nirvana, que tenían un vivo excitante, muy potente. Pero entiendo que el impacto es diferente al ver a tres personas tocando a un volumen tan alto. Creo que cuando en una banda hay más de cuatro integrantes, se pierde claridad y simpleza.

–El DVD H.A.A.R.P., que refleja los dos shows ante 90 mil personas en Wembley en 2007, contrasta en su grandilocuencia con la realidad de una banda sobria, que no vive de éxitos comerciales y que nunca le apuntó a la radio. ¿Hubo un antes y un después de esos shows?

–Fue muy emocionante. Recuerdo que mi madre estaba con mi familia en el estadio y después del show lo único que hacía era llorar; y yo también lloraba, porque fueron dos noches inolvidables: poder levantar una puesta en escena pretenciosa, el enorme escenario, el sonido gigantesco que teníamos y la emoción que nos produjo haber llegado hasta ahí sin proponérnoslo.

–¿Se podría decir que Muse es el ejemplo de una banda atípicamente exitosa?

–Sí... sí, es verdad. Y es una buena definición la que das. Casualmente empezamos a sonar en las radios cuando nuestra música se hizo más compleja, porque no podríamos adaptarnos jamás a ser una banda pop para poder sonar en la radio. No somos una banda pop y nunca esperamos que las canciones estén en los charts, algo muy común en Inglaterra y Estados Unidos. Y ésa es una de las ventajas de estar en una banda como Muse: siempre hicimos la música que quisimos, así las canciones duraran tres minutos o nueve. Sí, me pone orgulloso decirlo.

–Teniendo en cuenta el nivel de experimentación y pretensión de Resistance, sus intrincados pasajes orquestales y el tono épico y progresivo que mantiene el álbum, ¿se puede ir más allá en el próximo disco?

–Resistance fue un paso en la vida de Muse; intenso, complejo, pero un paso más. Ahora, para el disco que viene (que será el primero en grabarse íntegramente en el Reino Unido, ya que Resistance se registró en Italia, donde reside Bellamy), podemos dedicarnos a él un período más largo de tiempo, sin la presión de tener sólo tres semanas en un estudio de grabación, como ya sucedió.

–Lo decís como si fuera una experiencia nueva...

–Es que así lo siento. Mirá, ésta será la primera vez en doce años que vamos a vivir los tres en un mismo lugar por unos meses, con todo lo que ello implica, para sacar adelante las canciones. Siempre nos fuimos moviendo de un lado a otro y de país en país, pero hacerlo en Londres tiene algo especial. Sólo resta ver cómo nos influencia el entorno en todo el proceso.

–Son famosos por detestar el playback en la televisión e incluso se han burlado de los novatos conductores utilizando medias en la cabeza, revolcándose por el piso o intercambiando los instrumentos. De hecho, en la televisión italiana te entrevistaron confundiéndote con Matthew y te creyeron cantante de la banda sin que nadie lo note. ¿Se divierten haciéndolo?

–(Risas) Tenés razón, ¿qué puedo decir? Entiendo que debemos hacer algunas cosas, pero es una mala costumbre en Europa que los artistas hagan playback, algo que a nosotros nos molesta mucho; entonces vamos, pasamos nuestra información y tenemos un momento simpático. ¿Por qué seguimos yendo a esos programas? ¡Porque es divertido!

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