“¿Así que somos unos boludos? ¡Fuck you!”
Por Luis Paz
Es muy simple, hay dos tipos de personas: las que tienen memoria y las que... ¿cómo era? Los Infierno 18 entran al primer grupo, aunque estén más cerca de la memory card que de las memorias sobre putas tristes. En cuanto se abre una de las muchas puertas de Sony –una de las pocas realmente necesarias en el edificio–, el batero Nicolás Taranto recuerda que la banda fue Revelación 01 en la encuesta del NO, junto a Mimi Maura y ¡The Strokes! Pone su cara más tierna al revivir el momento: “Teníamos 11 o 12 años y, aunque empezamos a tocar motivados por hacer giras, grabar discos y sacar videos, todo eso era un sueño súper lejano en esa época. Era un quilombo ensayar, siendo de zonas tan distintas, y teníamos que faltar al colegio para tocar”.
Once, doce. Por si no te acordás, es la edad en la que te salieron granos, a la chica que te gustaba le crecieron las tetas de golpe, descubriste tu sexualidad, te empezaste a masturbar (años más, años menos, siempre habrá lerdos y perezosos), posiblemente te compraste un disco de Limp Bizkit creyendo que sería la próxima revolución musical, no podías decidirte entre ser rolinga, skater, cheto o alternativo, la maestra te retaba porque dibujabas boludeces en las hojas... ¡y ay de vos si no ponías ojalillos en la carpeta! Once, doce, éramos tan boludos.
Después, siendo un poco más grandes, cuando aparecieron los Infierno 18 pensamos que ellos eran los boludos. “Nos propusieron a los 12 ser un Cris Morena group, podríamos haber hecho bastante plata, pero ahora vivimos medianamente bien con lo que de verdad queremos”, destaca Tomás Taranto, compositor, cantante, violero y ¡coproductor! de Ya era hora, el cuarto disco de la banda más puteada del punk rock argento.
–Y ahora, con un cuarto disco y a punto de tocar en el Warped y en México, donde por primera vez fuera de la región se va a publicar un álbum suyo, ¿creen que son tomados más en serio?
Tomás: –Creo que ahora nos respetan más por venir tocando hace 8 o 9 años y siendo que Infierno 18 perduró y evolucionó con una pendiente lógica, nada fue de golpe. Hace casi una década que existe Infierno 18 y estamos súper orgullosos. Antes la gente hablaba de boca de jarro.
–Su debut (Malos Aires ‘02) fue masterizado por Mario Breuer. Los Sumo se quejaron bastante de su mezcla final de Llegando los monos. Ahora que estuviste más metido en el estudio, ¿cómo lo escuchás?
Tomás: –Honestamente, ahora que estoy más involucrado en lo que es el sonido, me doy cuenta de que no lo masterizó él sino su asistente. Estuve en la sesión final de escucha para arreglar fades y estuvo todo el tiempo un asistente. Supuestamente, para los créditos del disco el mastering lo hizo él, pero en realidad no, lo hizo su asistente.
–Otra en contra para Breuer (que igual hizo buenas cosas, che). Pero en Ya era hora trabajaron con Eduardo Bergallo en Puro Mastering y...
Nicolás: –Es un tipo lleno de onda, que tiene de trayectoria más de lo que nosotros tenemos de edad, y está buenísimo porque sirve mucho.
Tomás: –En él notamos la diferencia de los de vieja escuela, que siguen laburando todo el día con el músico. Bergallo piensa, como nosotros, que no sólo es fundamental el proceso de composición y armado de los temas sino también la grabación y después la masterización.
–¡Y la mezcla! Nunca se habla de ella y es crucial, aunque Internet y los parlantes de computadora la destroce. En fin, no sólo Bergallo tiene la edad de ustedes en trayectoria, también los Kapanga (hicieron su primera gira por la costa con el Mono & Cía.), Andrés Giménez, León Gieco, Iorio, músicos que estuvieron en sus discos y videos. ¿Los dejaban tomar cerveza en camarines o eran como los tíos ortibas?
Tomás: –(Risas evasivas) Siempre tiraron buena onda y nos alentaron a darle para adelante. Y siempre con la justa, haciendo sugerencias o críticas de buena manera. No hubiera servido que nos tiraran flores.
Sí, tienen 18 y están hablando de Puro Mastering, de irse de gira a la costa con Kapanga, de que Gieco aparezca en su primer video...
Tomás: –Culorrotos...
–¿Qué? ¡No estaba pensando eso!
Tomás: –Yo sí. “Pendejos culorrotos”, nos dijeron cuando empezamos. Está eso acá de que tenés que hacerte de abajo, pero si alguien te da una mano sos un pendejo culorroto, hasta que tengas 40 años en la música y pases a ser grosso. El argentino es opinólogo por naturaleza.
El fachero, imberbe y tatuado bajista Sergio Munich se mete con una reflexión que deja a Nico mirando el techo y a Tomás concentrado en su remera de Sonic, el puercoespín: “¿Por qué no se valora cuando uno es joven y se prejuzga? Creo que es generacional. Los artistas grandes y la gente se asustan del arte del más joven, porque el artista joven es el encargado de renovar la música y traer el nuevo sonido. Eso asusta y trae prejuicios”. (N. de la R.: ¡Oh prejuicios, algo más útil que Internet!)
Y ahora que arrancó, Sergio no para: “Al rock acá no le dan bola. En Australia, en Estados Unidos, en Europa, el rock está en los noticieros y hasta sale en los chimentos, no necesita programas especiales”.
–¿Y acá?
Sergio: –Acá lo más que puede aparecer de rock en un noticiero es Pity Alvarez, porque casi se queda sin pija. Es una boludez total.
Nicolás: –¿Por qué no hacen un programa de sábado de toda la tarde con rock, como Pasión de Sábado?
Tomás: –Pettinato lo intentó hacer y tenía un punto de rating y tuvo que empezar a meter culos.
–... (Ruido de aire acondicionado)
Sergio: –Mirá, cuando salió Airbag, que para mí ni siquiera eran rock, pensé que mejor que salieran pibes de menos de 20 haciendo pop para que los pendejos estuvieran más cerca del rock que de Canal 2.
Este pibe se los está cargando a todos, así que da para aprovechar y preguntarles si sienten que Airbag bastardeó su laburo. “Cuando Airbag salió, el bajista tenía como 20, era otra historia. La banda es más auténtica hoy día, pero arrancaron al revés”, recorre Tomás. “Fueron laburos distintos desde cómo se encaró. Tenemos la mejor, pero lo de Infierno fue una pendiente lógica sin muchos picos, ni altos ni bajos. Ellos al año hicieron dos Gran Rex y cambiaron mil veces de estilo, lo que es parte del crecimiento. Pero en ellos fue muy brusco el cambio, la aparición, la desaparición, la reaparición, nunca fue lo que buscó Infierno. Nunca creímos en eso de pan para hoy, hambre para mañana.”
–Al parecer, “sí en el punk para hoy, punk para mañana”. Cuando surgió Infierno fueron señalados como clones de Blink 182, ¿recuerdan?
Tomás: –Fue como si nos hubieran promocionado, prensa gratuita. En los Arctic Monkeys la influencia de bandas antiguas se festejó, pero acá tratan de buscarle el pelo al huevo porque somos pendejos. ¡Uh, el violero se llama Tom, como Tom de Blink! Y sí, me llamo así, ¿qué quieren, que les muestre el DNI? Eso, básicamente, me chupa un huevo.
Sergio: –No entiendo por qué es necesario decir que tal cosa es la versión argentina de tal otra. No dejan de mirar al Norte y lo único que hacemos es música de una escena que nos gusta y es el punk rock.
–Cerati tiene muchas violas parecidas a otras ajenas y nadie...
Nicolás: –Aprendimos a convivir con las críticas y a sacarles el jugo. Si lo que hacemos no fuera parecido a Blink 182, nadie lo diría. Pero nos gusta Blink y se ve que tan mal no lo estamos haciendo. Escuchamos Blink 182, NoFX, Offspring, Rancid, son nuestras fuckin’ influencias.
Tomás: –Vos fijate que ahora hay una banda en Estados Unidos que es One11, son pibes de 16 o 17 y lo loco es que hacen un cover de Fácil, el tema que abre el disco nuevo. Está buenísimo y allá lo destacan, nadie dice que son los Infierno 18 estadounidenses. Esa es una de las satisfacciones más grandes. Y la otra fue trabajar con Ronnie King (productor y tecladista de Offspring, NoFX y Rancid), que conocimos en la fiesta de la vuelta de Soda, charlamos y terminó grabando en el disco. Fue increíble: nosotros mirábamos a Ronnie, no Spiderman.
Once, doce. Por si seguís sin acordarte, es la edad en la que descubriste tu sexualidad. Y en la que ellos, pudiendo elegir admirar a Kirsten Dunst mojada en un callejón, prefirieron el video del loquito de la guitarrita y ser puteados.
“¿Así que somos unos boludos? ¡Fuck you!”, le hacen a la cámara.
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