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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Yuri Shevchuk: La estrella de rock que no le teme al Kremlin.





"La única forma de avanzar es hacer que todos sean iguales ante la ley" dice , que pasó los últimos treinta años cantando en contra de los regímenes rusos.











El artista, hoy, denuncia al gobierno de Vladimir Putin en recitales multitudinarios y critica abiertamente a otros músicos, a los que acusa de vendidos.

Por: Por Michael Schwirtz

Yuri Shevchuk nunca se sintió muy inclinado a reverenciar a los gobernantes rusos, ya se tratara de zares, secretarios generales o presidentes. Shevchuk, una estrella de rock de anteojos y con algunas canas, pasó buena parte de los últimos treinta años gritando ante un micrófono en un intento, dice, de despertar en sus compatriotas la pasión por alejarse de una larga historia de doblegarse ante autoridades con mano de hierro.

En estos días, Shevchuk, que tiene cincuenta y tres años, sigue siendo una voz gutural de desafío, tal como lo era cuando empezó a enfrentar a los censores soviéticos al organizar conciertos secretos en departamentos de toda Rusia a principios de los años 80.

Pero ahora denuncia al gobierno de Vladimir Putin en recitales multitudinarios y critica abiertamente a otros músicos, a los que acusa de vendidos.

En junio, llevó su prédica a la práctica y asombró a los rusos al pronunciar un discurso improvisado contra los abusos oficiales durante una reunión con Putin.

Condenó el abuso de poder, las restricciones a la libertad de expresión y a los "ricos privilegiados".

"La única forma de avanzar es hacer que todos sean iguales ante la ley", dijo.

Putin respondió defendiendo a la policía, pero también el derecho de la gente a manifestarse contra el gobierno.

La confrontación se transmitió en la televisión que controla el gobierno y el video se subió al sitio web de Putin.

En su estudio de grabación de San Petersburgo, Shevchuk habló de una separación de mil años entre la elite rusa y todos los demás.

Putin, el líder de Rusia, y el presidente del país, Dmitri A. Medvédev, no son más que la última encarnación de la autoridad distante y desarticulada que paraliza al país, dijo Shevchuk.

En un primer momento, el rock le resultó atractivo como forma de escapar de la ciénaga que era la Rusia soviética de los años 70, la era del estancamiento de Brezhnev.

"El sonido de la guitarra eléctrica liberó a nuestra generación de la oscuridad y la esclavitud", afirmó. "Buscábamos a los Beatles, los Rolling Stones, Jethro Tull, Led Zeppelin y Van Morrison, y nos sentíamos agradecidos por cada tema porque era algo nuevo.

Era la energía de los tiempos modernos." En 1980 fundó DDT, una banda que se convirtió en el pilar del rock de la era de la perestroika en San Petersburgo, si bien no realizó su primer recital público hasta 1987, cuando Mijail S. Gorbachov empezó a flexibilizar las absurdas restricciones soviéticas.

Junto con las nuevas libertades, a los rusos les llegaron el derrumbe económico, una corrupción generalizada y la delincuencia, dos guerras en la región separatista de Chechenia, en el sur, y una serie de atentados terroristas producto de esos conflictos. El caos llevó al ascenso de Putin.

Shevchuk y otros músicos describen una suerte de censura suave a los intérpretes que acompañó el ascenso de Putin al poder, algo que continúa durante la gestión del presidente Medvédev. Shevchuk señaló que su inconformismo le resulta caro. Si bien sigue teniendo muchos fans, sus recitales rara vez se televisan. Acusa a las radios de censurar sus temas: un tema reciente que dice "Cuando se acabe el petróleo, el presidente morirá" casi nunca se pasa.

Shevchuk podrá ser muy popular, pero Putin es la mayor celebridad de Rusia y las críticas no parecen desgastar el apoyo del que goza.

Shevchuk admitió que su influencia y la de otros músicos ha disminuido desde los días de la perestroika. Su último proyecto, que será el primer disco importante de DDT en cinco años, plasmará parte de esa frustración. En cuanto al título, lo determinará lo que pase en Rusia.

"El título tentativo es 'Antes de la inundación'", dijo. "Pero ahora estoy considerando otro: 'Mañana va a ser diferente'. Son iguales, pero en el segundo hay más esperanza."

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