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sábado, 14 de enero de 2012

MARIANO OTERO HABLA DE SU NUEVO DISCO ROJO.



Mariano Otero: “Encontré la forma de soltar amarras”

Mariano Otero y su nuevo disco, “Rojo”, un trabajo bisagra en el que mixtura el jazz con otros aires. En esta nota explicó por qué rompe “con varios prejuicios”, habló de su faceta como cantante y de su fanatismo por Independiente.


  Por Guillermo dos Santos Coelho


Por primera vez, letras propias. Por primera vez, la propia voz. Una milonga de Atahualpa Yupanqui. Invitados como Luis Spinetta, Liliana Herrero y Javier Malosetti. O Ayelén Zucker, que canta melodías, una experiencia que se da también por primera vez. Rojo parece ser, para Mariano Otero, un disco bisagra. O un disco que, como define el propio músico, lo liberó “de varios prejuicios”.

Figura del jazz argentino, el compositor y multiinstrumentista (aunque la asociación instantánea siga siendo con el contrabajo) y un trabajocon un disco compacto en sonido y climas, pero ecléctico en las formas.

 “Quizás había prejuicios algo inconscientes, ahora me doy cuenta”, dice Otero nacido en Avellaneda y fanático de Independiente, el tema que da nombre a su nuevo disco viene en dos versiones, una extendida y una suerte de coda no acreditada, cantada y con aires rioplatenses. “Pensé en llevarla a la cancha y que la pasen en el entretiempo de los partidos. Con eso me alcanza…”, bromea.

Que el disco se llame Rojo habla de tu fanatismo por Independiente, pero seguramente el nombre funciona a varios niveles. ¿Por qué ese título?

Es un concepto, la palabra o el significado, representativo del disco. Me fui encontrando con el rojo en muchos aspectos. Tiene que ver con mi infancia, con el barrio, con mi familia. Y también con algunas cosas que sentí que tenía que recuperar.

¿Como cuáles?

Volver a la poesía en la música. Las letras, volver a cantar, cosas que de chico hacía todo el tiempo y después las dejé de exponer y las hice en mi mundo privado. Es un disco bastante crudo, sanguíneo, sangriento. Y me parece que “Rojo” era el concepto que más lo definía.

En tu carrera pasaste por casi todos los formatos, cuarteto, sexteto, ahora Rojo vuelve a mostrar una orquesta de diez músicos. ¿Estás asentado en un formato orquestal?

Lo que más me gusta es la cantidad de posibilidades que ofrece. Me gusta mucho para grabar. Después para montar en vivo es una complicación, pero para componer y escribir me siento muy estimulado porque hay muchas posibilidades de contar las historias, y muchos colores para decir las cosas. Pero voy y vengo. Compongo dependiendo del proyecto y después me fijo en las situaciones. Tengo esa forma de ir y venir del grupo chico a la orquesta y al revés.

Decías por ahí que con este disco te habías liberado de prejuicios. ¿Cuáles, por ejemplo?

Con cantar en un concierto o en un disco. No es casual que acá haya cantado una canción ("D.P.") que le dedico a mi abuelo, a la distancia. Una conversación imposible. Y ahora estoy cantando más, porque lo siento, me gusta y siempre lo hice. Quizás había prejuicios algo inconscientes, ahora me doy cuenta. En este disco se abrieron esas cosas, puse dos letras mías, canté, invité gente a cantar. Por ejemplo, no estoy tocando el contrabajo en vivo. Por ahí no tengo ganas de tocarlo y no lo hago. Me liberé del prejuicio de tener que sostener lo que uno armó o creó. Y un prejuicio jazzístico también. Quizás uno hace cosas y piensa en la referencia al medio. En este disco me liberé un poco de ese pensamiento.

¿Por ahí pasan también los invitados? Spinetta y Liliana Herrero no son tan comunes en un disco de jazz

Puede ser, hay un cruce. Además de ser dos personas enormes, están muy identificadas cada una con su estilo. Liliana con el folclore y el Flaco con el rock. Y yo muy identificado con el jazz, es casi una declaración. Hay muchas cosas del rock y del folclore que me gustan, y se ve que encontré la forma de soltar amarras, de que convivan.

¿Se viene un Otero más cantante?

Está sucediendo naturalmente. Lo que me estoy dando cuenta es de que hay cosas que tengo ganas de cantar. Hace poco hice un concierto chiquito, no anunciado, y canté todo el concierto y la pasé muy bien. Lo estoy haciendo con todo el respeto del mundo. Esta noche voy a cantar un par de temas. Siempre lo hice cuando era chico y al empezar a tocar jazz lo seguí haciendo adentro.

En Rojo se percibe una atmósfera común en todo el disco, casi un coqueteo con el rock progresivo por momentos...

Puede ser, hay una atmósfera común sin ser necesariamente un disco de género común. Está uniforme y es como una película. A mí me interesa eso. Grabo en vivo todos los discos, tocando un tema atrás del otro. Y no hay posproducción. Yo creo en esa forma de hacerlo, no por tozudo, sino porque busco algo que me da mucha unidad.

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