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domingo, 4 de julio de 2010

MACACO: ENTREVISTA



El músico barcelonés curtido en la calle y el mestizaje pisa los talones de U2 en los charts, gana Europa con heavy rotation y... ¡tiene la receta para el buen sueño! Ah, y dice que esta vez sí viene a la Argentina.













Por Daniel Jimenez

Se suele decir que el camino más largo es el que más se disfruta. La espera al menos valió la pena para un artista de corazón callejero como Macaco, que se crió entre pillos, poetas y moros en la cosmopolita Barcelona, y tiene hoy una canción apenas por debajo de U2 en los charts españoles, históricamente dominados por insulsa música pop. “Lo importante no es llegar, ni adónde, sino el viaje. Tengo más de diez años de carrera comenzando en la calle, donde me fui haciendo músico, y de repente estoy tocando para 100 mil personas o participando de festivales con artistas que son número uno... es todo un mogollón de golpe”, dice desde su casa en la ciudad de Lio Messi el señor que responde, como su banda, al nombre de Macaco. Un momento. ¿Cien mil personas, dijo? “Es muy loco, pero repentinamente escucho Moving, el primer corte del disco, en cualquier lugar adonde voy; y no estoy hablando de un debutante sino de alguien como yo, que vengo haciendo música hace rato, ignorado por la industria.”

Para quien recién se desayuna, Macaco (la criatura del cantante e instrumentista Dani Carbonell, quien misteriosamente se hace llamar “Mono Loco”), comenzó su carrera en España allá por 1996 con una base de músicos mestizos de Venezuela, Cuba, Brasil y Africa. Ese cóctel de ritmos latinos y afroamericanos de beat multirracial y políglota terminó en la explosión de El Mono en el Ojo del Tigre, su debut de 1999. Español, italiano, catalán, portugués, francés; colores, texturas, sabores. La mezcla es la esencia de esta búsqueda. Y ahora, cuatro discos después, todo está en heavy rotation y él tocando por toda Europa: “Tengo un público que me sigue cada vez más y que cada día es más numeroso. No vivo de la venta de discos sino de lo que pasa en el vivo. Recién ahora los medios me están empezando a apoyar después de ignorarme durante años”, apunta con la seguridad de quien sabe que ríe último y se ha convertido en un artista inesperadamente... inevitable. “Nunca tuve un hit en la radio, pero siempre tuve canciones; es decir, siempre estuve allí. Ahora parece que todos se dieron cuenta de eso, que ya no se podía evitar, porque la gente cada vez más quería escuchar Macaco. Nos convertimos en populares.”

Con giras pendientes por Europa y una verdadera fiebre de ventas en su tierra de Puerto Presente, su álbum de 2009, Macaco asegura que “si las canciones no cierran” en su corazón jamás podrían grabarse. Casualmente este trabajo, producido por la dupla Jules Bikôkô y Roger Rodes, fue el que lo expuso de manera cruda en toda España y el que definitivamente se metió en la gente de la calle. Al fin y al cabo, su casa. “Siento que éste es un disco de canciones como me gustan, porque las buenas canciones nunca pasan de moda. Pueden ir desde la rumba más cerrada al reggae de Marley, y perdón por la desubicada comparación, pero lo que quiero decir es que no importa el género. Quiero que las canciones brillen y que salgan del corazón, después van envueltas como tú quieras.”

Además de artista itinerante y marca registrada de los deambulantes del Barrio Gótico y la Barcelonesa –como Manu Chao, Amparo Sánchez, Sargento García, Muchachito Bombo Infierno y otros hijos del mestizaje–, Macaco nunca escondió su faceta de defensor de la naturaleza (“Y no la llamo medio ambiente ni ecología porque no soy político ni científico”). Es más: desde su aparición con Jambito Loco, su primer demo, se encargó de hacerla visible. Su cruzada se encontraría con un destino que no deja de sorprenderlo: Moving fue elegida para acompañar un especial de National Geographic sobre el Día de la Tierra que se emitió en todo el mundo. “Mira, llevo haciendo canciones sobre la naturaleza muchos años y ya había colaborado con ellos en otra campaña con Mamá Tierra, así que siempre estuvo la relación. Ahora estaba haciendo Moving y les gustó. Y mira cómo se han portado todos los artistas que aparecen en el video que ninguno me ha cobrado un duro por estar, ni siquiera Javier Bardem, que es fan mío y a quien considero uno de los mejores actores del mundo. Además tiene una voz medio marinera que calzó con lo que tenía pensado”, dice.

Aunque parezca difícil de creer en estos tiempos globalizados, Macaco, que ha girado por Europa, Asia y Africa, por ahora no tiene el plan concreto de venir a la Argentina. Aunque, confiesa, se muere de ganas: “No sé porque nunca fuimos, pero te juro que siempre que pienso en salir de gira, algo que hago al menos ocho meses al año, quiero que la Argentina esté en el itinerario, pero hasta ahora no pudimos. Este es buen momento, porque las cosas parecen haber tomado otra dimensión”.

Con amenaza de próxima visita y un álbum de dúos (que contaría con la presencia nacional de Fidel Nadal) pensado para antes de fin de año, algunos elementos a tener en cuenta: un show de Macaco incluye sobre el escenario nueve músicos, un equipo de más de quince personas que se mueven de un lado a otro y pantallas interactivas. Sí, un concierto a la altura de un festival para un tipo que tiene el cuerpo en casa y el corazón en el viento: “Como músico de calle, reivindico la autogestión, porque supone controlar todo el proceso creativo hasta el final. Yo tengo libertad artística total, pero para distribuir mis discos en todo el mundo necesito una multinacional, por eso conviven Mundo Zurdo y EMI. Y también hay grandes artistas, por supuesto no voy a dar nombres, que han criticado a las multinacionales cuando siempre han estado trabajando con ellas. Mientras tú sepas qué estás haciendo, puedes dormir tranquilo”.

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