Para no dar vuelta el cd
¿Por qué un cd dura lo que dura? ¿Por qué unos 75 minutos y no 60, o 90? Al parecer, el asunto tiene que ver con una obra musical mucho más antigua que todo sistema de grabación de audio: la Novena Sinfonía de Beethoven. Según una versión de la leyenda, Ludwig B. (Bonn, 1770) no sólo revolucionó la música orquestal, haciendo la transición definitiva del período clásico al romántico. Doscientos años después de su muerte, en plena Era del LP, para escuchar esa Sinfonía había que levantarse dos veces para dar vuelta los discos: solía ocupar tres caras de los álbumes dobles en los que se conseguía (con una cuarta completada con alguna sinfonía más breve del mismo músico, usualmente la Octava). En total, la sinfonía dura más de una hora, incluso en sus interpretaciones de tempo más veloz. Por eso, cuando entre 1979 y 1980 los responsables de Sony y Philips se sentaron a negociar el largo industrial estándar para el compact disc de audio, las personas a la mesa insistieron en enmendar aquel detalle, para que la obra maestra de Beethoven entrara en un solo disco. Los cuatro negociadores eran: la esposa del director de Sony Akio Morita (quien habló en defensa de su obra musical favorita); el vicepresidente de Sony Norio Ohga (que recordó sus estudios en el Conservatorio de Berlín); su mujer, la Sra. Ohga; y el director de orquesta Herbert von Karajan (que grababa bajo contrato para la subsidiaria de Philips, Polygram). Karajan tenía, de hecho, una grabación de la Novena con la Filarmónica de Berlín, que duraba 66 minutos, pero también se sabía que había una ejecución más larga: la que dirigió Wilhelm Furtwängler en el festival de Bayreuth en 1951, y que se extiende por 74 minutos.
Sin embargo, la leyenda vive también en otra versión. Según el ingeniero de Philips Kees A. Schouhamer Immink, quien participó de las negociaciones técnicas entre su empleador y Sony, la historia de la Novena es verdadera, pero otras consideraciones comerciales y técnicas pesaron más. Por un lado, los japoneses querían arruinarle la sopa a la holandesa Philips, que ya disponía de una fábrica capaz de producir discos de 115 milímetros, así que querían cambiarlos por discos de 120 mm. Claro que tan artera intención no se podía poner sobre la mesa, hubo discusiones sobre el sistema de compresión de información de audio que se planeaba usar.
Finalmente, el cd fue uno de 75 minutos. Sin embargo, la Novena según Furtwängler tampoco entró: pequeño detalle, el límite “verdadero” de un disco empieza, en rigor, a los 72. Por lo tanto, la versión de Furtwängler no pudo editarse en un disco único hasta que una nueva tecnología digital lo hizo posible en 1997.
Aunque la página web de la Philips no incluye actualmente el cuento de Beethoven, sí figura el parámetro sobre el que se fijó el diámetro del agujero del cd: el mismo de una vieja moneda holandesa. Humilde consuelo.
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