Bill Evans, bisagra en la carrera de Cirigliano
Uno de los músicos emblemáticos del jazz en la Argentina es el pianista Juan Carlos Cirigliano, un artista que, además de su labor como músico, es uno de los formadores más importantes de la escena musical.
Pianista de los Swing Timers, Cirigliano acaba de lanzase como líder de un octeto y actuará esta noche y mañana, a las 22, en el Lounge Buenos Aires, Reconquista 974. El grupo estará formado por Cristian "Látigo" Díaz en trompeta, Juan Scalona en trombón, Gustavo Cámara en flauta y saxo alto, Juan Manuel Alfano en saxo tenor, Marcelo Garófalo en saxo barítono, Juan Pablo Navarro en contrabajo y Adolfo Cirigliano en los tambores.
El grupo trabajará sobre un repertorio que tiene a los clásicos como base aunque con arreglos originales, escritos por Cirigliano. Una propuesta que tiene al swing y a los vientos clásicos y modernos como propulsores de las actuaciones, con temas de Oliver Nelson, Bill Evans y Gerry Mulligan, entre otros.
Cirigliano es uno de los pianistas más elegantes del jazz local; su estilo ha sabido desarrollarse sobre la vertiente más evasiana, aunque desde una mirada ciudadana, con un sentimentalismo menos europeo y, se podría decir, más porteño.
Corría junio de 1965, Estocolmo mostraba las delicias de su verano, poco caluroso aunque profuso en flores, por aquella época. Una big band argentina, la Santa Anita, venía actuando en la capital sueca con asiduidad. Cirigliano, pianista y arreglador, contó a LA NACION que fue ese año cuando cambió su enfoque sobre la música.
"Logré acercarme a Bill Evans, que estaba tocando en la ciudad, y comenzó un período de formación musical intenso, tanto que podría decir que mi manera tuve un antes y un después de ese encuentro con Evans", señaló el músico, acompañado por su esposa Noemí Lamanto, una pianista dedicada full time a la enseñanza.
Cirigliano explicó que el pianista lo orientó no sólo en este "aprendizaje", para el cual le recomendó una literatura especial, que no estaba en Buenos Aires. Además, quizás le pasó uno de los secretos más valiosos para un músico de jazz: "Cuando le pregunté sobre la improvisación, lo pensó un rato y me dijo que nunca sus manos iban más rápido que su cabeza", dijo Cirigliano y a renglón seguido explicó: "Lo hice mío, nunca toco por tocar, ni por llenar un espacio de tiempo; primero lo construyo en mi cabeza y luego baja a mis manos".
Cirigliano, fue el segundo pianista de los Swing Timers, en los tiempos en los que ese grupo tocaba en el cabaret El Faro, en la Boca. "Eran tiempos muy distintos; obviamente, ya estaba el Negro González en el contrabajo y lo que hacíamos era un jazz casi bailable, para acompañar", recordó Cirigliano
Para este pianista no hay distinciones estilísticas, si no buen y mal jazz. "En realidad, cuantos más estilos pueda uno desarrollar a través de la técnica, de más vocabulario dispone, aunque lo estilístico es algo que tiene que ver con el carácter personal de cada artista. Bill Evans no es mejor que Oscar Peterson; ni Teddy Wilson es superior a John Lewis. Cada uno, en su estilo es muy bueno y de eso se trata el jazz; de poder ser uno mismo, más allá del estilo por el que transite", concluyó el pianista.
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