Bruce Springsteen - Working on a Dream
Para poder comprender el alcance romántico y la soberbia ambición musical que caracterizan al primer álbum de Bruce Springsteen de la era Obama, es preciso remontarse al álbum vigente durante el gobierno de Ford: Born to Run (1975). En aquel entonces, Springsteen dirigía la E Street Band con total libertad y pasaba la noche en vela exagerando los overdubs: glockenspiel, guitarra surf, violines, y motocicletas. Desde entonces, en muy raras ocasiones ha reducido la intensidad. No obstante, en gran parte de Working on a Dream, Springsteen finalmente reaviva su temprano enamoramiento por las sinfonías de Roy Orbison y Phil Spector. Esto es claro desde el primer track: una fábula tragicómica sobre el antiguo Oeste que dura ocho minutos, titulada "Outlaw Pete", en la que Bruce apela a todo tipo de recursos, salvo traer un caballo real al estudio: hay cambios de tiempo, chelos explosivos, la armónica sollozante de Once Upon a Time in America, un conjunto de cuerdas, crescendo tras crescendo, y un solo de guitarra lírica a modo de cierre digno de "Jungleland".
Working on a Dream es el álbum de rock más completo de los tres que Springsteen lleva editados en esta década con la E Street Band. Minuto tras minuto y con cada uno de sus temas, es posible vislumbrar más sorpresas musicales que en cualquier otro de sus álbumes, desde la distorsión vocal en el blusero "Good Eye" hasta el jubiloso y vital British Invasion "Surprise, Surprise".
Springteen ha logrado mejor que nadie un dominio sobre los sonidos clave de la mejor época del rock, y los plasma a voluntad en su álbum, mostrando claramente las influencias a las que antes apenas había aludido en sus grabaciones. Al menos dos tracks recalan bastante en los Byrds: las guitarras rasgadas tipo cítara de "Life Itself" son puro "Eight Miles High", y también los arreglos de voz de ese contundente temita rockero "What Love Can Do". La fantasía pop distorsionada de "Queen of the Supermarket" –el narrador solitario tiene una obsesión desmesurada con la cajera– dispara vibes con reminiscencias de "Pretty Flamingo", de Manfred Mann, en una radio AM de la década de los 60. Y las soñadoras voces de acompañamiento que se escuchan en la melodía de amor celestial de "This Life" le deben tanto a los Turtles como a Spector.
Sin incluir "The Wrestler", canción del soundtrack de la película con Mickey Rourke que se adjunta a modo de bonus track, el álbum culmina con el tema que se titula "The Last Carnival", una elegía auténtica e inconsolable para Danny Federici, el organista de la E Street Band que falleciera de cáncer el año pasado. La melodía sirvió como corolario de la tan amada canción que Bruce Springsteen compuso en 1973, "Wild Billy’s Circus Story", en la que narra un romance circense de toda una vida en la carretera. Es en este contexto que el circo sigue adelante con su show, ya sin la presencia de Billy. La canción concluye con un coro que suena con las voces superpuestas de Springsteen y Patti Scialfa, que se elevan hacia el infinito. Para un compatriota alicaído, es la última ópera a lo largo del camino.
Por Brian Hiatt
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