Spalding detrás de su instrumento, bella e intensa
Contrabajista, cantante y compositora. A los 24 años, la norteamericana posee la curiosidad y el talento de una interesante dama del jazz
Sus dedos caminan sobre el diapasón del contrabajo y ella, fresca, sonriente, frasea con una voz encantadora. Tiene naturalidad y, sobre todo, talento. Pero lo que más llega desde su garganta es la alegría y el sentimiento con que abraza el jazz. Ese género dentro del cual le hace honor a su nombre. Con 24 años, el cuerpo esmirriado detrás de ese gigante que es el contrabajo, y una bonita cara rodeada de un voluminoso y glamoroso afro, Esperanza Spalding es, no caben dudas, algo hermoso que le ha sucedido a la música popular.
Para quienes no la conocen, una imagen suya bien podría pasar como la publicidad de una marca de contrabajos en manos de una modelo.
Es oriunda de Portland, Oregon, y de pequeña sintió curiosidad por la música. El violín fue lo primero que la fascinó. Hasta que, a los 15 años, cayó en sus manos un contrabajo y... fue amor a primera vista. Con credenciales de Berklee (donde, además de graduarse, a los 20 años se convirtió en docente), Esperanza ha acompañado a notables músicos de diferentes raíces, como Joe Lovano, Niño Josele (con quien tocó en nuestro país el año último), Charlie Haden y Pat Metheny.
Su curiosidad no se detiene en el jazz. En su música explora las raíces africanas, el funk, el hip hop, el flamenco, la bossa nova. De hecho, en su flamante disco, Esperanza (el segundo de su carrera, de inminente lanzamiento en nuestro país), además de composiciones propias versiona Ponta de Areia, de Milton Nascimento, y también Samba em preludio, de Baden Powell y Vinicius.
Su búsqueda no tiene límites. En el primer disco (Junjo, 2006), entre versiones de Gismonti y Chick Corea, aparece Cantora de Yala, zamba de Leguizamón y Castilla, tocada y cantada por ella en exquisito español.
Es talentosa, bonita, toca hermosamente el contrabajo y canta con una frescura y una pasión que inevitablemente le llega a quien la escucha. O, mejor aún, Esperanza Spalding es ese lugar donde la música se hace irresistible.
0 comentarios:
Publicar un comentario