Entrevista. Mavi Díaz y Las Folkies Editaron un disco, “Sonqoy”, con un excelente tratamiento folclórico, pero también un acercamiento al pop.
Patricio Féminis
Con grupos locales esto no pasa nunca”, les dijo la gente de Cultura del pueblo de Armstrong, Santa Fe, al recordarlas momentos antes arriba del escenario, producidas en rojo y negro: brillo, botas y maquillaje con espíritu rocker llevado con soltura al folclore, y con Mavi Díaz delante y también de negro. La cantante-compositora y Las Folkies, sus partenaires musicales hace más de un año, se pasan el mate y celebran los nuevos caminos juntas: el disco Sonqoy (Acqua Records), los shows por venir y lo que más desean: tocar y divertirse siempre. “En la plaza de Armstrong tocamos para gente de más de 60 años”, recuerda Silvana Albano (en piano, ella) y que terminaron bailando, pidiendo otra de pie. “Las cuatro la pasamos tan bien que la gente se engancha a full”.
Así les ocurrió en festivales -Cosquín, Baradero- a este cónclave de sensibilidad pop-rock en la huellas de los ritmos en 6 por 8; voces femeninas sin clichés y un ensamble como un reloj (en percusión, Martina Ulrich, en guitarras, Pampi Sosa) que en febrero editó Sonqoy , el disco en el que plasmaron ese deseo que Mavi descifra ahora: “El folclore de nosotras está arraigado, pero es novedoso en producción y arreglos, con algo medio popero. Eso marca la diferencia con estas niñas”. No es casual que el disco, con mayoría de temas de Mavi -otros con Germán Dominicé, de Los Hermanos Butaca- hable del amor en sus variadas formas: De las Viudas e Hijas de Roque Enroll, Los Twist y la clave familiar (su padre, Hugo Díaz, aquel armonicista genial; su tío, Domingo Cura) y tanto camino en veinte años en Europa como coach vocal y productora, Las Folkies comparten con ella su búsqueda: poner tradiciones en diálogo, despejar fronteras. Y celebrar juntas: en el folclore no hay muchos grupos de mujeres instrumentistas-cantantes, y no sólo por su estética “nada folclórica”, demarca Albano: “No es fácil para las instrumentistas: si bien hay violeras, ese lugar queda para el hombre. Acá es Pampi la que rasguea con todo”. Y ella le sonríe: “Es que llevo la guitarra en el corazón”.
También lo trae en vivo Martina Ulrich, la percusionista (en quichua, sonqoy es “mi corazón”) con cada golpe exacto: repiques milimétricos en el Gato de Estocolmo , sutilezas en La ahuyentadora y en Vestida con tus besos , golpes a tierra en Si pudiera y Zamba mía , apenas el comienzo: chacareras, huayno, taquirari, escondido y chamamé, fluyen en ellas. “Cuando empecé a tocar con Las Folkies compuse ocho temas en quince días”, dice Mavi. Asombrada, se los mostró “y en las peñas los fuimos armando”, chancea Ulrich. Eso está “en la esencia de cada una”, percibe Pampi: esa actitud “bien santiagueña” de mirarse, contar y arrancar, también con fuerza y glamour de rock. Eso respira Sonqoy : “Salvo temas como Cuchillos o WhyNot? , que Mavi hizo a partir de un riff, hubo energías que resolvíamos en la grabación. Pura intuición femenina”. Y Mavi: “¡Muy buena definición! Sí, hubo mucho del vivo. Hacíamos tres tomas y después se elegía una, como se grababa antes”. Libertad pero también oficio, sabe Mavi. “Sí, es parte de ellas: lo que propone cada una es siempre al servicio de la canción”.
1 comentarios:
SOS LO MAS GRANDE DE NUESTRA MUSICA MAVI!!!!!!
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