Revitalizados después de la aparición del documental Anvil! The Story of Anvil, esta histórica banda del heavy intenta lustrarse un poco el cuero.
Por Mario Yannoulas
La voluminosa nariz de Steve “Lips” Kudlow sobresale en el plano corto debajo de un apretado gorro de lana. Una campera de jean con corderito parece no abrigarlo lo suficiente mientras maneja por las heladas calles de Toronto. Es lunes y son las 7 AM. “Acá empieza todo”, le explica al documentalista. No habla de una exitosa gira mundial sino de su semana laboral, en un servicio de buffet para chicos. Carga alimentos en una camioneta con la que hace repartos, y aclara: “Para toda esta mierda que tengo que pasar, existe Anvil, que me da felicidad”.
La escena integra el documental Anvil! The Story of Anvil (2008) y contrasta con las del principio, en las que se los ve tocando en Japón para miles de personas junto a sensaciones del momento como Whitesnake y Scorpions, intercalado con testimonios aduladores de Lars Ulrich, Lemmy Kilmister, Tom Araya, Slash y Scott Ian. Promesa del speed metal a comienzos de los ‘80 con discos como Hard’n’Heavy y Metal on Metal, Anvil ha intentado durante todo este tiempo retomar su éxito y abandonar la nota al pie a la que los ha rezagado el relato del heavy metal. El documental exhibe esa lucha cargada de frustraciones, pero aporta esperanzas con la grabación de un decimotercer disco bien producido (This is Thirteen, 2007) después de mucho tiempo.
“La película muestra una mala época, pero hubo momentos peores en nuestras vidas. En realidad ése fue un tiempo bastante esperanzador porque íbamos a grabar un disco con (el productor) Chris Tsangarides de nuevo y estaban haciendo una película sobre la banda. Hay momentos malos, pero así es la vida, y no hubo nada guionado”, se ataja el guitarrista y cantante ante el NO.
El éxito del documental sirvió indudablemente para reflotar su carrera. A una primera gira por Sudamérica se suma la producción de un nuevo disco, Juggernaut of Justice, a lanzarse este año. “No hay ninguna duda de que la película nos ayudó. El concepto del nuevo disco es que Anvil tiene un espíritu indestructible y que se está haciendo justicia, porque trabajamos toda nuestra vida para que nuestros sueños se estén volviendo realidad. Esta va a ser la mejor versión de nosotros mismos”, se entusiasma Lips, que comparte banda desde hace más de treinta años con el baterista Robb Reiner y actualmente con el bajista Glen Gyorffy.
—En la película, Ulrich esboza la posibilidad de que, por ser canadienses, hayan tenido problemas para mantenerse en el negocio. ¿Te parece eso?
—No tiene tanto que ver con el ser canadienses sino con no habernos mudado a los Estados Unidos y no haber acertado en el momento justo. Las oportunidades que dejás pasar nunca vuelven, pero lo importante es terminar el día y no arrepentirte de nada.
—¿Sintieron la falta de un buen management?
—En ese sentido es más difícil hacer las cosas bien, porque sin un management real una banda no puede triunfar. Alguien que te meta en los mejores shows, negocie una buena promoción, te arregle un buen contrato discográfico: las cosas que hacen a una banda funcionar como un negocio. Sin dudas, es la principal razón por la que renegamos tanto. La industria está manejada por codiciosos y egoístas, y es peligroso depender de eso para vivir.
0 comentarios:
Publicar un comentario