Alguna vez escandalizó con los orgásmicos gemidos de
“Love to Love You Baby”, pero todo eso quedó opacado por su
indiscutible protagonismo en la era disco, que la llevó a vender 130
millones de discos. “Soy una artista, es el don que Dios me dio”, decía.
La
cantante estadounidense Donna Summer, conocida como “la reina de la
música disco”, falleció ayer a los 63 años, víctima de un cáncer que sin
embargo no le impidió seguir trabajando hasta los últimos días de su
vida. “Esta mañana perdimos a Donna Summer Sudano, una mujer con muchas
dotes, la mayor de ellas su fe”, dijo su familia en un comunicado
difundido a medios locales, en el que no se detallan las causas de la
muerte de la cantante. Aunque múltiples medios apuntan a que su muerte
se debió a un cáncer de mama, el portal TMZ, que cita “varias fuentes” y
fue el primero que difundió la noticia de su muerte, asegura que
padecía un cáncer de pulmón que “contrajo al inhalar partículas tóxicas
tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York”.
“Mientras lloramos su muerte, celebramos en paz su extraordinaria vida y su continuado legado”, añadió la familia de la cantante, que empezó cantando música gospel en iglesias de su Boston natal y terminó ganando seis American Music Awards. En la breve declaración escrita, sus familiares afirman: “Las palabras realmente no pueden expresar lo mucho que agradecemos sus oraciones y su amor por nuestra familia en este delicado momento”.
Summer, intérprete también de grandes éxitos como “Hot Stuff”, “I Feel Love” o “MacArthur Park”, nació el último día del año 1948 en Boston, Massachusetts. Su primer single, “I’m a Fire”, llegó a lo más alto de la lista de temas bailables de la revista Billboard apenas fue lanzado. La prolífica cantante estadounidense hizo bailar a medio mundo y vendió más de 130 millones de discos. “De alguna manera, mi música trasciende, no es sólo para el momento, sino que podés escucharla diez años después y sentirla de la misma manera”, dijo en junio de 2008. Ese año, la cantante publicó Crayons, su último trabajo discográfico. Sin embargo, estaba decidida a seguir involucrada en la música hasta que tuviera fuerzas para ello. “Lo veo así: cuando Picasso tenía 35 años, ¿alguien le dijo que dejara de pintar porque tenía esa edad? (...) Soy una artista, tengo que hacer lo que hago, es el don que Dios me dio (..) Mientras tenga el corazón, la capacidad, la salud y la voz para hacerlo, es lo que debo hacer: pintar imágenes para el público con mi voz”, afirmó.
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