Paul Butterfield fue el primer armoniquista blanco en desarrollar
un estilo tan poderoso y original, como para obtener un espacio en el
panteón de los grandes del blues. Es imposible subestimar la importancia
de las puertas que abrió, pues no solo dio vía para que los músicos
blancos comenzaran a tener una tradición en el blues sino que también
les llevó el blues eléctrico de Chicago, ya que antes los blancos solo
consideraban al blues del Delta, al acústico, como el único genuino.
Butterfield nació el 17 de diciembre de 1942 en Chicago, pasando su
juventud en un área del sur de la ciudad. Su padre, un abogado, y su
madre, una pintora, lo motivaron por la música desde temprana edad y
comenzó a tomar clases de flauta. Sin embargo, el joven se mostró
interesado en el blues que perneaba el sector donde vivía. Junto con su
compañero de colegio Nick Gravenites comenzó a recorrer los clubes de
blues, tocando guitarra y armónica. En la universidad conoció a otro
blanco fanático del blues: Elvin Bishop. Fue entonces cuando decidió
seguir el camino de la música, abandonando el colegio y desarrollando su
técnica vocal y la de la armónica, sobre todo la diatónica.
Después de muchas visitas a los clubes blues de Chicago,
Butterfield y Elvin Bishop lograron la residencia en Big John’s. Para
conformar una banda, contactaron a la sección rítmica del grupo de
Howlin’ Wolf y le ofrecieron más dinero. Entonces el cuarteto integrado
por Paul Butterfield, Elvin Bishop, Jerome Arnold y Sam Lay comenzó a
llamar la atención de los fanáticos del blues en Chicago. A finales de
1964, The Paul Butterfield Blues Band fue descubierta por Paul
Rothchild, y tras incluir al guitarrista Michael Bloomfield, firmaron
con el sello Elektra para grabar las sesiones de su álbum debut.
Estas sesiones tuvieron muchos inconvenientes, como los continuos
roces entre Butterfield y Bloomfield en el sentido de quien conducía
musicalmente a la banda. En 1965, con los ánimos más fríos, volvieron a
los estudios de grabación incorporando al tecladista Mark Naftalin.
Mientras tanto, el grupo participó en el Festival de Newport, obteniendo
un éxito tan grande que Bob Dylan los llamó para que lo acompañaran en
su presentación de cierre del festival. Fue en ese momento en el que
Dylan comenzó a sentar las bases para el desarrollo del folk-rock
eléctrico.
En 1965 The Paul Butterfield Blues Band presentó su álbum debut, en
un momento en el cual el único blues blanco que se escuchaba era hecho
por británicos. A finales de ese año, el baterista Sam Lay fue
reemplazado por Billy Davenport, cuyo entrenamiento en jazz fue útil
para la expansión sonora del grupo, cosa que deseaba Paul Butterfield.
Eso es bastante notorio en el segundo álbum de la banda, “East West”.
The Paul Butterfield Blues Band llegó en 1967 a su punto más alto.
Justo en ese momento Mike Bloomfield se retiró para conformar The
Electric Flag, al lado de Nick Gravenites. Elvin Bishop tomó el puesto
de guitarra líder para el álbum “The resurrection of Pigboy Crabshaw”,
un trabajo con mucha inclinación hacia el soul, que contó con nueva
sección rítmica: Bugsy Maugh en el bajo y Phil Wilson en la batería, más
una sección de vientos que incluía al joven David Sanborn. Este fue el
álbum que cerró los años de gloria para The Paul Butterfield Blues Band.
Vendrían algunas grabaciones desafortunadas hasta que en 1969, el grupo
logró participar en el festival de Woodstock y tomó parte en el álbum
“Father and sons” de Muddy Waters, que mostraba la influencia del
gigante de Chicago en la nueva generación de bluesistas.
A comienzos de los años 70, Butterfield acabó con su banda y
canceló su contrato con Elektra, retirándose a la tranquila atmósfera de
la población de Woodstock. Aunque hizo algunos intentos por llegar
nuevamente a los primeros lugares del blues, sus álbumes no tuvieron el
mismo alcance que los primeros tres de su carrera. En 1975, Butterfield
nuevamente acompaña a Muddy Waters, esta vez en “The Woodstock Album”,
la última producción de Waters para Chess.
Posterior a este trabajo, Butterfield buscó una carrera como
solista, fallando en sus primeros intentos. En 1976 participó en el
concierto de despedida de The Band. En los años siguientes Butterfield
trabajó como músico de sesión y en 1981 buscó nuevamente el regreso con
un álbum llamado “North – South”, con un material débil llenó de
sintetizadores.
Para esta época la salud del armoniquista estaba en declive, debido
a los años dedicados al alcohol. Además desarrolló una adicción a la
heroína, droga a la cual se había opuesto rotundamente cuando era líder
de su agrupación. Butterfield argumentó que había usado la heroína para
disminuir los efectos causados por una peritonitis y los problemas
intestinales.
A comienzos de los 80, Butterfield se trasladó a Los Angeles, donde
sobrevivió con algunos conciertos pequeños y grabó su último álbum “The
legendary Paul Butterfield Blues Band rides again”. Sin embargo su
adicción lo llevó a la bancarrota, además de que su ánimo se vino abajo
por la muerte de sus amigos Mike Bloomfield, Muddy Waters y su manager
Albert Grossman. El 4 de mayo de 1987, Paul Butterfield murió a
consecuencia de una sobredosis de droga.
Fuente: historiasdelblues.wordpress.com
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