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sábado, 14 de marzo de 2009

La despedida de Mauricio Kagel


La despedida de Mauricio Kagel


Un documental de Gastón Solnicki registró la última visita a la Argentina del músico, que murió en Diciembre del año pasado

Por Pablo Gianera


En julio de 2006, el compositor argentino Mauricio Kagel volvió a Buenos Aires, la ciudad en la que había nacido, cuarenta años después de dejar el país para instalarse en Alemania, donde desarrolló casi toda su carrera musical, una de las aventuras más singulares de la segunda mitad del siglo XX. Poco más de dos años después de esa visita y de los conciertos de ese año, hace apenas unas semanas, Kagel murió. Esa muerte imprevista iluminó con otra luz su rentrée argentina y la transmutó de reencuentro en despedida.





El cineasta Gastón Solnicki siguió con devoción e inteligencia los pasos del músico durante la realización de ese histórico Festival Kagel de 2006, serie de conciertos monográficos organizado por el todavía activo Centro de Experimentación del Teatro Colón. Süden ("Sur", en alemán), el documental de Solnicki, que obtuvo una mención en la última edición del Bafici, se inicia en rigor en Colonia (Alemania) y desanda desde allí el camino hacia el Sur. Sobre la imagen de una tren europeo en movimiento, se oye en off la voz de Kagel: "Me siento bien allí donde puedo trabajar bien. Esa es mi patria", se le escucha decir al compositor. "Uno no elige la familia, la religión, el lugar donde nace. Todo eso es arbitrario." Para Kagel, Buenos Aires se había convertido, entre otras cosas, en el 70 % de humedad.

En algo más de una hora, la película despliega el redescubrimiento de la ciudad y la escena musical argentina. Queda aquí el testimonio de casi todos los lugares que el compositor frecuentó: están los ensayos en el Auditorio del Goethe-Institut, el concierto en su homenaje en Villa Ocampo, cierta recepción en la Embajada de Alemania, los espectáculos en el Teatro Colón, entre ellos la preparación de Una Brisa, acción fugitiva para 111 ciclistas . Aparecen también algunos percances de los músicos, como la urgente visita al dentista de la mezzo Klara Csordas, registrada en detalle y con gracia, o la amable, pero tensa, discusión de Marcelo Delgado, maestro preparador del festival, con un afinador de pianos. Solnicki se demora en estas minucias fugaces; muestra las caras del público en los conciertos y reuniones, como si quisiera dejar un testimonio también de parte del ambiente musical de la ciudad. Seguramente, al compositor y también cineasta -solía decir que sus películas eran sus óperas- le habrá gustado este documental que perpetúa el revés de la trama del regreso a su país. Hay allí una idea del montaje y un sentido del humor por momentos absurdo que evoca la música misma de Kagel.

Aunque se ven y se escuchan fragmentos de Mare Nostrum , Kammersymphonie y 5 marchas para malograr la victoria , el eje del film es el ensayo de ?den 24.XII.1931 , obra que Kagel compuso sobre la base de fragmentos de noticias publicadas el día de su nacimiento. Cada uno de sus movimientos constituyen verdaderamente los signos de puntuación, el ritmo en fin, de Süden . Además de permitir un atisbo de Kagel como director, estas escenas deparan secuencias musicalmente apasionantes y aun deliciosas, como el momento en el que la partitura demanda que caigan libros al suelo. El percusionista, moderado, llegó con unos volúmenes de tamaño mediano. Pero el compositor pedía más; pedía, de hecho, el estruendo de guías de teléfono contra el piso.

Y en el medio, frases de Kagel, no siempre cómodas, que funcionan como costuras: "¿Quiere usted cultura musical, quiere una ópera? Tiene que aceptar que eso es caro. No es barato". O también, con más énfasis: "La sociedad, en general, acepta la música como pasatiempo. La gente que no hace música lo que desea fundamentalmente es entretenerse. No dejan de estar influidos por una tendencia a consumir la música, no a repensar la música. Y ese entretenimiento uno no lo puede condenar desde el punto de vista ético y decir: es un error. No, así está hecho el mundo. Lo que se necesita es ayudar al público y llevarlo a reflexionar sobre la música".

Con todo, Süden no es (o no es solamente) una película acerca del regreso de Kagel a la Argentina. Sobre la coartada de esa anécdota, admite verse también como una película militante. Pero su militancia no es tanto a favor de la música contemporánea sino, sobre todo, de los músicos que se dedican a la interpretación de la música contemporánea, los miembros de, entre otras agrupaciones, la Compañía Oblicua y el Ensamble Süden (de ahí, como del punto cardinal, deriva el nombre alemán de la película). Son ellos los auténticos protagonistas del documental; los músicos que deben resolver problemas tanto musicales como vitales. En todo caso, se trata del reverso de la experiencia que Kagel preveía para el público: "La música del siglo XX trae muchas preguntas; el oyente tiene que trabajar".

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