Entrevista realizada en Madrid en junio de 1995 por Alejandro Calzadilla, Alberto Vergara y Maigualida Ocaña, con motivo de la presentación de la película Como su ritmo no hay dos
comencé a tocar
a los ocho años,
primero como bongosero
y luego como tresero
¿Qué nos cuenta de sus inicios en la música?
Mi vida musical es muy larga, yo comencé a tocar a los ocho años, primero como bongosero y luego como tresero. Trompeta también toqué, pero la trompeta la dejé porque yo sufría de asma cuando pequeño. Yo toqué trompeta con un sexteto que se llamaba Los Invasores. Ya luego con mi padre me dediqué formalmente al contrabajo.
¿Algún contrabajista en particular lo influenció?
No, ninguno, porque a mí me gustaba la creación. Yo siempre quise tener mi propio estilo. Lo que pasa es que yo venía de una familia de tradición musical, mi padre, mi madre y hasta mi abuelo, eran músicos. Por cierto que mucha gente cree que Cachao es un apodo y ese era el apellido de mi abuelo Aurelio López Cachao.
¿Y como lo comenzaron a llamar Cachao?
Eso fue el público, la gente, como conocía a mi abuelo, entonces decían, caramba mira qué bien toca el nieto de Cachao y por allí me fui quedando como Israel Cachao López. Ahora incluso sobrinos míos en Cuba son llamados de la misma manera, a uno que también es contrabajista lo llaman Cachaíto. Yo creo que es por cariño, y como me parece bien, lo acepto y me gusta.
...el primero que
introdujo
la trompeta en
los conjuntos de son fue mi hermano
Orestes López.
¿Qué innovaciones introdujo el maestro Arcaño a las orquestas de danzón?
Una muy importante, él fue quien introdujo la tumbadora en el formato de orquesta de danzón, porque Arsenio Rodríguez ya la había introducido pero en el formato de conjunto. Te cuento otra cosa que generalmente todo el mundo se salta, el primero que introdujo la trompeta en los conjuntos de son fue mi hermano Orestes López. Los antiguos sextetos pasaron a ser septetos, esto fue en el año 27. Un año después, aproximadamente, los demás sextetos, el Nacional, el Habanero, etc. incluyeron también la trompeta, pero el primero fue mi hermano, porque el era un tipo muy revolucionario en la música. Lo que sucede es que este conjunto de Orestes, que era quien lo dirigía y además cantaba, no era famoso ni conocido. Existe una grabación de la RCA Victor de ese año con la trompeta que introdujo mi hermano. Yo tenía ese disco pero todo eso quedó en Cuba, igual que muchas de las grabaciones de mis descargas.
¿Recuerda cuándo fue la primera vez que estuvo en Venezuela?
La primera vez que yo estuve en Venezuela, fue para una fiesta oficial en una finca de uno de los ayudantes del dictador Marcos Pérez Jiménez. Eran los años 50 y el señor si mal no recuerdo, era de apellido Herrera, le decían El Platinado. Ese día la pasamos muy bien, todo fue muy agradable, y al día siguiente fuimos a una exposición de moda en el Palacio de las Fuerzas Armadas, que por cierto quedamos muy impresionados por la belleza del edificio, las sillas, las escaleras, los pasamanos. En esa oportunidad tocábamos con la orquesta de Fajardo y sus Estrellas, en el año 1954, luego volvimos en el 57, esta vez para tocar en los carnavales, en un club, que si mal no recuerdo, se llamaba Casablanca, donde también tocaba Luis Alfonso Larrain. Precisamente este señor Larrain habló conmigo en el año 1949 para invitarme a pertenecer a su orquesta, que era muy buena. Ya para esa época había muchos cubanos trabajando como músicos en las orquestas venezolanas. Nunca pudimos llegar a un acuerdo porque yo estaba contratado y tenía mucho trabajo. Fíjate qué casualidad que en el año 1957 cuando regresé por segunda vez lo encontré en esta sala que te contaba, Casablanca. En esa oportunidad estuvimos casi un mes en Caracas. Fue la última vez, aunque tengo muy buenos amigos en Venezuela.
Trabajé con Machín en Cuba en un cuarteto que él tenía ¿Qué recuerdos tiene de Antonio Machín?
Bueno, Antonio Machín por los años 30 viajó a los Estados Unidos y estuvo allí como de 10 años. En ese momento tuvo un problema con inmigración y se marcho a Cuba.
Yo trabajé con Machín en Cuba en un cuarteto que él tenía. Cantaba él, otra persona en el bongó, Jesús López (el pianista de Arcaño) en el piano y yo en el bajo. Luego él se fue para Londres, y de ahí creo que se trasladó a España. Esto fue muchos años más tarde, en el 50 creo. Él es un hombre conocidísimo en toda España. Estuvo muchos años en Sevilla y sus presentaciones las tenían que hacer en la plaza de toros porque gustaban mucho.
¿Recuerda a otro músico cubano que se quedara a vivir en Venezuela?
Sí, cómo no. Está un músico muy conocido: Eduardo Cabrera Cabrerita, pianista y arreglista, que también vivió en Venezuela.
Con la orquesta de Bola de Nieve
fue con la primera que toqué, en el año 1927. Con él toqué 3 años. Tocábamos en las salas de cine que no tenían sonido.
La música se hacía en directo, sabes, teníamos que simular ruidos, gritos, música, etc. ¿Y algún otro músico cubano además de Machín que se haya residenciado aquí en España?
Hay muchos, en este momento yo no recuerdo sus nombres, pero son muchos. Hay un cantante que estuvo aquí en España y finalmente se trasladó y se quedo en París llamado Óscar López, que tiene una orquesta en París que se llama Mambomanía. También está Marcelino Guerra Rapindey que está actualmente viviendo en Alicante. Lo que sucedió con Rapindey es que él era marino mercante y la actividad musical se puso con los años un poco floja, así que el siguió con su profesión de marino, aunque la música nunca la dejó. Luego al final de su carrera, lo retiraron muy bien, con buen dinero y como a él le gustaba mucho España y se casó con una española, pues se quedo aquí en España. Yo también estuve mucho tiempo aquí, casi dos años con La orquesta de Ernesto Duarte. Aquí también vino mucho Bola de Nieve, que también viajó a Caracas.
Con la orquesta de Bola de Nieve fue con la primera que toqué, en el año 1927. Con él toqué 3 años, tocábamos en las salas de cine que no tenían sonido. La música se hacía en directo, sabes, teníamos que simular ruidos, gritos, música, etc., teníamos que estudiar la película por el día para aprendernos los pasajes más difíciles. Hay una anécdota que yo siempre cuento y que me hace reír. En esa época muchas películas eran del oeste americano, y los actores se la pasaban pegándose tiros, y había uno de los músicos que se la pasaba con una botella de ron al lado. Por supuesto cuando comenzaban los tiros, el actor disparaba dos veces y este amigo músico que les cuento tiraba 90 tiros como mínimo y la gente del público le gritaba, qué pasa, que la pistola tiene seis balas nada más. Después en el 30 cuando comenzó el sonido, los músicos quedamos fuera y comencé con la Orquesta Típica.
¿Le tocó trabajar en los teatros de la Habana?
Trabajé mucho en los teatros de zarzuela y ópera.
¿Y alguna obra con danzones?
No, casi todas eran de música europea, teatro musical o zarzuela, revista.
El danzón se
distinguía antes porque se
hacía una introducción,
donde destacaba
el clarinete, que después fue sustituido por la flauta.
Luego venía la segunda parte que era muy romántica
y entraban los violines y la gente aprovechaba para enamorarse.
Luego venía la última parte donde se acababa
el problema y a bailar
todo el mundo Nos gustaría mucho que Ud. nos comentara algunas cosas sobre lo que fue “el nuevo ritmo” y cuál el cambio musical que con él se introdujo.
Eso fue un viraje que le dimos a la música, porque el danzón era y es muy bueno, pero le faltaba cierta cosa, como más fuerza. Entonces mi hermano y yo pensamos que podíamos hacer algo para mejorarlo y entonces hicimos la famosa pieza Mambo. Esta pieza tenía una velocidad enorme y pensamos que la gente no la entendería con tanta velocidad, así que le redujimos la velocidad a lo normal del danzón. Esa inquietud duró muchos años, yo pase 12 años en la orquesta de Arcaño, del 37 al 49. Para aquella época todo el mundo adoptó esa manera de tocar el danzón, sin dejar de lado el otro que también es muy bueno. El danzón se distinguía antes porque se hacía una introducción, donde destacaba el clarinete, que después fue sustituido por la flauta. Luego venía la segunda parte que era muy romántica y entraban los violines y la gente aprovechaba para enamorarse. Luego venía la última parte donde se acababa el problema y a bailar todo el mundo. Después Pérez Prado tomó esta fórmula de mambo, la modificó, la arregló y fue increíble lo que hizo con esto, lo fortaleció de una manera increíble.
– Antes de sus descargas del 57 ¿Hacía alguien este tipo de trabajos?
No. Eso fue creación mía porque yo era medio loco en ese aspecto en mis cosas. No lo hice con la intención de triunfar ni ganar dinero, sino más bien para pasar un rato bueno con los músicos que compartían este sentimiento conmigo. Es por esto que mis descargas siempre fueron como grandes reuniones de amigos. Bueno y allí está el trabajo, con los años ha adquirido más y más valor, yo nunca lo hubiera imaginado.
Cachao y sus descargas
...el mismo día que llegué toqué con la orquesta de Charlie Palmieri. Con su hermano Eddie estuve más tiempo, casi dos años. Luego también toqué con Johnny Pacheco, con Tito Rodríguez, con Joe Quijano. ¿Su salida de Cuba fue por razones políticas?
No precisamente, aunque yo no estoy de acuerdo con el régimen, pero salí porque tenía un contrato de trabajo, viajé y trabajé en España y luego salí rumbo a Nueva York porque había conseguido un trabajo en el Palladium, donde tocaban Tito Puente y Tito Rodríguez. Allí, el mismo día que llegué toqué con la orquesta de Charlie Palmieri. Con su hermano Eddie estuve más tiempo, casi dos años. Luego también toqué con Johnny Pacheco, con Tito Rodríguez, con Joe Quijano. Toqué en muchas orquestas y night clubs, en esa época, había mucho movimiento. Luego me llamaron para trabajar en Las Vegas y allí trabaje nueve años. En Las Vegas trabajé en muchos hoteles, en los más grandes y famosos y luego nos fuimos a Miami donde tengo mi casa actualmente.
¿Alguna vez le tocó trabajar en películas?
Sí como no. Recuerdo que trabajé en una con Tin Tan, el comediante, y también con otros artistas mexicanos, donde la ambientación era de árabes. Recuerdo también una en Cuba con Rita Montaner y Miguelito Valdés que se llamaba Sucedió en La Habana. Aparte de la película, yo también trabaje con Miguelito Valdés. Teníamos un cuarteto muy simpático en Nueva York. Tito Puente era el timbalero, Charlie Palmieri el pianista, Miguelito Valdés el cantante y el bajista que era yo.
¿Y no existen grabaciones de ese trabajo?
No, lamentablemente no. Porque eso era una cosa de amigos. Nada serio ni muy comercial, era para divertirnos.
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