A nueve años de su último show en el país, la brasileña mostrará una suerte de compilado con lo mejor de sus 40 años de trayectoria.
Por Karina Micheletto
ETC –así, con mayúscula– se llama la gira que mañana traerá a Rita Lee a Buenos Aires, después de nueve años de su último show en el país. La última vez que actuó por aquí fue en pleno Bossa’n Beatles, aquel éxito de ventas que “brasilerizó”, con original audacia, a los de Liverpool. Ahora, la mujer de roja cabellera traerá al Gran Rex algunos de esos éxitos, pero también otros tan duraderos como “Lança perfume” o “Baila conmigo”. De eso se trata su show, adelanta en diálogo vía mail con Página/12: “En ETC no tengo un repertorio fijo –dice–, lo que hacemos es sacar y poner canciones, de acuerdo con nuestras ganas y las de la gente, pero manteniendo siempre los hits. La gente va a asistir al show por las músicas que conoce, pero va a tener que ir a verme para descubrir cuáles son las que estarán”.
El show es anunciado, en efecto, como una suerte de compilado de lo mejor de los 40 años que ya lleva de trayectoria Rita Lee. Una trayectoria que antes de su carrera solista incluyó la formación de Os Mutantes, una banda que surgió como un trío experimental y que es hoy leyenda del rock en portugués, además de ser mencionada entre los inicios del tropicalismo. Igual que las canciones de Rita Lee, tras más de cuatro décadas los temas de Os Mutantes siguen tan vigentes que se le siguen rindiendo tributos de todo tipo (el último, a nivel local, El Justiciero Cha Cha Cha, con versiones de músicos rioplatenses). “Os Mutantes fueron mi jardín de infantes musical”, define ahora Lee aquella experiencia.
La prolífica carrera de Lee incluyó algunas cosas para chicos: escribió cuatro libros relacionados con la defensa del medio ambiente; grabó una narración de Pedro y el lobo, de Prokofiev, con una orquesta filarmónica; creó algunos personajes infantiles. “Aquellos libros y aquellos personajes los hice cuando mis hijos eran pequeños. Pero no son cosa del pasado: hoy tengo una nieta que me está inspirando a volver a escribir”, sitúa su presente.
Rita Lee nació en San Pablo en 1947, pero se enorgullece de haber recibido en 2007 el título de Ciudadana Carioca, un reconocimiento que define el amplio lugar que ocupa en el mapa musical brasileño. Vendrá a la Argentina con una banda que integran su marido, Roberto de Carvalho, y su hijo Beto Lee, ambos en guitarras y voces. Lo que sigue, cuenta, será más gira ETC con viejas canciones, pero también las canciones nuevas que mostrará en un disco que saldrá en la segunda mitad del año.
–En una mirada retrospectiva, ¿qué aprendió Rita Lee en estos 40 años?
–Hoy tengo más seguridad. Soy más caradura para subir al escenario, estoy más relajada, y eso me permite disfrutar más. Porque se trata de dar placer a las personas que van a verme, y de recibirlo de vuelta. Disfruto mucho de mi trabajo: me siento una privilegiada por trabajar con la música, no voy a cansarme de repetirlo. Puedo disfrutar de ese intercambio con la gente en cada show.
–¿Qué es lo que hace para usted tan disfrutables los shows en vivo?
–Una artista que está hace más de 40 en la calle, y que tiene un buen bagaje musical, como yo, no tiene más que agradecer a los dioses por el privilegio de seguir manteniendo los shows en vivo. Puedo jurarle que subirme a un escenario me sigue provocando la mayor excitación, tanto como el primer día. No hay nada que se compare con entretener a la gente desde allí arriba. Cuando el público canta junto a mí –y siempre canta–, el placer que doy y que recibo es epifánico, no encuentro otra manera de definirlo. En vivo, la música tiene siempre un sabor nuevo.
–¿Cuál es su opinión del panorama actual de la MPB?
–Entre nosotras, confieso que ando medio por fuera de la música planetaria. Vivo como en medio del campo, donde el mejor cantor es un benteveo, y la mejor cantora, la cigarra.
–¿Y qué cree que necesita hoy la música brasileña para desarrollarse?
–El Brasil continúa siendo un granero de talentos, aun cuando siempre existieron los buenos tiempos y los que no lo eran tanto. Tenemos mucha muchachada buena que todavía no pudo mostrar su trabajo. Ese sigue siendo el paso más difícil de dar.
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