PABLO SBARAGLIA Y “SHE LOVES YOU” DE LOS BEATLES
Por Pablo Sbaraglia
“She Loves You” terminó marcando el destino de lo que, en definitiva, es mi vida hoy. Casualidad, afinidad o como lo quieran llamar, hay experiencias decisivas que hacen que tu camino se encauce. Y esta canción marcó, justamente, un gran viraje: fue un punto de inflexión, a una edad muy temprana.
La fiebre que me daba al escuchar “She Loves You” marcó a fuego el principio de mi historia. La beatlemanía generaba euforia, algo medio inexplicable, las ganas de querer abrazarlo, hacerlo tangible, tocarlo. Era muy chico, tenía cuatro o cinco años. Y esa sensación, ese ardor que sentía adentro mío tenía que sacarlo de alguna forma. Cuando uno está con un ataque de ansiedad o excitación, tiene que hacer algo. Y, en este caso, lo que sucedió es que me fui convirtiendo en músico.
Estamos hablando del año ‘75 o ‘76. Mi viejo ponía la canción y me excitaba mucho. Mucho. El era fan de la música, un melómano que siempre tenía un equipito medianamente bueno. Entonces lo ponía fuerte y se escuchaba bien. También terminé heredando de él la pasión por el audio en sí mismo. Era un chico de Sáenz Peña, un barrio pegado a Devoto, del lado del conurbano. Y le pedía a mi viejo: “Dale, poneme el tema”. Me pasaba algo parecido con “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, por ejemplo. En general con los temas rápidos, que para un chico de esa edad son más inmediatos: lo que captaba era la cosa energética. No pasaba por entender la letra o prestarle atención a un arreglo. Simplemente, era algo que te golpeaba sin filtros, sin barreras.
Después, a los 12 o 13, cuando empecé a estudiar, a tocar y a juntarme con otra gente, pude profundizar en el tema, en el disco y en la discografía de Los Beatles. Hoy si quiero puedo analizar la canción, pero en el fondo me vuelve a suceder aquello. Regreso a ese lugar, idéntico. Manejo la excitación y la euforia de otra manera, obviamente. Aunque también tiene algo doloroso, angustiante, porque es un grupo que ya no existe, una infancia que se terminó hace rato. La sensación es ambigua.
En la adolescencia solía soñar con esa canción y con Los Beatles. Me los encontraba en un bar, uno de esos típicos de españoles. Había muy poca gente, pocas mesas, una barra. Con luz de tarde. Y yo entraba, me pedía un café con leche y me sentaba con ellos. Estaban los cuatro vestidos normal, pero con el corte de pelo y los bigotes de la psicodelia onda Sgt. Pepper. No lo podía creer, era buenísimo: aprovechaba para preguntarles todo lo que quería saber. Eran charlas tipo: “¿Y cómo hicieron para escribir ‘She Loves You’? ¿Les salió naturalmente? ¿La letra cómo apareció? ¿Y los arreglos? Y vos, Paul, ¿qué tocás en tal parte?”. Un sueño recurrente, que me acompañó durante años, hasta los 16. Pero si lo hubiera podido cumplir en la realidad, creo que me hubiera puesto a llorar y les hubiera agradecido por todo. “¡No soy digno!”
“She Loves You” es bien visceral. Tal vez el mejor adjetivo que la describe sea “afiebrada”. La fiebre producto de la excitación, del alto nivel de energía que contagia. Si uno la analiza, es una canción con dos acordes, bastante sencilla. La letra no tiene demasiadas vueltas. Sin embargo, ahí está impreso ese caudal gigantesco de energía que tenían. En general, toda la discografía de Los Beatles me genera esa sensación. Pero la música de cuando eran pendejos calientes que se la pasaban todo el día tocando, tiene una fuerza especial. Algo más bien primitivo, lo que me llegaba más directo cuando era chico. Y hasta lo imaginaba, lo visualizaba: una pelota de aire blanco que se me metía en el cuerpo y me ponía en tensión, en un estado de querer crear cosas. Un motorcito.
Uno se acostumbra a hacer lo que hace, empieza a seguir ciertas rutinas. Por eso, de vez en cuando, recibir una inyección de aquello está buenísimo. Hace poco, cuando estuvo en Argentina, a Paul le preguntaron en una entrevista cómo hacía para seguir pegándose palazos y saliendo de gira cada seis meses. Y contestó algo que tenía mucho que ver con la energía de “She Loves You”. Dijo que cuando llega a la sala, prende el equipo y escucha el “track”, el ruido a encendido, eso ya lo pone en tensión. Y es tal cual. Para resumirlo, es la gran motivación que me dio “She Loves You” en esa primera etapa. Fue lo que me trajo hasta acá.
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