Un debut demasiado postergado
Aunque en sus once años de carrera lleva más de cinco millones de discos vendidos, la cantautora nacida en Minas Gerais nunca había pisado escenarios argentinos. Eso cambiará esta noche, cuando presente su disco N9ve en el Gran Rex.
Por Karina Micheletto
Ana Carolina –así, sin apellido, evitando el Sousa que podría equivaler a un García local– lleva once años de carrera, nueve discos editados, éxitos como el de 2005, cuando vendió más de un millón de copias sólo del disco Ana & Jorge (grabado con su colega Seu Jorge, cultor del “samba rock”), cifras globales de ventas que ascienden a los cinco millones. Sin embargo, la de hoy será la primera vez que actuará en la Argentina, un país tan receptor para la MPB, incluidas las nuevas expresiones. Será hoy a las 21. 30 en el teatro Gran Rex, un escenario que la cantautora nacida en Minas Gerais celebra a medida que va escuchando el relato de sus características y lo emblemático de la calle en que se emplaza: “¿De verdad? ¡Qué legal! ¡Estoy feliz!”.
“La verdad, no sé responder exactamente a la pregunta de por qué tardé tanto en ir para allá”, dice Ana Carolina. “Durante un buen tiempo de mi carrera me mantuve atenta a los estados brasileños, y desde 2001, cuando empecé a salir del país, las rutas eran siempre hacia Europa o Estados Unidos. No, yo no sé por qué recién ahora estoy yendo a la Argentina... Lo que sí sé es que me da una felicidad inmensa, y que la expectativa es grande.”
–¿Por algo en especial?
–Bueno, ustedes tienen fama como público. Un músico de mi banda, Marcelo Castro da Costa (el baterista y percusionista), ya ha estado allí tocando con Caetano; él me tiene loca contándome del público argentino. Dice que es el mejor del mundo porque se queda muy en silencio cuando cantás, y cuando terminás aplaude y grita maravillosamente. Así que estoy loca por conocer al mejor público del mundo.
Fue en el primer recital que dio en Río de Janeiro, cuando ya había dejado atrás el curso de Letras y había decidido que quería ser cantante, que Luciana de Moraes (hija de Vinicius de Moraes) “descubrió” a Ana Carolina. “Ella asistió a ese primer show y al final me preguntó si tenía algo grabado para mostrar a la BMG. Dos días después, ellos me estaban contratando.” Así grabó su primer disco, que llevaba su nombre y rescataba antiguos clásicos de la MPB, además de revelarla como compositora. Aquello fue en 1999 y en 2009, para el aniversario redondo de su carrera, eligió quedarse con un número como significativo, el nueve. “Me di cuenta de que había llegado a nueve canciones, en un disco que celebraba mi carrera entre el ’99 y el 2009. Yo nací un 9 del mes 9... Y sí, soy algo neurótica con el número”, dice. Su disco se llama Nove, se escribe N9ve, y varias de esas canciones sonarán esta noche en el Gran Rex.
–En ese disco canta con figuras de otros países: Esperanza Spalding, John Legend y Chiara Civello. ¿Cómo llegó a ellos?
–Como absoluta fan de cada uno. Mi empresaria me dijo: “Bueno, Ana, ahora que estás cerrando un ciclo importante, el de los diez años de carrera, ¿qué querrías hacer?”. Y le respondí que quería cantar con todas las personas que me encantan. Esas fueron las tres personas en las que pensé. Fue muy importante para mí en ese momento.
–Y luego, en 9 + 1, canta con parceiros como Maria Bethania, Seu Jorge, Zizi Possi y Gilberto Gil. Con Gil hace una canción que compusieron juntos, ¿cómo fue esa colaboración?
–¡Maravillosa! Había hecho la música de ese samba, e inmediatamente pensé que podría tener letra de Gil, era para él. Pero demoré tres meses en mandársela, por vergüenza, soy bastante tímida. Cuando logré tomar coraje, se la mandé y en dos días tenía de vuelta la canción, con letra.
–Su disco Dois Quartos recibió un sello de advertencia, como desaconsejado para menores de 18 años, por contener “letras impropias”. ¿Cree que era para tanto?
–Bueno, fue un disco complicado, decía cosas bastante pesadas... Tenía canciones como “Eu comi a Madonna”, o “Cantinho”, que habla del órgano sexual masculino.
–¿Y era tan grave?
–No sé exactamente, pero entiendo que no quieran que los niños escuchen algunas cosas. Entiendo también que para ustedes es raro, porque en su país no existen ese tipo de fajas de advertencia. En Brasil es algo normal.
–También llama la atención que en todas sus biografías se mencione que usted contó que es bisexual y el revuelo que eso causó en Brasil. ¿Cree que eso la define como artista?
–Por lo general los artistas no hablan mucho sobre su vida privada, incluyendo su condición sexual, evitan ese tema, y yo nunca tuve ningún problema con la privacidad. En fin, no es un tema para mí hablar de mi sexualidad en público. Y por eso una vez en una entrevista hice un comentario muy al pasar: ahora me viene a buscar mi novia, algo así. El periodista se interesó y quiso saber más, le pareció que ayudaría a muchas chicas que tienen una condición sexual diferente, que les daría alivio saber que alguien famoso lo dice abiertamente. No me opuse a eso, pero al mismo tiempo tampoco me sentí levantando una bandera. Fue una cosa muy casual.
–¿Y cree que ayudó?
–Fíjese que sí. Encuentro que sí he ayudado a muchas garotas, muchas adolescentes que quieren vivir su relación con libertad, y están con miedo por lo que puedan decir sus padres o la propia sociedad. No tienen fuerza para decir “Yo soy así y soy feliz con esto”. Y eso es lo que he dicho
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