Su capacidad de llenar estadios en la Argentina sigue intacta. Este buque insignia del heavy metal aterriza una vez más en su propio avión. El peronismo porteño va a nombrarlos huéspedes de honor.
Por Mario Yannoulas
“Iron Maiden es todo en mi vida.” No es para menos, aunque también podría decirse, exagerando un poco, que Steve Harris es Iron Maiden. Compositor medular, el bajista es el alma de la Doncella de Hierro desde que ésta existe como tal. En un mundo como el del heavy metal, donde los bajistas no suelen ostentar tanto capital simbólico como en otros géneros, Harris hizo de su estampa un icono: sus largos pelos negros, su ropa ajustada y su bajo tocado con los dedos (no con púa) deben ilustrar cualquier recopilación metalera.
Iron Maiden se prepara para llenar otro estadio en Buenos Aires. Apenas dos años después de que abarrotaran la cancha de Vélez con su gira Somewhere Back in Time, donde repasaron extensamente sus canciones clásicas –hay tantas que quedaron cosas afuera–, los británicos vuelven para triunfar y exactamente al mismo terreno. Ahora, bajo la premisa de dar “la vuelta al mundo en 66 días”, tiempo en el que estipulan recorren más de 80 mil kilómetros para dar 29 conciertos, pisando 26 ciudades en 13 países diferentes.
Pocos se pueden dar el lujo de llenar una cancha de fútbol grande tres veces en tres años. En 2008 había sido en Ferro, de donde tomaron la canción Fear of the Dark para su documental Flight 666; luego cerraron la fecha más concurrida del Quilmes Rock 2009. Tal vez por eso Maiden se eleva como un buen paradigma del caso del heavy metal en la Argentina donde, a pesar de contar con mucha menos difusión que otros estilos –incluso los vinculados con la cultura o con el negocio del rock–, los grandes grupos del género llenan estadios cada vez. Movilizan a miles y miles de personas que se sienten bien comulgando, aun sin que su artista sea bendecido por La viola. Así y todo, y por sus reiteradas visitas, los miembros del grupo van a ser nombrados Huéspedes de Honor por la Legislatura porteña, ante una iniciativa del Bloque Peronista. “¿En serio? No sabía. ¡Qué bueno!”, se entusiasma Harris.
Maiden es una leyenda que se reinventa a sí misma siempre que puede. Si no es a través de los dibujos, siempre característicos, o de una imponente puesta en escena, puede ser con la readaptación del imponente robot de Eddie. Tras el suceso de Fear of the Dark, la era pantanosa con el cantante Blaze Bayley, el regreso de Dickinson con el excelente Brave New World y una seguidilla de discos algo más oscuros y con una línea compositiva similar, el grupo dio a conocer Flight 666, un documental que recorrió las intimidades del primer tramo de Somewhere Back in Time a bordo del Ed Force One, un Boeing 757 propiedad de la banda y que en ocasiones pilotea el propio Dickinson. En esta oportunidad llegan con la excusa de presentar The Final Frontier, placa lanzada el año pasado, y con una buena nueva más: la grabación de un DVD que incluirá las próximas presentaciones en Buenos Aires y Santiago de Chile. “Elegimos esos lugares porque después de lanzar el show de Rock in Rio queríamos mostrarle más a la gente. Creo que Flight 666 le muestra al resto del mundo cuán fervorosa es la gente en la Argentina y en Chile, y queríamos dejar sentado que son dos de los países con mejor público. Sentimos que faltaba más de esos países”, adelanta el bajista, que mide sus declaraciones como buen jugador de fútbol que es.
–Durante el recital de 2009, Dickinson adelantó que en pocos días se estrenaría Flight 666, y dijo que los argentinos éramos las “estrellas de la película”. Sin embargo, en el documental, el momento en el que llegan a Buenos Aires es el que los muestra cansados y saturados por tanto afecto por parte de la gente. ¿No es extraño?
–Más o menos. La gente siempre es fantástica por allá. En esa oportunidad veníamos muy cansados de la gira, pero cada vez que vamos nos parece más inverosímil lo que nos da la gente en toda Sudamérica. Por eso queremos hacer otro DVD en la zona.
–En esa oportunidad, la lista de temas estuvo enteramente compuesta por canciones clásicas. En este tour, además de material de The Final Frontier incluyen canciones de Brave New World. ¿Por qué?
–Hay algunos lugares que visitamos en esta gira donde nunca antes habíamos tocado, así que intentamos hacer una combinación equilibrada de lo viejo con lo más nuevo y lo no tan nuevo, y creo que armamos un muy buen balance. Además queremos que algunas de las nuevas canciones queden registradas en vivo en el DVD.
Hasta ahora, esta gira tuvo dos situaciones especiales para el grupo. La primera tuvo que ver con la desgracia que sufre Japón a causa de un tsunami y un terremoto (“No pudimos ir, fue de lo más triste que nos pasó”, suspira Harris), y la otra con la postergación de una fecha en Río de Janeiro por motivos de seguridad. El bajista explica: “Estábamos tocando el primer tema de la noche y una de las vallas de contención colapsó. Tuvimos que abandonar el escenario y anunciar que volveríamos a tocar la noche siguiente, porque el vallado estaba realmente mal. En el momento no teníamos opción, no podían armar otra contención en el momento, y por supuesto que no estábamos en absoluto contentos con la organización, porque a esta altura deberían saber cómo armar la infraestructura para este tipo de eventos. Era una situación peligrosa, estábamos muy preocupados de que alguien pudiera salir lastimado, pero por suerte no pasó nada grave”.
Desde hace unos cuantos años, la banda enfrenta rumores de separación. Más allá de lo que ocurra en el futuro, a confesión de partes, relevo de pruebas: nuevo disco, nueva gira, nuevo DVD, una nueva recopilación de sus mayores éxitos. Pero a los rumores característicos se sumó esta vez el título del último disco (“La frontera final”). En la canción que le da nombre, Dickinson canta: “Llené mi vida hasta el tope / No tengo arrepentimientos / Pero quisiera hablar con mi familia / para dar ese último adiós”.
–¿Ese fragmento tiene alguna connotación especial?
–En realidad esa letra se refiere a un viaje espacial, pero entiendo que sí, que se puede tomar desde un punto de vista más general y pensar que suena a que queremos parar de salir de gira.
–¿Maiden tiene una “frontera final”?
–(Se ríe) Podemos tener fronteras, sí, pero ahora estamos presentando un nuevo disco, el decimoquinto. Se escribieron muchas cosas acerca de que ésta iba a ser la última gira, pero nosotros seguimos tranquilos. Sabemos que el momento de terminar con todo está más cerca, es natural, pero todavía hay tiempo.
–¿Sentís viva su influencia cuando escuchás bandas nuevas?
–Sí, hay muchos grupos que parecen tener influencias de Maiden, más allá de los que lo dicen explícitamente. Ahora no se me ocurren ejemplos, pero hay de todo, incluso bandas tributo, revistas dedicadas exclusivamente a nosotros... nos reconforta saber que pasa eso.
–¿Y cómo explicás que sigan convocando a tanta gente joven?
–Todavía no sé la respuesta. Deberías agarrar a cada uno de los fans y preguntarle, porque realmente la desconozco y me sigue pareciendo increíble.
2 comentarios:
una gran banda...
Que bandon !!!!!!
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