Sueños de príncipe azul
El flamante disco Niños azules es el corolario de una búsqueda que entrelaza a Radiohead con el charango, con el noise y el beatbox con el minimalismo industrial.
Por Luis Paz
”Un niño comienza a conocer, experimentar y enfrentar el mundo. Recorre, aprende, descubre; atravesando lugares fascinantes y encontrando a una compañera ideal: una niña pequeña y frágil. Juntos, ya no estarán solos en un mundo tan grande: ¡la aventura será aún más atrapante!” Esta es parte de la sinopsis de Calidoscopio, la obra de títeres que el Grupo Kukla presenta los sábados y domingos de abril en el Centro Cultural de la Cooperación, a las 16.30. La banda Cldscp no tiene nada que ver con los títeres, pero es curioso que ese párrafo sirva también para una presentación de esta banda de Lomas de Zamora. En el caso de este dúo se trate de dos varones: Leopoldo de Sarro y Andrés Andinach acaban de publicar en casete y en formato digital su obra número once, Niños azules, corolario de una búsqueda que entrelaza a Radiohead con el sonido ambiente de una eventual Area de Pruebas de una fábrica de fichines, al charango con el noise y al beatbox con el minimalismo industrial.
“No podríamos haber hecho un disco de cinco lucas”, admite Andy. “Las opciones eran adaptarnos a nuestro presupuesto o sacar un disco cada diez años.” Eligieron la que está a la vista: hacer canciones desde un charango que había colgado en una pared y vestirlas de programaciones y un aura noise prefabricado con sonidos de juguetes (el Micky Mouse Talking Phone tiene un lugar central en My Last Field) que reutilizaron como instrumentos. “Muchos hicieron la diferencia por el acceso a instrumentos o tecnologías que no tenían todos: Lebon con sus guitarras y amplificadores en Seru Giran o los Victoria Mil, que fueron los primeros en tener lo necesario para hacer remixes en los ‘90. Nosotros hacemos la diferencia por el opuesto, por no contar con equipo”, define y defiende Andrés. Y aunque parezca norma para el under, dice Leopoldo que “si te fijás, ya no hay bandas como Flema en los ‘90, que tocaban con instrumentos falopa. Cualquier banda del indie que más o menos esté tocando seguido está medianamente bien equipada”.
Menso Freak Folk, My Last Field y Niños azules son las puertas más cercanas de acceso a su música, un prisma de once caras que se completa con una buena cantidad de EP y discos grabados en un fin de semana. “Con Internet, la dinámica es otra: grabás cinco temás, los subís, y en la red eso ya es un disco. Sin embargo, Niños azules está pensado como álbum”, explica Andy, la mitad (más) experimental, sentado a la mesa con Leopo, la mitad (más) cancionera del dúo. Leopo: “No hay que caretear nada, porque cuando tu única propuesta artística es tu economía, luego quedás en bolas”.
La utilización de los juguetes, en todo caso, es más un recurso que un paradigma estético. “Nos encanta ese costado bizarro, desde lo berreta, que tienen los juguetes chinos: hay como una industria de lo insignificante que es muy rica”, se copa Leopoldo. Y antes de cerrar, Andy aclara: “Es infantil, pero tiene que ver con nuestra infancia, no con la actual. Mickey o los G.I. Joe fueron grossos para nosotros, pero ahora los pibes están con la XBox. No nos basamos en que todo tiempo pasado haya sido mejor, nos parece bien que cada infancia se adapte a su época. Pero, en un punto, la música de Cldscp es madura: un niño no entiende de qué se trata, pero la música infantil hoy es Green Day, AC/DC, los Jonas Brothers y el reggaetón”. Sin embargo, tienen al menos una gran canción infantil: Dios, una suerte de Oye niño en clave 2011 en la que proponen “usar tu bronca para crecer”.
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