Por Javier Aguirre
No, nada que ver con el Mutante Ortigoza, el fiero mediocampista de Argentinos Juniors y la selección de Paraguay. Os Mutantes fueron la banda de rock psicodélico más importante de Brasil, y nada menos que en el período 1966-1976, cuando la psicodelia desovaba huevas de peces gordos, gordísimos, a ambos lados del Atlántico. Esta banda esencial del rock latinoamericano, liderada por entonces por la cantante Rita Lee (sí, esa mezcla de Marta Minujín y Charly García que supo bardear en el programa de Susana Giménez), curiosamente, nunca alcanzó gran masividad en la Argentina. Pero El Justiciero Cha Cha Cha, un tributo a Os Mutantes, un disco de homenaje, en riguroso portuñol, producido desde el under y que logró reclutar fans de alta gama (Fito Páez, Café Tacvba, Aterciopelados), además de músicos de extensa carrera (Fernando Cabrera, Rosal, Pequeña Orquesta Reincidentes, La Chicana, Liliana Herrero) y de artistas emergentes (Manzana Cromática Protoplasmática, Pablo Dacal), bien podría aportar su granito de arena –arena de praia brasileira, claro– para enmendar esta injusticia. “La convocatoria fue a pulmón, a la distancia y sin otra estructura que nuestras computadoras y nuestras ganas de activar el proyecto”, cuenta Humphrey Inzillo, periodista, DJ y uno de los productores argentinos del álbum; y señala diferencias: “Los discos tributo terminaron siendo una idea bastardeada después de que las grandes compañías los usaran para promocionar a sus artistas. En este caso, al no haber una multinacional atrás, hicimos los contactos directamente con los músicos, y la predisposición de todos fue excelente; se coparon con el proyecto, sin más motivación que la admiración por Os Mutantes”, completa.
La otra “pata argentina” del equipo que produjo el disco –junto a los brasileños Arthur De Faria y Sandro Bello– es el músico Manuel Onis, quien con su (gran) banda El Horreo conmoviera el under porteño a fuerza de fibrosa psicodelia rioplatense. Onis pasó su infancia en Brasil, tiene un notable disco solista con nombre en portugués (Bagunça, 2007), aporta una de las versiones del disco y traza paralelos entre la cultura brasileña y la música de Os Mutantes: “Desde que empecé a escuchar Os Mutantes me volví loco, me sorprendió la originalidad, la calidad de las canciones, la combinación de música clásica, folklore, psicodelia, humor, hippismo, lo tropical, los colores, los olores, el baile, la sexualidad, la negritud, la simpatía, la desdramatización de la vida y de la muerte”, afirma. Mientras los productores buscan que las agendas de tantos músicos coincidan para que, el año que viene, el disco sea presentado en San Pablo, Montevideo y Buenos Aires, el desafío de torcer la historia crece: ¿logrará El Justiciero... que Os Mutantes amplíen su plantel de fans en los países de habla castellana? En cualquier caso, muito obrigado.
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