Los Peyotes son parte de una incipiente movida garagera que apareció con el post-Cromañón. Por entonces, ninguno de ellos se imaginaba que al año siguiente estarían girando por Europa y por México.
Por Julia González
”Cuando llegó el primer mail, pensamos que era alguna banda enemiga nuestra que nos estaba haciendo una joda. Hasta que no tuvimos los pasajes en la mano, no lo pudimos creer”, dice David Líder (guitarra y voz) al evocar aquel momento primigenio de la gira europea de Los Peyotes en 2007. Todo el despliegue que fue aquella visita a la Madre Patria y las tres siguientes no lograron que Los Peyotes ensucien su alma peronista con frivolidades de estrellas. Igual de salvajes, bizarros y genuinos, estos cinco que viven el garage como el género eternamente adolescente que es, grabaron su cuarto disco, Garage o muerte, nada menos que en España.
Y tal vez desde el nombre se escapa la intención de mostrar que realmente en esto se les va la vida. Manifiestan de esta forma que el garage que ellos viven no sólo existe el tiempo que dura su show sino que es así día y noche. Se visten así, caminan así y escuchan música de los ‘60 en vinilos, como también graban simples en vinilos y los llevan a Europa, porque allá se los sacan de las manos. Por eso también organizan sus propias fiestas donde, después de tocar, pinchan discos y se quedan bailando hasta que el sol les da en la cara. Garage o muerte intenta amigarse con el género opuesto, a diferencia de Cavernícola, donde amenazaban con pegarle a una chica, entre otras cosas. “Fue un momento en donde todos estábamos peleados con nuestras novias. Este es un disco muy variado, pero es muy apocalíptico. Garage o muerte nos costó hacerlo, era esto o nos pegábamos un tiro”, confiesa David. A Los Peyotes los entrevistamos por primera vez después del suceso de Cromañón cuando había una incipiente movida garagera y ellos ya se hacían notar. En aquel momento, si bien decían a modo de jugarreta que debían pensar en grande, no se imaginaban que al año siguiente estarían girando por Europa y luego por México. “Seguimos tocando con la misma velocidad y con la misma energía que cuando tocamos en Tabaco, en Niceto o en un festival de Europa: dejamos todo. Porque es el único momento que siento, el de la transformación de la canción, de los dos minutos de soledad que tuve en mi cuarto con una guitarra que le falta una cuerda. Y tocar ahí y después estar tocando en Berlín, es muy flashero, igual que cuando la gente hace propia una canción”, cuenta David y emula al eterno adolescente, al decir que la misma pasión por esta banda de rock los mantiene unidos.
La leyenda de que Los Peyotes son peruano-argentinos fue creciendo con el tiempo. Ayudados por unas caras de rasgos indígenas, guardan este as en la manga a la hora de bajar del avión. Entonces la pinta ayuda y no es lo de menos a la hora de mezclar lo latino con la cumbia, el beatle rioplatense y el inevitable rock nacional, pasando por Sandro y los del Fuego y Los Gatos Salvajes. Cuenta David que la primera vez que bajaron del avión en España había fans esperándolos y él tenía una campera Adidas y una gorra. Se burla de él mismo cuando dice que creyó haber desilusionado a sus seguidores, ya que estarían esperando al cantante y bajó él, con todo lo que eso implica. Es que la estética tiene mucho que ver en los dorados sixties, donde Twiggy estrenó las piernas de todas las chicas, Los Beatles y Los Rolling Stones mostraron peinados cuidadosamente despeinados, y la psicodelia y el flower power fosforecieron los colores.
“Me parece que el encanto de Peyotes, más allá de lo musical, aparte de escuchar y de que el show es salvaje, nos toca a nosotros como si fuésemos indios. Allá hay miles de bandas de garage, levantás una piedra y salen. Son mucho mejores que nosotros, pero creo que si viviéramos allá no seríamos tan interesantes. Está esto del revival peruano ‘60 y nosotros seríamos Los Saicos de ahora, que allá los están recién descubriendo. Igual, a Los Saicos los juntaron para este festival y en octubre tocamos en esta nave espacial e hicieron la fiesta que querían, y tuvieron a los viejos Saicos con los nuevos Saicos, entre comillas. Ojo, es la lectura que hago yo.” Un sueño cumplido para nuestros falsos peruanos, ya que Los Saicos se volvieron a juntar para tocar en el Funtastic Dracula Carnival y Los Peyotes compartieron la fecha con ellos en la última edición del festival, que tiene como figurita especial reunir a bandas sixties. Ya volvieron Los Zombies, Los Sonics y The Trashmen, entre otros.
David dice que está empezando a creerse que tienen algo bueno en la cuestión compositiva, más allá del vivo que supo encender hasta al más dormido. Basta decir que el peyo-hit El humo te hace mal suena en las pistas de la escena europea. “Allá las bandas son como muy frías, y las europeas están muy pendientes del zapatito, del peinadito. Vos los ves y son una estampa de los Stones jovencitos. Y nosotros somos gordos, vamos con nuestros chupines, con nuestra estética ‘60 latina que es verdad, acá los grupos del ‘60 argentinos, rioplatenses, peruanos, colombianos, trataban de imitar a los ingleses y los imitaban como podían”, cuenta y recuerda que, hablando con Los Saicos, les contaban que en sus comienzos, a mediados de los ‘60, como no podían tener la beat boot, usaban las botas de los toreros. Y ahora los chicos anhelan con desesperación tener esas botas, mientras miran las tapas de los discos. “Les faltan canciones, son muy perfectos, tienen equipos, todo al alcance de la mano y nosotros no tenemos nada por estar de este lado, pero creo que lo que tenemos son canciones”, dice convencido.
0 comentarios:
Publicar un comentario