Cosecha sorprende por sus posibilidades de acceso virtual, pero más por su contenido: el hijo de César Isella pasa de un tema de Radiohead a otro de Peteco Carabajal, en versiones deformes y experimentales.
Por Cristian Vitale
Supóngase que se encuentran tres tipos en Corrientes y Esmeralda. Que uno resucitó y había muerto el día que James Rusell inventó el CD. Que otro es un hippie viejo que lo último que escuchó antes de recluirse en la montaña, en 1969, fue “In a Gadda da Vida”, de Iron Butterfly, en vinilo. Y que el tercero se perdió en la selva antes de que Internet comandara el mundo. Supóngase que, después de reconocer la ciudad, los tres quieren escuchar música –argentina, pero universal– y alguien les da Cosecha, el flamante disco de Fer Isella. “Ya sé, la pregunta es cómo se lo explicamos, ¿no?”, se ríe el hijo del César, jugando también al juego de las suposiciones. “Siento el resultado del disco como un puente orgánico fácil entre el mundo virtual y el mundo físico, lo análogo y lo digital. No le di la espalda a nadie”, es su primera impresión. Entre ambas franjas, enfrentadas y complementarias a la vez, transcurre entonces el disco que Isella chico presentará este mediodía en el Espacio Arte de Milo Lockett (Cabrera 5507), en el marco del Bafim. “Sigo creyendo en el formato clásico como una linda carta de presentación física y agarrable. Pero, al ser un nerd, también siento lo virtual como parte necesaria.”
Para ir al nudo, dicen que Cosecha es el primer disco en el mundo pensado para ser escaneado y escuchado como QR. ¿Qué es esto? Un código, como si fuera el de barras, que aparece en la tapa del disco, se reproduce –con su propia especificad– en el booklet que contiene los nueve temas musicales y al que se puede acceder desde cualquier smartphone (o sea, con aplicación lectora de códigos QR) sin necesidad de tener un reproductor a mano. “El QR es algo que impulsó Google hace unos años y se tornó estándar en Estados Unidos y en Europa. Si hoy vas a un festival, lo más probable es que antes de entrar veas esos códigos físicamente impresos por todas partes y que, si tenés un celular inteligente, puedas ver a qué hora toca tal banda, dónde y demás. Lo que yo hice fue tomar el QR, que se puede entender como una especie de realidad aumentada, para que sea más fácil acceder al website del disco y no sólo escucharlo entero sino también ver todas las repercusiones que tiene en otras personas”, desenrolla.
Para complicarles más la vida a los tres personajes que sólo querían escuchar música argentina pero universal, la palabra Cosecha va precedida por el hashtag (etiqueta de Twitter formada por el carácter #), lo que sumerge al disco en un universo virtual sin retorno. El signo, al ser manifestado, permite seguir todo lo que está aconteciendo con el disco: videos inspirados en los temas, fotos, ilustraciones, comentarios, remixes y todo lo que ocurra a los potenciales escuchas con cada uno de los temas. “El website es un blog que está basado en la plataforma Tumbler en donde pasa esto: los mismos fans pueden enviar obras inspiradas en lo que escuchan; ésa es la parte que me gusta, la parte interactiva real con la gente. Te podés meter en el sitio y enviar tus obras inspiradas en equis canción. Por ejemplo, si vas a ‘Go to sleep’, de Radiohead, la gente postea en ese tema algo que le inspiró y entonces, al abrir el librito físico del disco y escanear el código QR de ese tema, se ven las respuestas”, explica el músico, productor, compositor, pianista y gestor cultural.
–¿Y su padre qué dice del disco?
–“¡Qué música rara, chango!” Pero, en la medida en que la escucha, la va asimilando.
La variedad estética de Cosecha (propia del mundo Isella y ya mostrada en Doña furia gaucha, su disco anterior) es muy amplia. Va de “Go to sleep”, de Radiohead, a “Perfume de carnaval”, de Peteco Carabajal, o de “What will Rumi do?”, de Frank Zappa, a “Vidala para mi sombra”, de Julio Santos Espinosa, en versiones deformadas, jugadas y experimentales, pero respetuosas. Grabado en primeras tomas, con el mismo Isella en piano, rhodes, canto y kaoss pad; Lulo Isod en batería; Richard Nant en percusión, bombo y trompeta; Lucio Balduini en guitarra eléctrica; Ramiro Flores en bajo eléctrico; y la invitación especial del Mono Fontana para poner su teclado a disposición de “Vidala para mi sombra”, Cosecha transcurre entre, al menos, cuatro franjas cruzadas. “Es el ‘Tomorrow never knows’ de Los Beatles improbablemente cruzado con el folklore argentino. Mantra de bombo legüero, Radiohead y trompeta. Y de ahí en más todo. Toda recolección de frutos musicales es posible, los más variados climas musicales de un rock-jazz aún por inventar”, define Isella.
–¿El origen es la pasión o la elaboración?
–Lo que hago no parte de un laboratorio frío, de pensar “bueno, ahora voy a ser inteligente y voy a hacer un arreglo de un tema de Zappa”, sino desde la pasión de querer hacer un tema porque me copa. Soy un bicho de metrópoli y hay una confluencia de estilos sincera que me atañe en lo académico y experiencial. Ese soy yo, no soy un tipo como, qué sé yo, Dino Saluzzi, que se comió un estilo por haber nacido en un patio de tierra.
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